VIERNES Ť 7 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
JAZZ
Caminata nocturna de Alejandro Campos
Ť Antonio Malacara
EN ESTE 2001, y en pleno "atorón" económico, se está dando una respuesta frontal a los prolongados ayunos discográficos de los músicos de jazz en México. Pequeños y heroicos sellos como Ars Fluentis, Opción Sónica, Metztli, Jazzorca, Ingeniarte, Jazzcat y Global apuestan a la inteligencia y editan una serie de compactos que dan testimonio de un quehacer artístico ininterrumpido y nulamente atendido por la gran industria. De hecho, el disco más reciente de jazz mexicano editado por una disquera trasnacional (PolyGram) fue The Painters, del grupo Sacbé, que data de 1996.
PARA MUESTRA DE esta nueva e independiente tozudez bastan ocho botones: apenas iniciado el llamado mes patrio, Global ha lanzado un paquete de ocho discos bajo el rubro de Jazz a la mexicana. Las diferentes propuestas de Australia, Alejandro Campos, Emmanuel Mora, Delacroix, Hopalong Jazz Quartet, Tlaxcaltécatl Band y Víctor Monreal, además de un acoplado con los mejores temas de años anteriores, parecen dar fe de que en nuestro país existe un mercado suficientemente amplio para la buena música.
EL PRIMER COMPACTO en llegar al rayo láser fue Caminata nocturna, de Alejandro Campos, legendario saxofonista que debutara discográficamente hace veinticinco años, en el disco epónimo de Blue Note (cuarteto integrado por Roberto Aymes, Eugenio Toussaint, Salvador Agüero y Alejandro), para después integrar el grupo Sacbé y continuar haciendo historia con infinidad de proyectos alternativos. Hoy aparece su primer álbum solista.
LA OPORTUNIDAD LLEGO hace poco más de un año, cuando Alejandro Campos trabajaba ya con su propio cuarteto: Aarón Cruz al contrabajo, Hernán Hecht en la batería y Nicolás Santella en el piano; tres jóvenes músicos que han alcanzado verdadera maestría en sus instrumentos y que en estas grabaciones lograron interactuar a la perfección con los saxofones, el clarinete y las propuestas del convocante.
Es un disco con jazz
LO ANTERIOR PODRIA sonar estúpidamente obvio; pero resulta que a estas globales alturas del partido no cualquiera lo logra. Es un disco que a todo lo largo de sus armonías y en cada uno de sus intersticios mantiene el beat, la síncopa, el sentimiento, el poder mágico del jazz. Entre el cool y los enlaces modales, Campos destila una pasión reposada e hipnótica (doble sic) que te lleva de la mano a los terrenos del disfrute estético. La música fluye con sorprendente naturalidad. Aquí nadie pretende hacer fusiones. Aquí el jazz aparece en plenitud y punto.
PERO LAS SORPRESAS continúan. Tres de los temas contenidos en el disco (Escher, Caminata nocturna y Free interplay) son composiciones del propio Alejandro, y aunque él no se había distinguido particularmente en el campo de la composición, los resultados son de gran altura. Resalta el trabajo realizado con Escher, pues esta antigua pieza fue compuesta originalmente como música de cámara, en el taller de Jorge Córdoba, y hoy adquiere impresionantes aristas al ser retratada jazzísticamente.
EL UNICO "PERO" que encontramos está en la posproducción: una leyenda que aparece en la contraportada calificando esta música como "smooth jazz". šVaya tontería! En ningún instante esta obra se acerca siquiera a las estrecheces menopáusicas y mercantiloides que caben en el terminajo. Si Global ya está haciendo una labor tan grande y plausible al editar tan buenos discos, debería hacer también el esfuerzo de cuidar estos detalles. Salud.