Ť También conmemoraron los 17 años de la fundación de La Jornada
Celebran jornaleros el 16 aniversario del Sitrajor y las fiestas patrias
ARTURO CRUZ BARCENAS
El gremio del Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada festejó el pasado 15 de septiembre el 16 aniversario de su fundación, el 17 del diario al que está ligada su historia y el 191 del inicio de la guerra de Independencia de México.
La fiesta comenzó como todas: tímida, pero alentada por el maestro de ceremonias, el actor Carlos Bracho, con unas palabras que poco a poco fueron haciendo mella: "¡A bailar, antes de que Bush lance las bombas!"
Algunas jornaleras no perdieron la oportunidad y pidieron autógrafos a Bracho, galán sobre todo telenovelero, quien lucía un traje para la ocasión, orgullosamente mexicano. A las nueve de la noche los meseros ya se daban a la noble tarea de saciar la sed acumulada por el ánimo que cunde por estas fechas. "Y ahora con ustedes uno de los mejores grupos de cumbia sonidera del mundo, directamente de Iztapalapa: Super Potro, que nos tocará lo mejor de su repertorio".
Y el grupo de los hermanos García comenzó las hostilidades con Mujer, que ya tiene rato sonando en las estaciones que transmiten música popular. La actriz Ana Colchero, bella como desde el primer día que vio al mundo, escuchó y marcó el paso con su pie derecho. El compañero Federico iba a lo que iba y rompió el hielo.
Vino Tinto
La noche comenzaba a ponerse buena, pero Super Potro ya se despedía. Siempre es difícil ser el grupo abridor, pero los García ya tienen tablas. Bracho subió al escenario y anunció al siguiente conjunto: Vino Tinto, del Sindicato Unico de Trabajadores de la Música del Distrito Federal, cuyo líder percusionista, Mario Palomino, momentos antes de su actuación aseguraba que él prendería al respetable. Orgullo de músicos.
Y los vinos tintos se arrancaron con un popurrí rocanrolero de los sesenta y, ahora sí, varias parejas a lustrar el piso del Salón México. Las mesas ya lucían repletas de vasos. La noche y la barra eran libres.
Súbitamente, se escucharon las notas de El son de la negra. Hacía su aparición el mariachi, infaltable en estas celebraciones. Cada quien alzó su banderita tricolor y dio rienda suelta a su patriotismo, al orgullo de ser muy mexicano.
El secretario general del Sitrajor, Ricardo Olayo, instó a sus huestes, familiares e invitados a dar el Grito: "¡Viva México! ¡Viva La Jornada! ¡Viva el Sitrajor! ¡Viva Hidalgo!". Esto se repitió varias veces. Cumplida la obligación, el mariachi se soltó con una serie de alegres canciones, entre ellas, por supuesto, El marichi loco. El show siguió con el palomazo de Manuel Munguía, ex editor de La Jornada, quien mostró sus cualidades interpretativas. De su ronco pecho salió "el tema que gusta al sup Marcos: Cartas marcadas", que lanzó a los cuatro vientos en Re. Leyó unas décimas ad-hoc y se ganó aplausos. Como dijo algunas groserías, aquí lo censuramos, a petición de él mismo.
Le sucedió Raúl Martell, joven con experiencia, quien cantó Mujer, Gordita y su composición que suena en algunas estaciones de radio: La ciudad de la esperanza. Le echó tantas ganas que se ganó el aplauso. Raúl es garantía de entrega; le viene de familia, de su padre Héctor, autor de la inmortal Amor añejo, perla en y collar romántico de Oaxaca y México entero.
Pero los ánimos eran bailadores. A escena el grupo Agua Limpia, que quiso llevarse la noche. Se soltó con unas cumbias de rompe y rasga. Ya la pista estaba llena. La fiesta, en el cenit. El perredista Quintero se reventaba sus mejores pasos. Un danzón, un son, Martí Batres hacía lo propio. La verdad, baila chistoso, pero con sabor.
Ya eran como las dos y eso no se podía quedar así. Vino Tinto regresó para cerrar el fiestón. Los platones donde se sirvieron sopecitos y dobladitas varias estaban vacíos. La salsa, regada en el mantel. Pecata minuta.
A eso de las tres, la reunión feneció. Fue una noche de variedades. Algunos se fueron a sus casas, otros a seguirla quién sabe dónde. La noche fue tan libre como cada quien quiso. Hubo de todo, como en botica.