MARTES Ť 18 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Fue escrito por el crítico Edward M. Gomez

Cuerpo humano y poder, tema del pintor Cortázar en formato de libro

MERRY MAC MASTERS

Después de dos décadas dedicadas a la apropiación del ''lenguaje gramatical pictórico'', esto es, aprender a pintar, Roberto Cortázar (DF, 1962) se sintió listo para ''empezar a pensar''. Hace un lustro, entonces, el pintor decidió profundizarse en ''una o dos grandes preguntas específicas'' concernientes al ser humano. Es decir, ''los sistemas del poder en la historia como una parte del ser humano y el cómo del humano dentro de sus sistemas''.

Así es como el cuadro, por sus lados, se volvió una ''habitación'', a su vez resultado de la ciudad-Estado y del sistema de poder en la historia. Cortázar, ahora, tiene interés en saber qué había pasado con el ser humano allá adentro. La escena se repetía una y otra vez para conocer más a fondo lo que pasaba con ese cuerpo físico, simbólico de lo humano, que vive dentro de la habitación, que simboliza el sistema de poder.

Esta investigación que sigue, porque ''profundizar te lleva a otras preguntas'', ahora se llevó al formato de un libro. El volumen 344 figuras y una en un espacio, con un texto del periodista y crítico de arte neoyorquino Edward M. Gomez, será presentado hoy a las 20 horas en el Museo de Arte Moderno, pero aún no se sabe si el autor podrá viajar vía aérea desde la gran manzana.

Muchas telas para un ''cuadro relativo''

De Cortázar también es la exposición Una figura en una habitación, que el próximo jueves 20, a las 19:30 horas, será inaugurada en la Galería Praxis, de Arquímedes 175, colonia Polanco.

Al comenzar esta nueva etapa en su producción, el pintor tenía especial interés en que su obra se expusiera fuera de México, que no tuviera un contexto ''protegido o familiar''. Y como Alfredo Ginocchio, director de Praxis México, asiste a muchas ferias de arte la obra se vio en Argentina, Venezuela, Miami y Nueva York.

Cortázar había concebido dicha colección de telas como un ''cuadro relativo''. Es decir, ''el conjunto de cuadros hace uno solo y al mismo tiempo cualquier pedazo es el cuadro. Están íntimamente relacionados entre sí''. Como el título del libro lo indica, era determinado número de figuras en una habitación, la última siendo la sala de galería o el museo. La última figura es el espectador. Además, casi todos los cuadros están a escala real para subrayar esa relación. En la medida que las obras se fueron quedando ''aquí y allá'' surgió la idea de hacer la presente edición como el único sitio de exposición del conjunto.

Respecto del interés de Gomez por su trabajo, Cortázar apunta que el crítico escribió un artículo para el periódico The New York Times, en 1999, con motivo de una muestra suya en la Galería Praxis de esa ciudad. Pintor figurativo por excelencia, el entrevistado considera al espectador de arte estadunidense ''muy cosmopolita y muy abierto''. Apunta que allá existen ''muy distintos públicos desde aquellos abocados a la vanguardia, pero que tienen un cuadro de Lucien Freud'', por ejemplo.

En cuanto a México, dice que toda una fracción de los jóvenes artistas tiene una fe absoluta en la vanguardia, un poco dogmática, como en cualquier lado en el mundo, mientras que otra la tiene en la pintura. Cree, no obstante, que ambas formas pueden vivir sin ningún conflicto. Pero, ''efectivamente una fracción es muy radical y tiene, insisto, intereses más dogmáticos que siempre son sospechosos y peligrosos. Vaya si lo sabemos ahora''.