Hoy es el Día de la Gasolina. Hoy es día de llegarle toda la raza a Villa Álvarez, Colima. Los puros machos renegaos. Camioneros, taxistas, urbaneros... cualquier pela´o que sepa tratar al combustible con respeto y devoción. Que sepa, sí señor, cómo doblegar al volante y traer su motor flamante. Que domine en primera la bajada bajadita de la curva femenina, y le pueda meter la cuarta si de otro varón se trata, con tal de que --épale-- no te acerque el aguijón. Jajay.

Con todo respeto, pero a poco no se ve retechula mi compadre en aquel lucero de alzada. No me lo tomen a mal aunque me vean vestido de enaguas. Es nomás pa´ echar relajo. Un tantito ni te hace daño. Montado en mi cuaco tordillo, aquí vamos los meros meros. Luego hasta nos hacen la burla y dicen eso es pa´ maricones. Qué le vamos a hacer, amigos, si donde quiera te salta el conejo, que por algo son orejones.

Ai te va un besito, envuelto en mi linda mano, desdóblalo mi vidita y préstanos el a... ver si me entiendes guapo, luciendo tela floreada, agarra bien el pasamanos, que ya te acerco a la parada. Aquí la onda es el rebane, o cómo decirlo, el puro papaloteo. Que al cabo uno sabe lo que es, y lo que uno es... pues ya es y punto. Porque en Colima como en todo México somos bien hombres, calados al cien por cien. Pos ma.

Y que el que se pase de lanza, de eso no respondemos. Menos si te salen con premio. Porque toditos andan enfermos. Eso dicen los decires. De ese mal del volteado, de ese sida tan mentado. Que la Virgen nos ampare. Por mi que todos se acaben. Y ai te voy con todo y espuelas, que ya se nos acaben las penas. ¡Viva Colima cabrones!