Ť El juego del Apocalipsis es la nueva novela del escritor y agregado cultural en París
La idea del fin del mundo, atavismo primordial que modela el devenir de mis personajes: Volpi
Ť ''Verdad y mentira, herramientas para construir el sistema en el que uno se mueve''
Ť San Juan debería estar ''en cualquier antología de literatura fantástica o ciencia ficción''
ADRIANA CORTES KOLOFFON ESPECIAL PARA LA JORNADA
Reconocido con el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral 1999, Jorge Volpi, autor de libros como A pesar del oscuro silencio (1992), El temperamento melancólico (1996) y La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 (1998), conversa acerca de su más reciente novela, El juego del Apocalipsis. Un viaje a Patmos, publicada por Plaza & Janés. En la actualidad, Volpi es agregado cultural de México en París.
-En la introducción a tu nueva novela dices que la escribiste después de que te persiguió un perro. Igual que San Juan, ¿tuviste una iluminación ante una situación límite?
-A pesar de que la experiencia fue real, y en efecto me sentí más que iluminado, constreñido a contar una historia, mi caso no es desde ningún punto de vista cercano al de San Juan, y tampoco lo es el del personaje de mi relato. Lo que sí es cierto es que el Apocalipsis como desvelamiento representa el fin de la historia, de ahí que una vez recibido sólo se pueda fundar otra, individual en unos casos, general en otros.
-En la novela, los personajes confiesan partes oscuras de sus vidas en un juego aparentemente perverso. ¿Por qué el tema del juego como pretexto para revelar una verdad oculta?
-Porque los seres humanos vivimos dominados por ese juego de apariencias en el cual cada uno va revelando su personalidad y sus cartas poco a poco, confiado en ganar esa lotería que es el éxito, no sólo económico, sino de cualquier tipo.
-¿Cuál piensas que es el límite entre juego y realidad?
-No hay límites, porque no son términos antitéticos; incluso los consideraría sinónimos. La realidad se construye como se arma un mecano o un rompecabezas.
Lo profano y lo sagrado, línea frágil
-Relacionado con el juego se encuentra en El juego del Apocalipsis el tema de la mentira como la otra cara de la verdad, presente también en tu libro En busca de Klingsor. ¿Piensas que son dos caras de la misma moneda, a la manera de las dos caras del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, dos personajes acerca de los cuales has escrito?
-No. La verdad y la mentira se pueden definir bastante bien si uno posee un marco de referencia preciso; más que caras de la misma moneda, son las herramientas con las que uno puede construir el sistema en el que se mueve.
-En la novela, Monsieur Loucas, uno de los protagonistas, es una suerte de demiurgo que pone a prueba a sus amigos. ¿Qué relación encuentras entre poder y mal?
-Pero Loucas es un demiurgo menor, sólo un pequeño demonio bastante decadente. Eso es lo que lo hace interesante: que no se necesita a Satán para alterar las vidas de las personas, basta con tener un mínimo poder (el que da el dinero o el prestigio) para trastocar el destino de los otros.
-¿Cuál es tu punto de vista acerca de lo que separa lo profano de lo sagrado?
-Es una línea que, como en todas las disyuntivas que has presentado en esta entrevista, es tan delicada y frágil como la mente de quien la establece.
-¿Qué significa para ti la escatología y de qué manera pretendes reflejarla en El juego del Apocalipsis?
-La escatología como fin de la historia está presente en toda la novela como un referente que modela, a su pesar, el destino de los personajes. Igual que nosotros en el 2000, ninguno de ellos cree realmente en el fin del mundo, pero aun así no dejan de sentirse dominados por ese atavismo primordial y modelan el de sus pequeñas historias personales en esa medida.
Anticipo del realismo mágico
-¿Puedes explicar tu experiencia de lectura del Apocalipsis de San Juan?
-Tras muchos años en escuelas católicas y de ver el Apocalipsis como una verdadera fuente de misterio, mis últimas lecturas me lo revelaron como una anticipación del realismo mágico. San Juan debería estar incluido en cualquier antología de literatura fantástica o de ciencia ficción.
-¿Qué otros textos influyeron en la escritura de tu novela, quizás D.H. Lawrence, a quien menciona uno de los personajes?
-Siempre que emprendo un proyecto procuro recurrir a muchas otras fuentes de inspiración. En este caso, convertido casi en un personaje de novela, viajé a Patmos con decenas de libros relacionados con el Apocalipsis, incluyendo numerosos estudios exegéticos y obras como la de Lawrence. Al final, creo que quedó poco en el libro: acaso sólo la sensación de angustia que produce la lectura de muchos de ellos.
-Este límite de tiempo que vivimos, el fin de milenio y principio de otro, ¿puede llevarnos a rescribir nuestra historia?
-La historia se rescribe todo el tiempo, no hace falta esperar que ocurra el cruce entre milenios.