LUNES Ť 17 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť "Neocruzada", la intención de Bush de formar una alianza mundial antiterrorista

Pide Saddam Hussein a Washington y aliados occidentales usar la razón y no la fuerza

Ť Una acción "equivocada", cualquier ataque de represalia contra un país islámico, afirma

REUTERS Y DPA

Bagdad, 16 de septiembre. El presidente iraquí, Saddam Hussein, pidió a Estados Unidos y a los países occidentales utilizar la razón y no la fuerza en su respuesta a los atentados del martes pasado, y advirtió que cualquier ataque de represalia contra un país de población islámica será una acción "equivocada".

El mandatario señaló en una carta abierta a Washington y Occidente difundida el sá-bado por la agencia oficial Ina, la televisión y la radio que "lo que Estados Unidos necesita es buen juicio y no la fuerza. Ha recurrido ya a la fuerza junto con Occidente en forma extrema, sólo para descubrir más tarde que no logró lo que quería".

Saddam Hussein manifestó sus dudas de que el gobierno de George W. Bush respondería en forma violenta si los responsables de los atentados procedieran de países occidentales, y calificó la iniciativa estadunidense para formar una alianza mundial antiterrorista como una "neocruzada" contra los países con población islámica.

Hussein responsabilizó a Estados Unidos y "algunos otros países de Occidente" por la inestabilidad del planeta, y afirmó que el fin del terrorismo no radica en lanzar operaciones armadas contra otras naciones, si-no en remover sus causas, como el favoritismo estadunidense con Israel.

Sin manifestar satisfacción por los atentados, como hizo en un principio, el dirigente iraquí comparó la destrucción de las Torres Gemelas con los daños provocados en edificios y casas iraquíes, libanesas y palestinas "por armas estadunidenses, algunas utilizadas por los sionistas (Israel)".

Hussein reconoció que la muerte de miles de personas en los atentados del martes "no es una cuestión normal o menor", pero re-cordó que en su país han muerto más de un millón y medio de personas a consecuencia del embargo impuesto por Naciones Unidas tras la invasión iraquí a Kuwait, en agosto de 1990, y los bombardeos británico-estadunidenses en las "zonas de exclusión" en el norte y el sur de Irak, impuestas unilateralmente por Washington al fin de la Guerra del Golfo, a principios de 1991.

El presidente iraquí reconoció que Washington y sus aliados tienen la capacidad de "movilizar fuerzas y utilizarlas para destruir a otros en base de simples dudas... ¿(pero) traería esto seguridad a Estados Unidos y al mundo?"

Tras la invasión a Kuwait, Irak se enfrentó en la Guerra del Golfo a una alianza de 18 países, encabezada por Estados Unidos. Desde entonces el país árabe se encuentra bajo un embargo económico, petrolero y aéreo por parte de Naciones Unidas

¿Venganza iraquí?

James Woolsey, ex jefe de la CIA, recomienda no convencerse "demasiado pronto" de la culpabilidad de Osama Bin Laden, en los atentados contra el World Trade Center (WTC) y el Pentágono. Afirma que el presidente iraquí, Saddam Hussein, pudo planear y ordenar los ataques, mientras su país ha vivido bajo el asedio de sanciones y bombardeos.

En el artículo "La conexión iraquí", publicado en el semanario The New Republic, el jefe de la inteligencia estadunidense de 1993 a 1995 recuerda que Bin Laden fue en su momento el principal sospechoso de haber perpetrado el primer ataque contra el WTC, debido a que uno de los supuestos cerebros de la operación era un paquistaní de 27 años llamado Abdul Basit, presunto seguidor del millonario, quien habría adoptado el alias de Ramzi Youssef.

Pero Woolsey asegura que no era un alias y en realidad eran dos hombres. Basit sería un agente iraquí que adoptó el nombre falso cuando los archivos de la policía de Kuwait fueron confiscados por las fuerzas de ocupación iraquí. Así, Youssef se convirtió en un estudiante pa-quistaní que decidió seguir a Bin Laden, cuando en realidad era leal a Bagdad.

Woolsey apuntala esta sospecha en su propia experiencia y en el libro Un estudio de la venganza: la guerra inacabada de Saddam Hussein, de Laurie Mylroie. En él se sostiene que las únicas dos pruebas de que Youssef y Basit eran la misma persona -un juego de huellas y un pasaporte falso- eran fácilmente falsificables, y eso explicaría sustanciales diferencias entre la descripción de él que tenía Gran Bretaña en 1989 y la que se obtuvo en Nueva York en 1992. En tres años, el personaje habría crecido 12 centímetros, engordado unos 20 kilos, se le deformó un ojo y su boca y orejas se redujeron de tamaño.

Woolsey dice que muy al principio la FBI sospechó de que Irak estaba detrás del primer atentado contra el WTC, pero que fueron presionados por los fiscales y el gobierno del presidente Bill Clinton para centrar las sospechas en Bin Laden. Así, Clinton no estaba obligado a tomar decisiones difíciles sobre Irak y limitarse a "contener" a Saddam Hussein.

Agrega que si bien es probable que Bin Laden haya cometido los atentados del martes, el líder islámico, desde su escondite, emite fatwas y se vanagloria públicamente de los atentados de sus se-guidores, y los últimos no tendrían por qué ser diferentes. También es cierto, dice, que la inteligencia iraquí ha podido fraguar, durante los últimos años, su venganza contra Estados Unidos. (DPA)