VIERNES Ť 7 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť El Comisionado Nacional contra las Adicciones inaugura curso sobre el tema

Entre 6 y 10% de los niños del mundo padecen el trastorno por déficit de atención: Guido Belsasso

Ť El TDA, "la explicación de conductas que muchos padres y maestros no entienden", afirma

CAROLINA GOMEZ MENA

Algunos padres no entienden por qué razón sus hijos tienen dificultades en la escuela, particularmente en el aprendizaje, pese a que evidencian buen nivel intelectual, o bien presentan falta de concentración y problemas de conducta, incluso en el hogar. Muchas veces estos comportamientos tampoco son comprendidos por los maestros y en ocasiones ni por los especialistas, quienes los catalogan como inmadurez.

Lo cierto es que varios aspectos de la "falta de atención" infantil están relacionados con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA), problema que afecta en promedio de 6 a 10 por ciento de la población infantil a nivel mundial y cuyas principales causas son la herencia -como razón de 75 por ciento de la incidencia-, el nacimiento prematuro, el alcoholismo y el tabaquismo de los progenitores, señaló Guido Belsasso, comisionado del Consejo Nacional contra las Adicciones y Salud Mental de la Secretaría de Salud (Ssa).

Al inaugurar el curso Trastornos por déficit de atención en el Hospital Angeles de las Lomas, el funcionario alertó que en México una cifra "conservadora" establece que cerca de 5 por ciento de los menores de 12 años padecen TDA, por lo que más de millón y medio de menores esta- rían afectados por este padecimiento que, contrariamente a lo que se pensaba hace 40 años, no desaparece en la totalidad de los afectados al llegar la adolescencia, sino que en 50 por ciento de ellos permanece durante toda su vida, generándoles diversos problemas en los ámbitos educativo, laboral, social y también en cuanto a su mayor proclividad a consumir drogas de diversa índole o desarrollar conductas delictivas.

El TDA es actualmente uno de los trastornos siconeurológicos más frecuentes en la práctica clínica, y se estima que en los últimos años se ha dado un sensible incremento entre la población infantil, en particular entre los varones, oscilando la prevalencia entre 1.7 y 17.8 por ciento entre esta población en algunos países.

Según estudios recientes, el TDA suele diagnosticarse en niños mayores de 4 años, aunque puede presentarse antes, y para considerar que un niño padece ese mal debe presentar diversos síntomas al menos por más de 6 meses continuos: fácil distracción, desobediencia, dificultad para planear y organizar, errores comeetidos por descuido o por olvidar cosas y oposicionalidad, es decir negación a aceptar y cumplir reglas, así como presentar impulsividad y descontrol de sus emociones. Todos los hechos anteriores generan problemas de autoestima y de relación con sus maestros y familiares.

Joseph Biederman, jefe del Programa Conjunto de Pediatría y Psicofarmacología del Hospital General de Massachussets y responsable del programa de TDA de ese nosocomio, refirió durante su ponencia que la localización cerebral de este padecimiento está en el lóbulo frontal anterior, por lo tanto no es un problema sicológico, sino orgánico.

La falla puede ser originada por un gen IV receptor de la dopamina, neurotransmisor relacionado con conducta, movimiento y disposición hacia las adicciones.

Puesto que el mal es netamente de carácter físico -resaltó el especialista- debe ser diagnosticado mediante la realización de un historial clínico completo recabado mediante la entrevista con el posible afectado, así como con un examen físico y neurosicológico.

Cuando el TDA no es tratado en la primera infancia por un especialista -un siquiatra- mediante terapia (técnicas conductuales), o bien la administración de fármacos, tales como estimulantes del sistema nervioso central, antidepresivos especiales y tricíclicos, entre ellos el clorhidrato de metilfenidato, a medida que ese niño crece vuelve menos controlable, más aún cuando llega a la adolescencia, etapa en la que "la actividad escolar puede llegar a ser un desastre; empiezan a tener sexo o a consumir drogas a temprana edad", alertó Biederman.

El TDA genera ansiedad en los menores; tan es así que 80 por ciento de los adolescentes que lo padecen presentan crisis de ansiedad, así como entre 50 y 60 por ciento de adultos con TDA.

En lo que compete a la conducta o al oposicionismo, 90 por ciento de los niños con TDA tienden a desafiar a la autoridad, no cumplir órdenes, culpar a otros, abusar de terceros y a caer en violaciones menores de la conducta esperada, y en lo que respecta al abuso de alcohol, tabaco y otras drogas, entre 10 y 30 por ciento de todos los adultos que las consumen presentan TDA.