sabado Ť 15 Ť septiembre Ť 2001

 Luis González Souza

Terrorismo USA en cinco actos

Primer acto (terrorismo verbal): al finalizar el arbitrario bombardeo de Irak, a principios de los noventa, el entonces presidente de Estados Unidos, George Bush padre, prometió la edificación de un "nuevo orden mundial" cuyo ingeniero en jefe habría de ser el propio Estados Unidos en tanto "única potencia" sobreviviente del viejo orden, y único país con la fuerza militar y ¡la autoridad moral! para edificarlo.

Segundo acto (terrorismo antihistórico, contra la historia misma): Bill Clinton llega a la Casa Blanca cuando reputados historiadores como Schlesinger Jr. aseguran que es la hora de iniciar otro ciclo de renovación histórica, como los inaugurados por el primer Roosevelt (Teddy) a principios del siglo XX y por John F. Kennedy a principios de los sesenta. Acaso dominado por esa misión histórica, Clinton, tal vez sin saberlo ni entenderlo, aparece en el escenario mundial como el primer impulsor (antes que Blair en Gran Bretaña, Jospin en Francia y Schroeder en Alemania) de la "tercera vía". Desde su librito de primera campaña, escrito con Al Gore (Putting People First, o sea "¡Colocando primero a la gente, al pueblo!"), Clinton promete una nueva vía para el desarrollo de Estados Unidos, una vía ni estatista (como la del segundo y gran Roosevelt, Franklin Delano) ni reaganauta (la "trickle-down economics" del inefable ex actor Ronald Reagan). O sea, una tercera vía frente al "welfare state", lo mismo que frente al neoliberalismo.

Tercer acto (terrorismo teatral, o "pánico escénico"): a contracorriente de sus promesas electorales, "misiones históricas" incluidas, Clinton lo piensa dos veces, y mejor se desentiende de su proyecto "reconvertidor" de la "economía de guerra" en "economía civil". La guerra fría ya estaba ¿ganada?, pero el monstruo del complejo militar-industrial seguía, sigue y seguirá allí, con demócratas o republicanos en la Casa Blanca, a menos que se quiera reactivar el síndrome Kennedy.

Cuarto acto (terrorismo bipartidista): desintegrada la Unión Soviética, el odiado y peligroso "imperio del mal", tanto demócratas (Clinton, Gore) como republicanos (Bush padre e hijo) se vuelcan a la tarea de inventar al nuevo Gran Enemigo de Estados Unidos y, por extensión mesiánica, enemigo de la humanidad toda. Ante lo disputado de la contienda "Nuevo Gran Enemigo", un triple empate es el resultado: el narcotráfico, la migración y ¡en efecto, también el terrorismo!

Quinto acto (terrorismo-bumerang): en lugar del "nuevo orden mundial" prometido por el primer Bush, y en lugar del "nuevo orden nacional" insinuado por Clinton, lo que hoy tenemos es un creciente desorden en ambos planos (mundial y estadunidense), entre otras cosas infestado y engranado por todas las modalidades imaginables de terrorismo. Prueba concluyente y caso límite: el día en que el "american dream" se convirtió en una "amarga pesadilla", el día (11 de septiembre, mismo día en que el terror se apoderó de Chile con el asesinato de Salvador Allende, 28 años atrás) en que el terror mayúsculo -el de la muerte de muchos, sin deberla ni saberla- se apoderó de las principales ciudades de Estados Unidos (Washington y Nueva York).

¿Cómo se llamó (llamaron) la(s) obra(s)? Todavía no lo sabemos a ciencia cierta, pero ya hay un buen de títulos sugerentes: El que a hierro mata, a hierro muere. El que con terror juega, agujereado amanece. Ultima llamada para una globalización animaloide. Ultimo cartucho de una potencia excedida en el uso del terror para reciclar armas, guerras y similares. Cuando lo nuevo (sea orden mundial o nacional) se pospone más de la cuenta, lo viejo se amachina. En fin, El triste y terrible final de una potencia que no supo o no quiso reemplazar a tiempo la fuerza bruta-militar por la fuerza ético-moral.

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