Estados Unidos: el terrorismo en carne y hueso
Señora directora: El terrible y condenable
acto terrorista contra la población norteamericana, que impactó
el corazón político y militar de Estados Unidos, sólo
tiene una explicación: la espiral de violencia sólo genera
más violencia.
Los medios de difusión masiva nacionales e internacionales
ya se están haciendo eco de ello pidiendo una inmediata respuesta
revanchista contra los insensatos criminales.
Se olvidan que ese acto forma parte también y es
respuesta a ese otro terrorismo que es el terrorismo de Estado.
Recordemos, sólo para citar algunos casos, el terrorismo
de Estado aplicado por los Estados Unidos y sus propios aliados con el
golpe militar en Chile hoy hace 28 años.
El septiembre negro lo sufrieron también
en la isla de Grenada y la invasión en Panamá. Los bombardeos
indiscriminados contra Yugoslavia e Irak, pero también hay que señalar
el terrorismo de Estado aplicado por el gobierno de Israel en su política
de ocupación y de tierra arrasada contra Palestina.
La lección que debe quedar de este último
acto terrorista (haya sido éste individual o de grupo) es que los
Estados Unidos deben dejar de ser los gendarmes del mundo.
Atentamente:
Dr. Américo Saldívar V.
Inconforme con cobro para ingresar a taller de danza
de la UNAM
Señora directora: Le agradeceré a
usted y a La Jornada publicar la presente carta dirigida a la comunidad
universitaria de la UNAM y a sus autoridades:
La educación superior se tiene que entender como
una formación integral del individuo que no sólo es el aprendizaje
de un área en especial; la formación universitaria debe estar
comprendida por ciencias, artes, deportes y todas aquellas disciplinas
que desarrollen armónicamente en el individuo todas sus facultades,
tal y como lo señala la Constitución.
Entendiendo que la UNAM es una institución autónoma
del Estado, que imparte educación superior, debe fomentar en sus
alumnos el estudio y la práctica de todas las manifestaciones culturales,
tecnológicas y científicas.
El lunes 3 de septiembre acudí al Departamento
de Danza de Difusión Cultural de la UNAM para tratar de incorporarme
a un taller de danza afroantillana. Para mi sorpresa me negaron la inscripción
por no poder cubrir una cuota de mil pesos, con un "bondadoso" descuento
para estudiantes de 50 por ciento.
Solicité hablar con la coordinadora de los talleres
de danza, la señora Mayra Arroyo, para exponerle que mi situación
económica no me permitía cubrir la cuota, a lo que me respondió:
"Tú eres como todos los mexicanos, todo lo quieren gratis".
Quiero pensar que la reacción de la coordinadora
no necesariamente corresponde al de las autoridades universitarias; espero
que estas entiendan que la educación es un derecho y no un servicio
por el que se deba cobrar una cuota, sobre todo si de lo que se trata es
de poner al alcance de todos los alumnos, tanto ricos como pobres, estas
actividades.
Espero que tanto la coordinadora Arroyo como las autoridades
universitarias entiendan que los alumnos no estamos regateando cuotas o
bondadosos descuentitos, simplemente queremos que se respete el concepto
de que la educación es un derecho, no un servicio, y que la educación
tiene que incorporar a todas estas actividades, o qué, ¿acaso
se piensa implantar cuotas en estas actividades para obtener los ingresos
que la Federación no destina a la educación?
Jorge Vázquez A., estudiante
Incumple Bancomer servicios ofrecidos a sus tarjetahabientes,
señala
Señora directora: Escribo la siguiente carta
para expresar mi insatisfacción ante la calidad del servicio que
ofrece Bancomer, quien, en efecto, tiene un sistema de cargos por productos
que finalmente se niega a proporcionar.
Tal actitud me ha colocado en una situación innecesariamente
arriesgada y me ha presentado costes.
Bancomer no ha dado respuesta a mi reclamo.
Recientemente fui víctima del robo de mi billetera
en Perú. Como consecuencia, perdí mis tarjetas de crédito
y débito expedidas por ese banco.
Luego de varios problemas para reportar estas tarjetas,
tanto Visa como Master Card, empresas garantes de mis tarjetas, me ofrecieron
otras tarjetas de reemplazo y avances de efectivo, mismos que solicité
inmediatamente.
Tres días después del robo me enteré
que el señor Carlos Santiestéban de Bancomer había
denegado mi petición de auxilio y pidió hablar conmigo.
Por supuesto el número proporcionado no acepta
llamadas de larga distancia por cobrar y esta institución no ofrece
teléfonos gratuitos a sus clientes.
Visa logró tal comunicación. Este señor
sugirió que yo podría resolver mis problemas sin molestarle
y sin recurrir al banco; ante mi insistencia, autorizó una fracción
del dinero que solicité, así como tarjetas de reemplazo.
No obstante, éstas resultaron inútiles puesto
que Bancomer bloqueó totalmente mis cuentas.
Me pregunto, para qué la autorización. Además,
todo esto que Bancomer considera dádivas llegó cuatro días
después del robo, no obstante la promesa de auxilio inmediato.
No explicaré lo que significa estar en medio de
un viaje sin dinero ni los costes que me implicó.
Ahora bien, tanto Visa como Master Card ofrecen servicios
adjuntos a las tarjetas de crédito que respaldan.
La expedición de éstas implica cargos que
Bancomer aplica puntualmente. Sin embargo, este banco no proporciona los
servicios prometidos. Luego, ¿cómo justifican los cargos?
He escrito al banco y no he recibido respuesta.
Evidentemente este banco no está dispuesto a cumplir
sus compromisos para con sus clientes de ninguna forma.
Dr. Fidel Aroche Reyes
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