MIERCOLES Ť 19 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Los programas de sobrevivencia se agotaron, dice

Quebrado, el modelo de subsistencia de los pueblos indios, dice Gálvez

Ť Las mujeres son objeto de una explotación continua, señala

CAROLINA GOMEZ MENA

Si la incorporación y la permanencia de la mujer mexicana en el mercado laboral es desventajosa, la de la mujer indígena lo es aún más, tanto en el ámbito de trabajo remunerado, en las tareas agrícolas sin paga, como en las del hogar, planteó Xóchitl Gálvez, titular de la Oficina de la Presidencia para el Desarrollo de los Pueblos Indios, quien subrayó que más que la instauración de políticas gubernamentales tendientes a sumar a este sector al espectro de trabajo, ha sido la ''falta de recursos económicos, el agotamiento de los modelos de sobrevivencia tradicionales y la explotación continua y perenne de que son objeto'', lo que las ha obligado a llevar recursos al hogar.

Al participar en el foro internacional Mujer trabajadora siglo XXI, retos y familia, organizado por el IMSS, el DIF e Inmujer, Gálvez comentó que, "como es sabido, a mayores niveles de pobreza menos posibilidades de desarrollar un trabajo valorado, calificado y justamente retribuido.'' Tal es la situación de este grupo de mexicanas, las que ante las carencias económicas que las hacen vivir en la ''infrasubsistencia'' y en condiciones evidentes de iniquidad, sólo puedan optar por ser jornaleras, empleadas domésticas en las ciudades o en el peor de los casos sexoservidoras, al ser enganchadas a su llegada a las grandes urbes.

Los números son el mejor ''espejo de la exclusión'', lamentó la funcionaria, quien agregó que ''de la población indígena trabajadora (hombres y mujeres) que alcanza a incorporarse en actividades que podrían generar ingresos, 36.9 por ciento de la población económicamente activa de este sector no los percibe, mientras que otro 14.02 por ciento recibe salarios no monetarios.''desplazados 29

Asimismo, otra tercera parte de esta población trabajadora, 32.46 por ciento, percibe hoy menos de un salario mínimo, en tanto 11.2 alcanza a recibir de uno a dos minisalarios. Si se suman estas cifras, 91.34 por ciento de la PEA indígena se encuentra por debajo de la línea de pobreza, refirió.

Si en conjunto esta población está discriminada, son las indígenas, incluidas las migrantes, ''las más relegadas'', pues mientras durante la década pasada a nivel nacional 22.40 por ciento de las mujeres recibían hasta un salario mínimo, en el caso de las indígenas 41.30 por ciento estaba en esa situación, y en lo que se refiere a la población nacional femenina que no percibe ingresos, el porcentaje era de 2.8 contra 11.7 entre las indígenas.

En opinión de Gálvez, la situación ''generalizada de pobreza y marginación'' que se vive en ese ámbito ''ha quebrado el modelo de subsistencia de los pueblos indios, lo que ha derivado en que ''las cargas de trabajo y las desventajas se acumulen para las mujeres indígenas'', así como su trabajo dentro del hogar sufra una constante ''invisibilización.''

En los esquemas tradicionales de reproducción de las etnias, el ideal tiende a la autosuficiencia, a partir de una organización familiar del trabajo que estipula de manera clara las tareas de cada quien, ello en función de su sexo y edad, siendo la agricultura, la ganadería, la producción de traspatio, el comercio en pequeña escala, la migración, el empleo temporal, la oferta de servicios o la incorporación a actividades remuneradas de manera temporal o permanente las principales opciones para la manutención de los hogares.

En esta organización el trabajo que realizan varones y mujeres es distinto, pero esta división hoy ''es más fuerte en el sentido ideológico que en los hechos'', indicó Gálvez, al poner de manifiesto que la permanente urgencia financiera en que viven estas familias ha orillado a las mujeres, al emigrar sus hombres, a realizar además de las actividades domésticas, labores que bajo el criterio de algunas comunidades serían masculinas, tales como la ganadería o la agricultura.

En conclusión, ''el modelo de subsistencia de los pueblos indígenas ha sido quebrado por la pobreza''.