VIERNES Ť 14 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Es una obra que busca la reconciliación, dice el autor

Presentan hoy Un mural de Chiapas en el Palacio de Bellas Artes

JAVIER MOLINA CORRESPONSAL

Tuxtla Gutierrez, Chis., 13 de septiembre. Un mural de Chiapas es un espectáculo coreográfico, musical y popular que se presenta hoy en la Sala del Palacio de Bellas Artes con motivo de la federación de Chiapas a México. "Todo el mural de Chiapas quiere presentar a los grupos humanos diversos que viven en el estado: hombres y mujeres, niños y niñas, indios y mestizos, todas sus herencias, todas sus voces en búsqueda de la diversidad que nos permita la reconciliación", explica Rodolfo Reyes Cortés, secretario técnico del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas, quien además es el director de la puesta en escena.

'CHIAPAS'El guión de la obra nos muestra que al principio, en silueta, va apareciendo el disco del jugador de pelota, entre música de tambor y pito en off. Al final toda la escena se congela en el foro, grupos de mujeres embozadas empujan al enemigo imaginario... todos los personajes suben a la escena, todos los ritmos y melodías se mezclan, el coro canta, todos los participantes se callan cuando el coro dice paz.

"En el fondo se ve la impronta de las mujeres que expulsan simbólicamente a los hombres que un día llevaron la violencia a sus tierras -explica Reyes Cortés-. Como el No pasarán, estas mujeres expulsan al ejército de sus tierras".

Asistimos al ensayo general del espectáculo que describe así su director: "Nosotros empezamos con el círculo de Chincultic (una zona arqueológica maya) y algunos personajes del mural de Bonampak, representados por lacandones que escenifican un juego de pelota. Luego entran los conquistadores españoles, que nos muestran a un grupo de coletos vestidos a la usanza de la época bailando pavanas, gallardas y alemandas (danzas preclásicas que se bailaban en Europa en ese momento y que, según los estudiosos, se bailaron en ese momento en México y, por lo tanto, en San Cristóbal, que entonces se llamaba Ciudad Real o Chiapa de los españoles). Después de esto aparecen los rezadores de los cerros de San Pedro Chenalhó, la Danza de los Toros de Ziacantán y el grupo de mujeres indígenas de Fortaleza de la Mujer Maya, que dirige la poeta Petrona de la Cruz (son las rezadoras y curanderas de San Juan Chamula)".

En el ensayo presenciamos que después de la curación hay un silencio, un momento de meditación. "Ya en nuestra época -continúa Reyes Cortés- aparecen la Danza de Calalá, de Suchiapa, en la que se ve al venado solar y al gigante, un personaje que tiene un enorme abanico con la serpiente emplumada y cuatro tigres que combaten contra el venado. Luego entran los parachicos en el apogeo de la fiesta, gente del pueblo de Chiapa de Corzo que lleva en andas a San Sebastían, y los niños del Conjunto Candox (una flor de Tuxtla Gutiérrez), un niño y una niña que bailan una danza que se llama El Alcarabán (un pajarito), una co-reografía de la maestra Martha Alaminos". En realidad, el baile de la niña y del niño, ambos de cinco años de edad, es bastante notable, por la maestría que demuestran los pequeños.

"Entra aquí una cuerda de esclavos negros, traída por los dominicos, que vivieron durante siglos en San Cristóbal de las Casas y que nos donaron la marimba, instrumento de uso en todas las comunidades, que nos identifica y que está representado en el baile de los niños."

Al final de la obra se presenta el Conjunto Sincretismo, que ha estado acompañando musicalmente toda la puesta en escena. "En un momento específico ?precisa Reyes Cortés? Claudia Martínez canta algunas canciones en lengua tzeltal y Betsy Pecanins canta, teniendo como fondo las viejas haciendas comitecas, Comitán, de Federico Alvarez del Toro, y Tejedoras de Zinacantán, el poema de Rosario Castellanos con música de la misma Pecanins."