sabado Ť 8 Ť septiembre Ť 2001

Gustavo Leal F.

ƑHumanismo moderno?

En la reunión de Puerto Vallarta Vicente Fox calificó al PAN como el partido de los "ciudadanos, de la democracia, de un humanismo moderno, visionario y socialmente responsable". También aseguró que no hay un solo panista aspirante a un cargo público que cumpla con el perfil "que no haya sido incluido en su gobierno". Si así fuera, saldría sobrando el reclamo del diputado veracruzano Vaca Betancourt, quien le aclaró que hay "muchos casos de gente valiosa que está fuera de la administración y, en cambio, se incluyó a funcionarios del viejo régimen".

Es el caso de Julio Frenk, quien al ser cuestionado sobre su filiación sostuvo: "soy miembro de la sociedad civil. No me pongo el saco de las afirmaciones que hicieron los panistas. Los nuevos tiempos hablan de que no es una condición la afiliación a un partido político para servir al país". Pero sucede que, según Bucareli 8, es priísta desde 1985.

Tal vez la clave esté, como dice Fox, en "el perfil". Porque a pesar de contar con alternativas viables para consensuar nuevas políticas médicas de cepa panista, como las de Carlos Tena, su secretario de Salud en Guanajuato, o las de Luis Mario Villafaña en La modernización de la medicina en la seguridad social (publicadas por la Fundación Rafael Preciado Hernández), Fox y los head hunters no optaron por ninguna vía "humanista moderna", sino por un "perfil" de enfebrecidos y deshumanizados modelos diseñados desde computadoras por los médicos macroeconomistas que se proponen "democratizar" la salud. De este "perfil", no precisamente "humanista", da cuenta cabal el tecnocrático Programa Nacional de Salud (PNS) del foxismo.

Lejos de que la "alternativa mexicana al desarrollo" sea la de un "humanismo moderno, emprendedor y socialmente responsable", como leyó Fox en el mensaje político de su primer Informe, el contenido sanitario confirma que en este sector no hubo "alternancia" alguna y que sus "políticas" apenas garantizan la rutina del más de lo mismo, pero peor.

Además de reiterar con desgano y poca imaginación la agenda: equidad, calidad y protección financiera -impuesta desde los libros de la Fundación Mexicana para la Salud del doctor Guillermo Soberón y los modelos cibernéticos del Informe sobre la salud en el mundo 2000 de la Organización Mundial de la Salud-, así como las 10 estrategias del poco consultado PNS, el recuento del gobierno del "cambio" asume que la mejora en la calidad ya se ha traducido en la instalación de "29 comités estatales de calidad, lo que representó 135 por ciento de la meta comprometida para este año".

Respecto a la protección financiera informa que para el "seguro popular" se determinaron "dos modalidades de subsidio a las familias: pago total de primas y complemento para cubrir la prima a familias con mayor capacidad de pago". Además de que se discutió el "modelo operativo con organizaciones nacionales e internacionales".

Curiosamente, en el apartado sobre equidad, la "nueva" enumeración del gobierno de la "alternancia" hace reaparecer los mismos programas prioritarios de prevención y control de enfermedades de la administración Zedillo, a cargo, desde entonces, del subsecretario Roberto Tapia: vino viejo en nuevas botellas.

Frente a este rosario de repetidos lugares comunes, el Informe destaca la salud mental: se "integraron los comités consultivos académicos para elaborar los programas prioritarios, con un avance de 90 por ciento de acuerdo a lo previsto"; el penoso Programa Salud y Nutrición de los Pueblos Indígenas, que integrará un "sistema de información en salud para zonas indígenas", y el llamado a promover, faltaba más, la reforma hacendaria (IVA a medicamentos, deducibilidad de las primas de gastos médicos y elevación de los impuestos al tabaco) que "permitan al sistema nacional de salud cumplir con los nuevos programas".

La oferta de Carlos Flores -coordinador de asesores de planeación estratégica de la Presidencia de la República, responsable junto con José Sarukhán en los rubros sociales del gris y poco afortunado Plan Nacional de Desarrollo-, según la cual "va a ser un Informe novedoso y contundente", culminó de nuevo en otro producto gris, donde lo único cumplido fue su advertencia de que "ha sido el año en el cual hemos tenido que seguir volando en el avión viejo".

Tanto así que en salud y seguridad social el primer Informe del "cambio" fue apenas un primer borrador del séptimo Informe de Zedillo. Ť