MIERCOLES Ť 5 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť El dramaturgo está en México para conocer el montaje de su obra La noche de los asesinos
Un escritor vale si se prepara para morir con sus palabras: José Triana
Ť ''Busco internarme en los arquetipos de mi pueblo'', explica el narrador y poeta cubano
Ť Paciencia y humildad, armas contra la vanidad, la mediocridad y los fantasmas, señala
MONICA MATEOS-VEGA
El dramaturgo cubano José Triana (Camagüey, 1931), quien vive en París desde los años ochenta, se considera un escritor disidente y no obstante señala que su compromiso es ligar su obra a la vida de Cuba, ''lo cual no quiere decir que sea folclórica, simplemente presento seres que quisiera fueran de carne y hueso, por supuesto, sin olvidar el toque de poesía que la vida necesita para alcanzar la armonía".
Una de sus obras emblemáticas, La noche de los asesinos, ganadora del premio Casa de las Américas en 1966, se presenta en México, en el Foro Stanistablas, dirigida por Pastor Vega e interpretada por los cubanos Daisy Granados, Isabel Herrera e Hiram Vega.
Escrita entre 1963 y 1965, esta pieza se presentó por primera vez en México en 1968, en el teatro Xola, entonces dirigida por Juan José Gurrola e interpretada por Martha Verduzco, Beatriz Sheridan, Susana Alexander y Roberto Dumont.
El conflicto padres-hijos
La noche de los asesinos dio a conocer en el ámbito internacional a su autor, durante los últimos 30 años ha sido montada en diversas naciones de América Latina y en diferentes idiomas en Inglaterra, Italia y Francia, entre otros países europeos, pero Triana sigue considerando ''un misterio cuáles son los requisitos de una obra para que traspase no sólo fronteras sino su temporalidad".
La obra se ubica en la Cuba de los años cincuenta, cuando tres hermanos, dos mujeres y un hombre deciden jugar a matar a sus padres; ''aquí lo fundamental es el juego del actor, que tiene la oportunidad de representar a varios personajes; creo que eso seduce mucho a quienes la han montado. Es una obra que quiero, que escribí con verdadero amor".
Poeta y narrador, Triana recuerda que La noche... se gestó en España, a finales de esa década, ''porque ahí vi el conflicto entre padres e hijos; la represión a la que estaban sometidos los adolescentes y algunos adultos. Fue el punto clave. Empecé a escribir la obra de manera realista, muy anecdótica, pero no la concluí, no estaba maduro para llevar el tema hasta sus últimas consecuencias".
El texto tuvo que reposar poco más de un lustro, dejar fluir otras obras: Medea en el espejo (1960) y La muerte del Ñeque (1963), que, no obstante, tampoco complacieron totalmente a su autor: ''Buscaba internarme en las posibilidades del mito, de los arquetipos de la sociedad cubana y no sentía que lo hubiera logrado aunque las piezas tuvieron éxito".
Al retomar la escritura de La noche..., ''obra patética", Triana confirmó que el secreto de su oficio ''es entregarse lo suficiente. Cada obra es una aventura, exige un espacio, es única. Es decir, al escribir una pieza no voy a repetir imágenes ni esquemas anteriores. Cada obra es un riesgo y debo asimilarlo, pues cada una tiene su momento, su instante, su forma y no puedo contaminar con un esquema pasado una pieza nueva.
''Toda obra es una exploración interior. Por eso, por ejemplo, al escribir La muerte del Ñeque no estaba preparado para la profundidad del tema que estaba tratando. Tuvieron que pasar 30 años para darme exacta cuenta de las proporciones que la pieza exigía."
Exploración sin cortapisas
-ƑCuáles son esos miedos a los que se enfrenta el dramaturgo con la escritura de cada obra?
-Un escritor debe buscarse a sí mismo, interrogarse. Cada interrogación es una forma del miedo que se instala en uno. Hay que asumirlo y vencerlo explorando, lentamente, todas las posibilidades que puede tener una obra, sin cortapisas.
''Cuando hablo del proceso de escritura de cada obra, quiero decir que como individuo lo único que he ansiado es vencer el miedo y explorar a fondo sobre el tema que se me da. Eso me pasa también con la poesía y la narración. Porque escribir es un oficio que exige tiempo, dedicación, concentración y compromiso. Así, un escritor se prepara para morir con sus palabras, si no, no vale."
-Pero también es un oficio gozoso.
-Siempre hay una mezcla de gozo y de dolor en cada texto. La mayoría del tiempo hago un primer borrador de cada obra porque pienso que uno escribe con los ojos vendados; después, uno debe analizar lo que ha pensado. Un poema solamente es cuando el autor sabe que ha entregado una parte de miedo, una parte de júbilo y una parte secreta, misteriosa, que él mismo no puede nombrar.
''Porque hay que luchar contra la vanidad, contra la mediocridad, contra los fantasmas, y solamente se consigue con una enorme paciencia y humildad que se debe entregar en cada palabra.
''Por eso escribo en torno de mi pueblo, lo cual no significa que los personajes sean intrascendentes, pues detrás de todo hombre existe un poema y ese fondo, que se encuentra a flor de piel y en el misterio, es lo que me interesa exponer."
La noche de los asesinos de José Triana, dirigida por Pastor Vega, se presenta todos los martes a las 20 horas en el Foro Stanistablas, ubicado en Londres 30 esquina Dinamarca, colonia Juárez.