LUNES Ť 17 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Los dos cantantes y el compositor yucateco llenaron prácticamente el Auditorio Nacional

Tania, Armando y Marco cautivan a sus fans en una noche muy mexicana

Ť Libertad entonó La Llorona; Manzanero recordó sus inolvidables temas, y Muñiz cantó su ya tradicional Quiero abrazarte tanto Ť Los tres se despidieron con México lindo y querido

FABRIZIO LEON DIEZ

Dos de los mejores cantantes mexicanos y un compositor extraordinario celebraron en concierto la fiesta patria del 15 de septiembre en el Auditorio Nacional, la noche del sábado. Tania Libertad, Marco Antonio Muñiz y Armando Manzanero junto con más de 20 músicos despertaron la suficiente expectación en días previos para llenar prácticamente la totalidad de las butacas, recibir la ovación del público, y lograr que éste entonara las canciones de su preferencia y aplaudiera de pie al final, cuando los cantantes se despidieron, para dar paso a la transmisión televisada de la ceremonia del Grito, en Palacio Nacional.

Al ritmo de El son de la Negra comenzó el concierto y cantando con mariachi, un poco desentonados, entraron los tres artistas. Manzanero y Muñiz dieron paso a Tania Libertad quien al quedar a la mitad del escenario interpretó Estoy en el rincón de una cantina, frase que, a la par de las notas que el guitarrista imprimió magistralmente, hizo vibrar a los asistentes.

La cantante hizo alarde de su ganado prestigio y con un repertorio clásico captó la tención de sus sus oyentes y los llevó por donde ella quiso. "Quiéreme hasta la locura y así saber de la amargura que estoy sufriendo por ti", cantaba Tania mientras se enfrascaba en una borrachera sin alcohol frente a un público que la festejaba; ella se crecía, porque sabe que su voz es cada vez mejor. Pero hay que destacar su interpretación de La Llorona, (Llorona de azul celeste), que en voz de las cantantes mexicanas de otro país, como ella y Chavela Vargas, se escucha diferente.

Al final de su actuación, Tania volvió a José Alfredo Jiménez y lanzó su voz como un rayo al espinazo de nuestro nacionalismo, al sostener las notas de la rola mayor Cuando sale la Luna: Y sé que noche tras noche iii....... va creciendo uuu, más y mááás.

El señor Armando Manzanero

Tania Libertad le dio paso a Armando Manzanero. Primero interpretaron juntos dos canciones. Después, el oriundo de Yucatán, el compositor más cotizado de México que ha llevado de la mano a las melodías de amor durante tres o cuatro generaciones, se adueñó del escenario y divertido creció, bailó y por supuesto cantó sus éxitos: ComoŤlibertad-tania1 todos/ procuramos el momento más obscuro/para hablarnos, para darnos el más dulce de los besos.../ Somos novios.

El jefe Manzanero al piano, con trío y profundo sentimiento, mantenía en vilo a la concurrencia.

El público lo aplaudió y deja que cante, pues se las sabe todas. Yo no sé cuanto me quieres/si me extrañas o me engañas/ sólo sé que vi gente correr y no estabas tú. Hizo homenaje a la interpretación de Carlos Lico con No (porque no extraño tu ausencia y disfruto sin tu presencia) y con notable acompañamiento del trío yucateco Los Primos paseo por los boleros de América Latina. El músico más completo en muchos sentidos, volvió a enamorar.

El lujo de México

Armando Manzanero dio paso a Marco Antonio Muñiz. Celebraron su amistad cantando a dúo y el yucateco abandonó el foro acompañado de miles de palmas.

Tuvieron que pasar tres o cuatro canciones para que Muñiz entonara y se sintiera a gusto. Elegante y sobrio, el interprete de todos los lugares en común de la canción melódica mexicana pasó por los temas de Alvaro Carrillo, Rubén Fuentes y José Alfredo Jiménez (Ƒqué harían los cantantes sin este compositor?).

El momento culminante fue cuando interpretó Quiero abrazarte tanto. El público sucumbió y abrazó de pie a Muñiz, quien sin más, ya a gusto con su voz ronca que cala, se entregó a sus fans, radioescuchas de la estación El fonógrafo, y no dejó que se fueran sin confirmar por qué ha grabado más de 60 discos y ha pisado los escenarios más prestigiosos del mundo.

Cantor de bares en sus años mozos y fundador de tríos en los cincuenta, Marco Antonio Muñiz volvió a impactar a sus seguidores. Unos recordaban su privilegiada voz, cuando el cantante los acompañaba en aquellas noches sin tiempo en el famoso burdel de La Bandida; otros nos lamentábamos de no saber, si quiera, lo que fueron aquellos años en que el señor Muñiz dejaba recorrer como agua su voz, mientras el amor y sexo inundaban aquellos años... parece que fue ayer, decía Marco Antonio y el público lo despidió de pie, mientras él sonreía.

No sé tú...

El concierto acabó cuando los tres artistas subieron al escenario -ahora sí muy entonados- para interpretar México, lindo y querido y dar paso a la transmisión televisada de la ceremonia el Grito en el Zócalo, lo cual estaba en el programa y el público esperaba con el antojo de un tequila, pero para su desgracia en las enormes pantallas apareció la ñoña imagen de un Chabelo de voz cascada, que conducía la transmisión de Televisa, lo cual amargó el delicioso sabor de boca, que con tanto esfuerzo Tania Libertad, Armando Manzanero y Marco Antonio Muñiz habían dejado en los asistentes al concierto.

Imagen de palabras

La imagen de un Auditorio Nacional repleto y los tres artistas unidos por sus manos era el icono que sintetizaba el fin del festejo y que debía ilustrar en esta página la información, pero como la empresa organizadora (Rac y Ocesa) no permiten a los medios fotografiar sus conciertos y el servicio gráfico que ellos ofrecen no llega a tiempo (por lo menos a este periódico) sólo la tendremos que describir, hasta que esa empresa cambie su política de imagen que, por cierto, es de lo que vive.