SABADO Ť 8 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť Palabras clave de los discursos oficiales varían en las versiones de inglés y español
Traductores, obstáculo en la visita de Fox a EU
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 7 de septiembre. El principal obstáculo de la cooperación bilateral es... la traducción, concluyó La Jornada a fines de esta semana.
"Le puedo asegurar al Presidente y al pueblo mexicano que hemos oído su llamado," declaró George W. Bush al término de la visita de Estado de su colega mexicano (según la traducción oficial).
Fox afirmó que "el factor de la confianza es clave y estos dos días han sido una gran oportunidad para poder avanzar en nuestras conversaciones, en nuestro hablar tan franco, con el objetivo de que podamos aumentar esta confianza" (según la traducción oficial). Pero el problema es que ahora nadie puede "confiar" en lo que se dijo, o lo que "oyó".
ƑO será que un aspecto clave de la "nueva diplomacia" es el talento para traducir la interpretación preferida por cada lado de lo acordado y declarado?
Resulta que frases claves de los dos presidentes sobre el asunto crítico de la migración dieron vuelta al mundo esta semana sin que nadie se diera cuenta de que no fue precisamente lo que uno u otro había dicho. Y los errores no fueron por una mala interpretación, ni por culpa de alguna falta de claridad en el texto, o por cómo cada quien pronunció sus palabras (aunque con Bush, a veces es difícil). No. Había un factor político clave que los estrategas de más alto nivel de los dos países amigos no habían tomado en cuenta: los traductores oficiales de la Casa Blanca y de Los Pinos.
Los problemas empezaron con el primer discurso del presidente Vicente Fox cuando llegó a la Casa Blanca el miércoles y declaró: "podemos llegar a un acuerdo migratorio... que nos permita que antes de que terminen nuestros mandatos no haya para entonces mexicanos indocumentados en Estados Unidos, y que aquellos mexicanos que ingresen a este gran país lo hagan con papeles".
Esta frase, que estableció el reto de Fox a Bush para lograr la legalización de 3 millones de mexicanos indocumentados en EU, se convirtió en otra cosa en la traducción oficial al inglés de la Casa Blanca.
Lo dicho por Fox, según la versión oficial de la Casa Blanca, es lograr que al término de los mandatos de los dos presidentes no existan mexicanos que hayan ingresado a Estados Unidos de forma ilegal (esta versión, junto con la original en español, se puede encontrar en www.whitehouse.gov); o sea, desaparece la referencia a los indocumentados que ya se encuentran en territorio estadunidense.
Para el resto del mundo, la versión de la Casa Blanca, y no la de Fox, fue lo que se dijo: la traducción errónea fue publicada por The New York Times y otros periódicos en este país.
La venganza llegó un día después. Cuando los dos presidentes concluyeron su reunión con una conferencia de prensa, el jueves al mediodía, Bush declaró: "espero poder elaborar un programa que podrá aprobarse en el Congreso, que trata con trabajadores huésped, con algún sentido de normalización".
La versión oficial de la Presidencia de México (www.presidencia.gob.mx) en español indica que Bush dijo: "voy a mandar una iniciativa al Congreso, que tiene que ver con trabajadores invitados, bajo ciertas normas de regularización".
Esta versión oficial de Los Pinos en español, y no la de Bush, fue la publicada por La Jornada y otros medios mexicanos.
Después de tres días de intenso trabajo de estrategas, asesores y las figuras políticas más importantes de ambos países para afinar, evaluar y precisar lo dicho y cómo decirlo, a fin de asegurarse que se entienda "el mensaje" tanto por las contrapartes y la opinión pública, resulta que mucho depende de alguien que trabaja en la oscuridad del anonimato. Nadie conoce sus nombres, no firman los acuerdos. Pero la relación bilateral y el futuro de la "nueva diplomacia" depende de ellos.
La figura más importante de la relación bilateral no es Fox ni Bush, ni Colin Powell o Jorge G. Castañeda. Es el traductor. Tal vez hay que ofrecerle mejor salario.