MARTES Ť 4 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť Preside el órgano de vigilancia de la Academia Mexicana de Arte Teatral
Defender al teatro como un derecho del público es el objetivo de nuestra agrupación: Harmony
Ť Por vez primera, la comunidad involucrada se está uniendo, celebra la ensayista
CESAR GÜEMES
A una semana de actividades de la Academia Mexicana de Arte Teatral, AC, instituida con el objetivo de ''defender al teatro como un derecho del público nacional", explica la autora de la idea, la ensayista y colaboradora de estas páginas Olga Harmony. La academia, que no asociación, está conformada como sigue: presidente, Germán Castillo; secretaria, Luz Emilia Aguilar Zínser; tesorera, Ana Ofelia Murguía; primer vocal, Gabriel Pascal; segundo vocal, Carlos Corona, más Olga Harmony al frente de la comisión de vigilancia con dos vocalías ocupadas por Víctor Hugo Rascón Banda y David Olguín.
-ƑA qué se debe que no las presidas tú misma, ya que de ti surgió la idea y buena parte de las gestiones realizadas hasta el momento?
-Se me ofreció mucho el puesto, es verdad. Lo lógico era quizá que la hubiera presidido, pero luego de trabajar en varias de las comisiones y en la asamblea conformada finalmente, me pareció que había compañeros que podían presidirla mucho mejor que yo. Ese fue uno de los mayores motivos para no aceptar el cargo. Parecería que me dieron un golpe de Estado y no hay tal cosa. Al contrario, mis compañeros me insistieron en que aceptara. Sin embargo, más allá de la tentación de dejarse reconocer por lo que uno ha hecho, es mejor que la presida un teatrista en activo y no un crítico.
''Ya Luz Emilia Aguilar Zínser había dado grandes muestras de su capacidad como secretaria, y si yo hubiera aceptado la presidencia habríamos encabezado la academia dos personas dedicadas a la crítica. Era mejor que un teatrista estuviera al frente. Además, a veces soy un poco ruda para escribir sobre las políticas culturales. Si encabezaba la academia podía parecer que mis posturas eran a nombre de la academia y no del mío propio.''
Con el CNCA, apoyo mutuo
-Aparte de reunir muchos de los mejores esfuerzos de quienes se dedican al teatro, Ƒcuáles otros son los lineamientos principales de la academia?
-La labor más importante es defender el teatro como un derecho del público, ser un interlocutor válido ante las autoridades culturales del tipo que sean, proteger las estructuras teatrales y hacer mesas de reflexión conjunta. Por primera vez esto que llamamos comunidad teatral veo que se está realmente uniendo, algo que me genera mucho placer y orgullo.
-ƑHan establecido contactos con las autoridades culturales correspondientes?
-Sí, desde luego. Si bien los elementos que señalo fueron los que nos llevaron a conformarnos como academia, también se han dado situaciones de emergencia que nos han llevado a pronunciarnos, uno de esos problemas, quizá el más grave, es lo que ocurre con los teatros del Seguro Social. Por eso hicimos una carta que publicó La Jornada, cuando aún éramos sólo una comisión. Pedimos hablar con la presidenta del CNCA y el responsable de las comisiones de cultura de las cámaras (de Diputados y de Senadores). Nos respondió de inmediato Sara Bermúdez. Acudimos a verla. Sabemos que existe una disputa por los teatros del Seguro Social, que el CNCA podría conservarlos siempre y cuando el IMSS se adecuara a las posiciones requeridas. La presidenta del consejo nos solicitó un apoyo mutuo, algo en lo que trabajamos.
-ƑCuál es su postura respecto de los trabajos de la Compañía Nacional de Teatro?
-Para empezar, de preocupación. Hasta ahora se ha mantenido como un membrete que ampara la idea del mejor teatro que podrían brindar las instituciones. Uno de nuestros temores es que con la gestión de la oferta y la demanda los productores privados pudieran quedarse con los grandes teatros que nos quedan y son del Estado. Y es muy posible que ellos no cumplieran con la aspiración artística que es lo que la academia entiende como teatro. Esto puede no llegar a ser un logro, pero sí es la aspiración. Por eso los convocados a la academia son personas con el empeño por hacer un teatro de calidad, dentro y fuera de las instituciones. Específicamente está claro que si algo se presenta diciendo que el CNCA, a través de la Compañía Nacional de Teatro ofrece tal obra, uno piensa que es un producto de calidad. Puede no gustarme y encontrarle miles de defectos, pero sé que la aspiración fue darnos el mejor teatro que el Estado puede ofrecer. Por eso vemos que ahí hay un peligro.
Partir de la honestidad
-Dentro de la comunidad teatral su presencia despierta lo mismo respeto que una cierta dosis de temor ante sus juicios. ƑAcepta esta dualidad?
-Escribo lo que buenamente pienso. Uso el ''yo" y no ''el que esto escribe". Sé que lo que digo no es la verdad absoluta sino lo que pienso de tal o cual cosa, fundamentando mi pensamiento. He ido aprendiendo con los años, procuro estar al día y quizá me he vuelto menos malévola. Empieza uno muy agresivo y creo que ahora cuando me doy cuenta de los apuros que se pasan para un montaje, aunque lo que me importa es el resultado, sí soy menos agresiva. A veces no tengo más remedio que serlo porque hay trabajos que se presentan con bombo y platillo y no satisfacen los parámetros que, creo, debe tener el teatro. Pero creo que sigo igual: parto de la honestidad.
-Se te ve satisfecha.
-Siempre piensa uno que podría haber hecho más; ahora, con la creación de la academia, me siento satisfecha y contenta.