LUNES Ť 10 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť "No queremos más palabras ni mentiras, sino saber en dónde están", reclaman

Familiares de desaparecidos externan su recelo hacia el quehacer de la CNDH

Ť Demandan detalles sobre las investigaciones del órgano durante los últimos diez años

Ť La comisión reconoce sólo 283 casos en Guerrero; los afectados dicen que son más de 600

VICTOR BALLINAS ENVIADO

Atoyac de Alvarez, gro. Entre la sospecha y el escepticismo hacia la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), los familiares de desaparecidos de la guerra sucia de la década de los setenta -como hace casi diez años- vuelven a proporcionarle a ésta testimonios: "No queremos más palabras ni mentiras. Queremos saber dónde están".

Tita Radilla, dirigente de la Asociación de Familiares, Detenidos, Desaparecidos y Víctimas de Violación a Derechos Humanos -con sede en este municipio-, sintetiza: "vemos con dudas la actitud de la CNDH porque en diez años no investigó nuestras denuncias. Quisiéramos saber qué hicieron en todo ese tiempo, para qué quieren nuevamente información.

"En febrero de este año -recuerda Radilla- estuvo aquí, en Atoyac, el segundo visitador de la CNDH, Raúl Plascencia, y nos informó que habían entrado sus investigadores a 40 comunidades cuando el municipio tiene 76. No nos satisfizo el informe que presentó, pues dijo lo que nosotros ya sabemos. Nosotros les recordamos que son más de 600 los desaparecidos en Guerrero, ellos dicen que son 283".

Reconoce que desde finales del año pasado los investigadores de la CNDH han visitado las comunidades del área y recogido testimonios de familiares de desaparecidos. "Nosotros les proporcionamos información porque sabemos que tenemos que agotar todas las instancias legales en el país, y si no nos hacen justicia recurriremos a los organismos internacionales", puntualiza.

Voluntad de cooperación

atoyac_11Hace aproximadamente cuatro meses, cuando vinieron los visitadores de la CNDH, "nos dijeron que sólo tenían 27 casos con expediente. Nos pidieron que los ayudáramos con los familiares de desaparecidos para que les brindaran información. Les dijimos: con todos los recursos que ustedes tienen, en estos diez años nosotros ya hubiéramos realizado la investigación y sabríamos qué pasó con nuestros familiares".

Desde 1990 "entregamos a la CNDH una lista con 810 nombres de desaparecidos. Quisiéramos saber qué hicieron durante tantos años de investigación".

Indica Radilla: "el interés por saber qué pasó con nuestros familiares ausentes nos llevó a ayudar a la CNDH. Como decían que la gente se negaba a recibirlos, nos dimos a la tarea de visitar las comunidades y citar a los afectados en las canchas.

"Les explicamos que era necesario que dieran sus testimonios porque para poder recurrir a organismos como la ONU, la CIDH y la OEA un requisito que se nos pide es que hayamos agotado antes todas las instancias en el país, pero la gente nos decían: 'para qué quieren que les volvamos a dar información si ya se las dimos hace diez años y no se hizo nada. Escondieron los informes, los guardaron... entonces qué van a decir ahora'".

Añade: "No vemos que las averiguaciones previas avancen. Presentamos nosotros 120 denuncias en la PGR. En la mayoría de los casos se acusa a Arturo Acosta Chaparro, quien fue detenido el 30 de agosto de 2000, porque él estaba al frente de los operativos en los que detenían y desaparecían personas. A él lo reconocen como torturador y secuestrador".

También los investigadores de la CNDH han recurrido a otros dirigentes sociales en Atoyac para que los ayuden a que la gente les tenga confianza. Acudieron a la Coalición de Ejidos de la Costa Grande de Guerrero, con el dirigente Zohelio Jaimes Chávez, quien fue torturado en 1972 y estuvo preso cuatro años y medio acusado de pertenecer al PDLP.

En esa organización los investigadores de la CNDH también solicitaron a su dirigente que los ayudara a contactar a familiares de desaparecidos. Incluso le dejaron 20 copias fotostáticas de fotografías de desaparecidos en las que aparece el nombre o los apellidos del ausente, pero faltaba ubicar la fecha de la detención-desaparición y el lugar donde ocurrió.

Entre los nombres de las personas que los investigadores de la CNDH solicitaron a la Coalición de Ejidos que los ayudara a ubicar, figuran: Alberto Dionsio Godoy, Sulpicio de Jesús de la Cruz, Felipe Urióstegui Salgado, Gaudencio Martínez Barrientos, Antonio Gervasio Hipólito, Israel Romero Dionsio, Mario Estrada Baltazar, Lucino Gómez Vargas, Leonardo Bello Ramírez, Ramón Iturio Fierro, Macario Acosta Serafín, Gerónimo Parra Barrientos, Demetrio Hernández Rojas, Teresa Estrada Ramírez, Ramos Cabañas y Angel Arreola Ortiz.

atoyac_13"En esta oficina han estado en varias ocasiones los investigadores de la CNDH. Desde el año pasado han andado por aquí. Tomaron testimonios, entre ellos el mío, que aunque no fui desaparecido, sí fui torturado y detenido ilegalmente. También tomaron otros testimonios de familiares de desaparecidos que nosotros conocemos y o los traemos acá o llevamos a los de la CNDH a las comunidades".

El líder campesino de la Costa Grande muestra las copias de las fotos que la CNDH le entregó: "Nos pidieron que les echáramos una mano. Había que ubicar los lugares y las fechas de las desapariciones. Nosotros conocemos a los familiares de algunos, en esos casos les decimos dónde encontrar a los familiares para que proporcionen más informes.

"A veces, en las mismas comunidades dan razones de los desaparecidos. Los acompañamos nosotros porque así la gente se siente más en confianza y habla de su familiar ausente".

Ascención Rosas Mesino, un campesino de 73 años que busca a su hijo Lino Rosas Pérez, desaparecido en septiembre de 1974; Tita Radilla, quien tiene desaparecido a su padre; Zohelio Jaimes, el dirigente de l a Coalición de Ejidos; Paz Flores Leonardo, que busca a su padre Tomás Flores Jiménez, a su hermano Antonio Flores Leonardo y a sus dos sobrinos, Pastor y Justino Romero Flores; Nicolasa Arroyo Martínez, quien busca a su esposo, Lucio Cabañas Tabares, desaparecido en abril de 1974 y a su cuñado, Raúl Cabañas Tabares, todos ellos manifiestan su escepticismo hacia la CNDH:

"Ya les dimos nuestros testimonios varias veces. Hace años no hicieron nada, se olvidaron del asunto. Ahora nos dicen que no aportamos pruebas suficientes, ¡pues qué quieren que les digamos!... ¿Quieren que inventemos?... Sólo queremos saber dónde están nuestros familiares".