Ť Washington debe buscar responsables hacia el interior del país: analistas
Teme el gabinete de seguridad ruso que ahora nada detendrá a EU para el escudo antimisiles
Ť Los atentados en NY y el Pentágono "restarán argumentos" a los negociadores del Kremlin
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 12 de septiembre. La tragedia ocurrida en Estados Unidos provocó aquí una enfática condena de los atentados y un natural sentimiento de consternación por el elevado número de víctimas.
Pero, detrás de las condolencias oficiales y de gestos solidarios del presidente Vladimir Putin, como decretar este jueves un minuto de silencio en todo el país, o de mostrar disposición de enviar equipos de rescate, hay preocupación, y mucha.
En el Kremlin, puertas adentro, se percibe que estos brutales atentados restarán argumentos a los negociadores rusos y, en esa medida, son mínimas, por no decir nulas, las posibilidades de revertir la determinación estadunidense de construir un escudo antimisiles.
Se teme, en el gabinete de seguridad nacional ruso, que
ya nada detendrá a Estados Unidos, no obstante la inoperancia del
pretendido escudo ante acciones suicidas como las de ayer, y ello acabará
por alterar el equilibrio estratégico mundial.
Esta conclusión, inesperada como se produjo, que
rompió todo esquema de análisis del equipo encargado de hacer
previsiones para sustentar la posición negociadora rusa, pudo haber
determinado el titubeo inicial que, en medio del creciente impacto mediático
del horror, se tradujo en el extraño silencio, durante varias horas,
del propio Putin y otros altos dirigentes del país.
Estrategia informativa
Después, junto con las palabras emotivas de Putin por televisión y su llamada telefónica al presidente estadunidense, George W. Bush, el Kremlin se vio en la necesidad de aplicar sobre la marcha una estrategia informativa que denota dos grandes vertientes.
La primera consiste en insistir en la tesis, razonable pero contraria a los planes hegemónicos de la Casa Blanca y a los intereses económicos de los grandes consorcios estadunidenses, de que la seguridad de Estados Unidos, como la de cualquier otro país, no depende de tener un costoso escudo antimisiles. Los lamentables hechos en Nueva York y Washington, vistos desde la perspectiva de Rusia, pueden ser presentados como un fuerte argumento, al menos para hacer más evidente la inflexibilidad de Estados Unidos.
La segunda línea es inculcada con mayor tenacidad y resulta de suyo controvertida: poner un signo de igualdad entre los atentados en Estados Unidos y la guerra de Chechenia, enfatizando que ambos son resultado de un mismo problema, el "terrorismo internacional".
Rusia no parece tan ingenua como para pensar que la comunidad internacional aceptará sin más esa equiparación. La apuesta del Kremlin apunta, más bien, a que el prometido castigo de Bush a los culpables de la tragedia le puede traer a Rusia un doble beneficio: contrarrestar críticas por sus excesos en el Cáucaso del Norte y eliminar a uno de los principales apoyos de los rebeldes chechenos.
Ello, desde luego, en caso de que la administración Bush, ante el creciente síndrome de la venganza que se apodera de la población estadunidense, tome decisiones precipitadas y atribuya la responsabilidad al multimillonario saudita Osama Bin Laden, con pruebas o sin ellas, a quien los rusos acusan de financiar a los independentistas chechenos.
En ese supuesto, es muy alta la probabilidad de un bombardeo masivo de Afganistán, que podría causar víctimas entre la población civil y resultar igualmente desproporcionado que la actuación rusa en Chechenia. Y no dejaría de ser una carambola maestra que, en la misma operación punitiva, Estados Unidos le quite a Rusia el dolor de cabeza que representa Bin Laden.
Al menos, llama la atención que mientras expertos independientes rusos consideran que hay que buscar los orígenes de los atentados dentro de Estados Unidos mismo, los servicios de inteligencia de Rusia hayan realizado este miércoles filtraciones a medios afines al Kremlin que señalan como principales sospechosos de los atentados en Estados Unidos, con base en "diversos indicios", a grupos fundamentalistas islámicos vinculados a Bin Laden.
Puede ser sólo una coincidencia, tampoco debe descartarse. Lo que está fuera de toda duda, recaiga en el grupo de Bin Laden o cualquier otro la responsabilidad de los atentados en Estados Unidos, es la intención rusa de que el caso de Chechenia sea considerado parte del combate al "terrorismo internacional".