MARTES Ť 4 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Bernardo Navarro BenítezŤ
Remplacamiento vehicular
En días pasados finalizó la primera fase de remplacamiento vehicular convocado por las autoridades del DF. Las largas filas y esperas se generalizaron en muchos de los módulos que para tal fin se establecieron, ya que después de dos meses de plazo, al parecer fue casi imposible evitar el trámite de último momento para los propietarios de vehículos particulares con engomado rosa. Es cierto que reunir los documentos requeridos no son lo sencillo que los propietarios de vehículos quisiéramos. Pero la complejidad del reto del Programa de Remplacamiento que el gobierno federal transmitió al GDF por mandato de ley tampoco lo es, más cuando las autoridades del DF se propusieron efectuar un remplacamiento y registro vehicular gratuito, confiable y de carácter público, en contraste con el Renave, de tan triste memoria.
La complejidad del programa se manifiesta en los más de 3 millones de vehículos particulares que circulan en el DF, a pesar de que hacen posible menos de 20 por ciento de viajes, por lo que la mayoría de capitalinos, 80 por ciento, se trasladan en transporte público, cuyos propietarios remplacarán el año próximo. Sin embargo, del conjunto de vehículos particulares una cantidad no despreciable corresponde a empresas e instituciones gubernamentales a las que el GDF, para comodidad de todos, incorporó en un trámite paralelo que no entorpezca el de los particulares, igualmente excluye a otras categorías específicas que tendrán sus propios procedimientos y plazos.
A partir de información oficial y de cálculos nuestros, los vehículos particulares con engomado rosa y placas del DF que verificaron sus emisiones este año fueron cerca de 299 mil. Se calcula que al finalizar la jornada más de 310 mil unidades se habrán inscrito en el programa y que éstos superarán el cuarto de millón de vehículos con engomado rosa. Esto significa que la inmensa mayoría de los propietarios de vehículos particulares con este color se inscribirán en el remplacamiento dentro del plazo establecido.
Así, resulta de importancia recordar que el gobierno federal publicó en el Diario Oficial de la Federación, de fecha 26 de enero de 2000, la obligación del Gobierno del Distrito Federal de remplacar los vehículos de la entidad, según la norma oficial mexicana NOM-001-SCT-2-2000, obligando a su vez a los habitantes de la capital a efectuar este nuevo trámite adicional. Igualmente, por medio de la norma, la Federación especifica inclusive las características de las tarjetas de circulación, grosor del laminado de las placas y otra serie de minucias a las que deberían ceñirse las autoridades del DF.
A partir de este mandato el nuevo Gobierno del DF coordinó la aplicación del programa a través de la Setravi, con la participación de otras cinco dependencias del DF, además de Locatel y de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros AC. La misma administración capitalina decidió que el trámite fuera gratuito para la ciudadanía y que su costo fiscal fuera mínimo, aprovechando también la verificación vehicular de emisiones para efectuar la inspección visual del remplacamiento y convirtió en los hechos el procedimiento en un programa de empleo provisional, ocupando a más de mil jóvenes universitarios en esta coyuntura de grave desempleo.
Ahora que indefectiblemente tengamos que efectuar nuestro trámite vehicular resulta difícil no contrastar el Programa de Remplacamiento con el Renave: uno gratuito, el otro con costo para la ciudadanía; el primero de carácter público, el segundo de operación privada; la transparencia del remplacamiento contra las sombras del Renave; en fin, el contraste entre dos estilos de hacer gestión gubernamental, una a favor de las mayorías, la otra...
ŤInvestigador de la UAM-Xochimilco