VIERNES Ť 7 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Admitir el "gran error" cometido hace 28 años, demanda César Maia a su país

Urdido en la embajada de Brasil en Chile, el golpe contra Allende, acusa alcalde de Río

Ť Diplomáticos brasileños en todo el mundo "todavía se avergüenzan", asegura el edil

ENRIQUE GUTIERREZ CORRESPONSAL

Santiago, 6 de septiembre. La conspiración encabezada por el general Augusto Pinochet en 1973 para derrocar al presidente constitucional chileno, el socialista Salvador Allende, fue urdida en la embajada brasileña en Santiago, denunció el alcalde de Río de Ja-neiro, César Maia, en una columna publicada hoy en el diario Jornal do Brasil.

Con motivo de la fiesta de independencia brasileña que se celebra el viernes, Maia instó a recordar "un gran error cometido hace 28 años, cuando la embajada de Brasil en Chile deshonró la tradición de las relaciones exteriores en nuestro país".

"Es lo que se sabe y lo que se cuenta dentro de la cancillería. Diplomáticos brasileños en todo el mundo todavía se avergüenzan de aquello", aseguró Maia sin citar fuentes, se conoció hoy aquí.

El alcalde, ex militante de izquierda exiliado en Chile durante la dictadura en Brasil (1964-1985), recuerda que los armarios de la embajada brasileña en Santiago fueron utilizados para guardar joyas, cuadros, abrigos de piel y otras propiedades de la alta sociedad chilena, asustada tras la victoria de Allende.

"Nuestra embajada, que se había convertido en la caja fuerte de algún banco, se convertiría en el escenario donde se reu-nían los conspiradores", recordó.

Maia admite que fue "una vergüenza que el tiempo no puede borrar" y sostuvo que si bien no se puede castigar ni reducir las pensiones de los diplomáticos brasileños que permitieron que los golpistas dieran este uso a la embajada brasileña, se puede investigar, juzgar y escribir sobre estos hechos en los anales de la cancillería brasileña.

Mientras, el ex general Sergio Arellano Stark asistió a la conmemoración del 115 aniversario de la Academia de Guerra del ejército chileno, ceremonia encabezada por el comandante en jefe de esa arma, general Ricardo Izurieta.

Ahí Arellano Stark insistió en su inocencia, al referirse a las acusaciones que lo vinculan con la Operación Cóndor, el esquema de represión coordinada montado por las dictaduras sudamericanas, y alegó que nunca recibió "órdenes" de ejecutar a nadie y que si hubiese recibido instrucciones en ese sentido, no las habría cumplido.

El ex militar señaló que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho porque "no recibí ninguna orden incorrecta ni tampoco impartí ninguna".

Por último, el general retirado Fernando Torres Silva, ex auditor general del ejército y uno de los principales asesores de Pinochet durante la dictadura, acusó hoy a la secretaria general del Partido Comunista de Chile, Gladys Marín, de ser la "autora intelectual" del atentado contra el ex dictador, el 7 de septiembre de 1986, ataque en el que murieron cinco escoltas.

Torres Silva dijo que había otros implicados en el atentado, del que Pinochet resultó herido en una mano, pero afirmó que prefería no mencionarlos "con el fin de cooperar un poco a esta reconciliación nacional".