MARTES Ť 4 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

EL FORO

Carlos Bonfil

Rewind

LA COMEDIA ESPAÑOLA de Nicolás Muñoz, Rewind transcurre íntegramente en el interior de un departamento. Una cena, un anfitrión algo extravagante, cuatro invitados, un vecino entrometido y una cámara de video, esta última omnipresente, como en el cine de Hermosillo o en El anzuelo, de Ernesto Rimoch. La importancia de la cámara, del efecto e intrusión de la tecnología audiovisual en la vida privada, se señala ya de entrada en el título, el cual remite llanamente al acto de hacer retroceder una cinta.

ANDRES (DANIEL GUZMAN) intenta seducir a Mónica (Paz Gómez), quien a la cena llega acompañada de un pretendiente. Una pareja más escenifica constantemente reclamos amorosos. El vecino anciano, en perpetuo voto de silencio, irrumpe repetidas veces en el departamento para bajar el volumen de la música. Todo en el lugar es un caos, desde la comida quemada del anfitrión lunático, que inexplicablemente comen con delicia los invitados, hasta el conjunto de inventos suyos con los que todos tropiezan o que reciben en la cabeza en una reiteración infatigable.

LA PRIMERA MEDIA hora de esta cinta resulta bastante absurda e inconsecuente, hasta el momento en que surge la revelación máxima, el recurso en que reposará todo el interés de la propuesta. El anfitrión, que entre sus manías incluye la de grabar todo lo que sucede en su reunión fallida, se percata de que al regresar la cinta puede hacer retroceder el tiempo y modificar así a su antojo, y sin que ningún otro personaje se entere, el curso de los acontecimientos. Sin este recurso la cinta no tendría, estrictamente, el menor interés narrativo. Las situaciones de enredo sentimental, la torpe empresa seducción que acomete el personaje, los chistes y graciosadas con que tortura por igual a invitados y espectadores, todo esto es en realidad bastante menesteroso. Con el recurso del rewind cómico las cosas tampoco mejoran demasiado. Luego del primer ensayo, las demás aplicaciones se vuelven rutina fastidiosa: los malos chistes, las situaciones más sosas, se cuentan así dos veces, cuando no tres.

PIDE AL TIEMPO que vuelva, Volver al futuro, Si hubiera... (Sliding doors), las fuentes de inspiración de Nicolás Muñoz son numerosas y lamentablemente todas desaprovechadas. Resulta ocioso ocuparse de transformar el curso de los acontecimientos si desde el inicio estos mismos se presentan de modo poco interesante, si no se produce una verdadera tensión dramática y si el juego humorístico es demasiado burdo. Lo valioso en las películas mencionadas que aparentemente inspiraron a Muñoz, es su capacidad de fascinar al público con la exploración de una fantasía individual y colectiva, el poder de alterar los hechos pasados para darles un cauce más favorable. De H.G. Welles a Robert Zemeckis las ficciones correspondientes han elaborado paralelamente propuestas de misterio y de inventiva humorística. En Rewind ese trabajo deviene gag interminable, un recurso fácil para prolongar, diversificar y contar dos o más veces una situación doméstica que apenas da materia para un cortometraje.