MEXICO ANTE EL TERRORISMO EN EU
Los
trágicos y repudiables sucesos del martes en la costa este de Estados
Unidos han generado desde el primer momento consecuencias negativas para
la economía mexicana y, de acuerdo con los datos disponibles, las
seguirán generando.
La intensificación de las medidas de seguridad
en la frontera común entorpece las exportaciones nacionales hacia
el país vecino y la transportación aérea y las operaciones
aeroportuarias en territorio mexicano se encuentran severamente alteradas.
Y es previsible que los fenómenos equivalentes en Estados Unidos
impactarán negativamente el mercado turístico nacional.
En términos generales, el cierre indefinido de
los mercados bursátiles neoyorquinos introduce elementos adicionales
de desactivación y empantanamiento en la de por sí alicaída
economía mundial y, por consiguiente, en la de nuestro país.
Se ha hecho evidente que las intenciones de propiciar
el libre comercio contenidas en el discurso hegemónico y casi obsesivo
de la hora actual ocupan un lugar secundario en la escala de prioridades
y que por encima de ellas estarán siempre las consideraciones estadunidneses
en materia de seguridad nacional. Eso vale para México, Canadá,
el resto del continente y para las otras regiones del mundo.
Por otra parte, resulta obligado constatar el impacto
de situaciones como la que vive desde anteayer Estados Unidos en el escenario
de una economía crecientemente globalizada. El gobierno de Washington
tiene todas las razones y justificaciones para concentrarse en la reparación
de los daños, el auxilio a víctimas y el refuerzo de sus
defensas, pero ello no debería colocar a sus socios comerciales
en circunstancias críticas, como ha ocurrido con nuestro país,
con el resto de Latinoamérica, con la Unión Europea --cuyo
Banco Central hubo de inyectar fondos adicionales para mantener en funcionamiento
a los mercados financieros--, así como Australia, Corea del Sur,
Singapur y Tailandia, entre muchos otros.
En otro sentido, es previsible que los atentados terroristas
que sacudieron al país vecino y al mundo refuercen y potencien las
presiones estadunidenses orientadas a convertir a sus vecinos geográficos
--Canadá y México-- en valladares estratégicos, de
manera similar en la que Washington ha buscado que nuestro país
funcione como barrera migratoria ante los flujos de centro y sudamericanos
hacia territorio de Estados Unidos.
No es descabellado en esta perspectiva que, con el pretexto
de la lucha antiterrorista, en breve el gobierno mexicano deba hacer frente
a iniciativas para conformar un triángulo militar en América
del Norte o que reciba invitaciones para integrarse a mecanismos transnacionales
de seguridad.
Ante esta posibilidad es pertinente recordar que, sean
cuales fueren las razones profundas de los ataques criminales ocurridos
en Nueva York y Washington --hasta el momento desconocidas-- se trata,
en todo caso, de problemáticas que corresponden a los ámbitos
de las políticas internas o externas de EU, en las cuales los mexicanos
nada tenemos que ver.
|