JUEVES Ť 13 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť La oferta fue ratificada a la Organización de la Aviación Civil Internacional

Reitera Cuba su ofrecimiento para que aviones de Estados Unidos utilicen las pistas de la isla

Ť Tras los atentados, analistas locales prevén un horizonte sombrío y un endurecimiento de la tensión

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 12 de septiembre. Cuba puso a disposición de Estados Unidos su capacidad aeroportuaria para recibir cualquier tipo de avión tras la ola de ataques del martes, informó hoy la televisión estatal, que destacó ese gesto como una reacción inmediata del gobierno de La Habana a la crisis.

Al mediodía del martes, el general Rogelio Acevedo, presidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, se comunicó con autoridades del ramo en Estados Unidos, para ofrecer las pistas aéreas cubanas a cualquier nave de ese país, señaló la televisión, que sin embargo se abstuvo de precisar si hasta el momento se había producido algún aterrizaje de aviones estadunidenses en la isla.

La oferta cubana de albergar hasta 60 aeronaves fue ratificada más tarde por Acevedo a la delegación de Washington en la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI), con sede en Montreal, agregó la emisora.

El gesto del gobierno del presidente Fidel Castro se une a la oferta -formulada en público en la víspera por el propio mandatario- de brindar recursos sanitarios y ayuda médica en general a las víctimas de los ataques en Estados Unidos.

El primer saldo para Cuba, tras la crisis que estremece a Estados Unidos y que ha dado un vuelco a la situación mundial, es el de un horizonte sombrío y un endurecimiento de la tensión, que puede hacer retroceder el clima hasta los peores momentos de la guerra fría, pero sin que se puedan esperar cambios de fondo en el conflicto entre los dos países, estimaban aquí hoy analistas.

Cuba carece de relaciones diplomáticas desde hace cuatro décadas con Estados Unidos y en cambio mantiene un estado de enfrentamiento con ese país, que ha variado desde momentos de relativo deshielo hasta una invasión a la isla, auspiciada por Washington en 1961, y una crisis un año más tarde, que llegó al borde de la guerra nuclear. Especialistas locales que prefieren el anonimato hicieron una revisión inicial del panorama surgido el martes, en la que incluyeron las siguientes posibles secuelas:

1) América Latina, y con ella Cuba, cae más aún en la escala de intereses de Estados Unidos. Se abre un gran paréntesis en el que la escasa atención de Washington a los asuntos del hemisferio se reduce al mínimo o incluso desaparece. La inercia estadunidense hacia Cuba, dominada porchile_us_attacks_reax_2o6 prejuicios anticomunistas y la influencia del exilio cubano en Miami, sigue decidiendo la política hacia la isla, sin cambios de fondo. Bajo el primer mandato del presidente George W. Bush no se esperaba ninguna rectificación del bloqueo económico contra la isla. El nuevo clima confirma, si hacía falta, esa expectativa.

2) Las erosiones marginales al cerco económico, como la discusión en el Congreso para facilitar los viajes de estadunidenses a Cuba, o las iniciativas empresariales para revisar esa política, se pierden en el marasmo de la retórica derechista.

3) El discurso antiterrorista en Estados Unidos se fusiona y se confunde con la agresión verbal a las bestias negras del pensamiento más conservador: en pie de igualdad quedan terroristas, narcos, guerrilleros, movimientos de liberación, movimientos sociales como la resistencia contra la globalización neoliberal y gobiernos adversos. En la región, Cuba y Venezuela quedan bajo la más rigurosa lupa.

4) En la óptica estadunidense, Cuba vuelve a ser calificada como terrorista. (Aún está en la lista negra de Estados Unidos en la materia, junto con Corea del Norte, Irán, Irak, Libia, Siria y Sudán). En esa retórica salen a relucir los vínculos cubanos con el mundo árabe y movimientos de izquierda en todo el mundo.

5) En la economía cubana, cuyo sector externo es de alta sensibilidad a los ventarrones, los reflectores se dirigen hacia la evolución de los precios del petróleo y la volatilidad del dólar. Cuba depende del mercado internacional para cubrir cerca de un tercio de sus necesidades de crudo. Su balanza de pagos está presionada por la factura petrolera, la importación de alimentos y los defectos del azúcar (baja producción, baja cotización), su segunda fuente de divisas, detrás del turismo.