SABADO Ť 8 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Organismos opositores al neoliberalismo retoman proyecto del Nobel James Tobin

Renace idea de gravar la especulación financiera

Ť Casi imposible aplicar el gravamen sugerido en 1972, porque los inversionistas llevarían su dinero a paraísos fiscales: expertos

AFP

Paris, 7 de septiembre. El impuesto Tobin, proyecto que data de 1972 y cuyo objetivo es gravar la especulación financiera, ha vuelto a renacer en Europa, donde la desaceleración económica y el movimiento antimundialización provocan el nerviosismo de la clase política. Primero fue el jefe de Gobierno francés, el socialista Lionel Jospin, quien contradiciendo a su ministro de Finanzas se mostró "favorable" a la idea de fiscalizar el comercio de divisas internacionales y reivindicó haber hablado del tema en 1995.

En esa época, Jospin era candidato en la elección presidencial que lo enfrentó al actual jefe de Estado, Jacques Chirac.

Por su parte, el canciller alemán, Gerhard Schroeder, quien esta semana advirtió que había que escuchar a los "jóvenes no violentos" del movimiento antimundialización, se mostró favorable a debatir el tema, aunque de forma más cauta.

Francia y Alemania son los dos grandes pesos pasados en la Unión Europea. Ambos países anunciaron este jueves la creación de un grupo de trabajo "francoalemán" sobre la mundialización.

El 22 y 23 de septiembre, los ministros de Finanzas europeos se reunirán en Lieja (Bélgica), y encima de la mesa se encontrarán, entre otros temas, con el impuesto Tobin.

Dicho impuesto es apoyado principalmente por ATTAC (Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras Especulativas para Ayuda a los Ciudadanos), organización que nació en Francia pero con presencia en todos los continentes.

El proyecto, sugerido en 1972 por James Tobin, premio Nobel estadunidense, era aplicar una tasa a cada transacción financiera en el mundo de las divisas.

"El impuesto estaba pensado para amortiguar las fluctuaciones de los tipos de cambio. La idea es muy simple: en cada cambio de una moneda a otra se impondría una pequeña tasa, digamos de 0.5 por ciento del volumen de la transacción", explicaba el pasado fin de semana el propio Tobin al semanario alemán Der Spiegel.

"Así disuade a los especuladores, porque muchos invierten su dinero en divisas a muy corto plazo. Si este dinero se retira de repente, los países tienen que elevar drásticamente los intereses para que la moneda siga siendo atractiva", añadía.

"Pero los intereses altos son a menudo desastrosos para la economía nacional, como han puesto de manifiesto las crisis de los años 90 de México, el sudeste asiático y Rusia", dijo Tobin, que también citaba el caso argentino como un "desastre absoluto" de rigidez monetaria.

Sin embargo, el académico estadunidense protestaba en esa misma entrevista por la utilización de su nombre por parte de ATTAC y de otros grupos antimundialización, uso que él considera "abusivo".

"Naturalmente que me alegra", explicaba Tobin en referencia al "renacimiento" de su impuesto. "Pero los aplausos más sonoros vienen del lado equivocado", explicaba. "Mire usted, yo soy economista y, como la mayoría de los economistas, partidario del libre comercio", añadía.

Tobin reconoce que su impuesto no se ha aplicado en 30 años porque ni los protagonistas del comercio de divisas ni los gobiernos han querido.

ATTAC y los militantes que se han apropiado de su idea creen que ha llegado el momento de que cambien las cosas.

El flujo internacional de divisas es del orden de 1.5 billones de dólares diarios, según citaba el semanario británico The Economist este viernes.

Un impuesto del tipo Tobin, si se aplicara en todos los países, sin excepción, generaría ingresos del orden de 250 mil millones de dólares al año. Una cifra fabulosa para combatir la pobreza, las epidemias y el hambre en el mundo, sueñan sus defensores.

"Lo que les importa a ellos, creo yo, son los ingresos procedentes de los impuestos", explicaba Tobin, en referencia a ATTAC. "Pero, para mí, recaudar dinero no es precisamente lo más importante. Yo quería frenar el tráfico de divisas", razonaba en la misma entrevista.

Los expertos señalan que aplicar el impuesto es casi imposible. Los especuladores pueden transferir sus operaciones a paraísos fiscales, y en el caso de que éstos también fueran eliminados, o controlados exhaustivamente, los operadores se limitarían a pasar la factura (es decir, incrementar el precio de sus operaciones) a los clientes.

Eso no preocupa a ATTAC ni a sus partidarios, quienes creen que ante una mundialización de las finanzas hay que responder con una mundialización fiscal.

La actitud de los dirigentes políticos es decisiva en esta compleja polémica.

"Este nuevo debate en torno al impuesto Tobin es revelador: ante la falta de ideas para la campaña presidencial que se abre. Los socialistas franceses se han limitado a sacar de sus cajones viejos proyectos", señalaba este viernes el analista Lauret Mauduit en el diario Le Monde.


Ť El director del FMI se reunirá con globalifóbicos

DPA

Berlin, 7 de septiembre. El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Köehler, se reunirá el lunes en Berlín con grupos antiglobalización, según anunció hoy el ministerio de Finanzas alemán.

Köehler dialogará por espacio de dos horas con representantes de varias organizaciones no gubernamentales sobre la globalización, la deuda externa de los países en vías de desarrollo y los mercados financieros internacionales.

Según el portal de Internet Spiegel online, no ha sido invitado ATTAC, uno de los grupos más prominentes del movimiento antiglobalización. Sí estarán World Economy, Ecology and Development (Economía Mundial, Ecología y Desarrollo), Eurodad, organización europea a favor de la condonación de la deuda externa, Oxfam y grupos vinculados a las iglesias católica y evangélica.

Una funcionaria que prepara la reunión de Köehler, Simonetta Nardin, explicó que ATTAC no fue invitada porque el director del FMI pretende hablar sobre todo de los proyectos de ayuda al desarrollo. El movimiento ATTAC, explicó, estaría más centrado en una regulación de los mercados financieros internacionales.

El encuentro de los antiglobalizadores con Köehler, al que también asistirá el ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel, será a puerta cerrada, porque "sólo así es posible mantener un diálogo abierto", declaró Nardin.