LUNES Ť 10 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť La SSP detuvo a 40 aficionados y requisó objetos explosivos y diversos proyectiles

Ni el operativo previo al partido pudo evitar la bronca entre los seguidores de Pumas y América

Ť Enardeció a algunos asistentes el empate entre ambos equipos en el estadio universitario

SUSANA GONZALEZ G.

Ni el impresionante operativo que en torno del estadio México 68, en Ciudad Universitaria, montó desde temprana hora la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), en colaboración con la UNAM y la delegación Coyoacán, con más de mil policías preventivos y auxiliares así como agentes de seguridad privada, ni la detención de 32 personas previamente al partido de futbol entre los Pumas y el América por posesión de objetos explosivos y boletos para la reventa, pudieron impedir que decenas de seguidores de ambos equipos se enfrentaran entre sí y en contra de los uniformados, una vez que concluyó el encuentro.

Las autoridades reportaron que en total 40 aficionados fueron detenidos, pero de ellos sólo un adolescente -Gerardo Cervantes Ruvalcaba, de 16 años- estuvo relacionado con el zafarrancho, pues causó daños a una patrulla y lanzó una botella contra un policía.

Los restantes aprehendidos fueron en su mayoría revendedores, además de personas a las que al momento de pretender ingresar al estadio se les encontraron objetos explosivos.

Según el reporte de la Secretaría de Seguridad Pública, la policía capitalina decomisó 90 boletos, 93 cohetes, dos petardos, una navaja e incluso un tubo de gas lacrimógeno, objetos que junto con los detenidos fueron puestos a disposición de las agencias 22 y 64 del Juez Cívico y del Ministerio Público.

La tensa calma con la que 55 mil aficionados ingresaron al estadio universitario bajo la vigilancia de policías sectoriales y de agrupamientos especiales como Granaderos y Policía Montada se rompió al concluir el partido, cuando los seguidores americanistas y pumas coincidieron en el acceso principal al estadio y la explanada.

En cuestión de segundos, la inconformidad generada por el empate del juego se transformó en breve pero intensa batalla campal en la que los petardos no hicieron falta, porque cualquier objeto a la mano, botellas o piedras principalmente, sirvieron como proyectil contra el bando contrario pero también contra la policía, la cual intervino para evitar que la zacapela pasara a mayores.

Varios uniformados, entre ellos elementos del Agrupamiento a Caballo, se convirtieron también en el blanco de los ataques, pero aunque extraoficialmente hubo algunos descalabrados, incluidos dos policías, éstos no requirieron trasladado a hospital. Además, la patrulla DI040 resultó dañada, y dos autobuses en los que se trasladaban seguidores del América fueron apedreados.

Según las autoridades, en la refriega participaron cerca de 400 personas, mientras la mayoría de los asistentes, entre ellos familias enteras, se alejó con prontitud del lugar o se resguardó dentro del estadio hasta que concluyó el zafarrancho.