martes Ť 4 Ť septiembre Ť 2001

José Blanco

Tertulia extravagante

El ritual del Informe presidencial fue una tertulia extravagante. A partir del desplazamiento priísta, la evidente distribución del poder político que paulatinamente ha ido procesándose en el país entre partidos, poderes de la Unión y niveles de gobierno, se expresó como una chabacana combinación de solemnidad, alharaca y zafiedades de los simples del perredismo y sus satélites.

Algunos teóricos de la política insisten en que el vodevil bullanguero y pendenciero es parte "natural" de esa actividad sustantiva de la vida social, y que algún partido ha de representar el papel carnavalesco; pero el tedioso burlesque que con frecuencia nos asestan algunos, no pocos de los señores legisladores, no hace sino elevar los índices de quienes confiesan preferir cualquier actividad antes que aburrirse como leones asoleados con quienes sin remedio confunden la política con sus incansables maromas circenses.

Fox sorprendió porque dejó de lado el estilo foxista y se puso solemne. Poco que reportar y una adustez extraña en el marco del código de la solemnidad presidencialista perpetrado por el poder priísta en su tiempo. Sorprendió también porque en algunos temas, como en el del ejercicio del gasto público, el suministro de recursos a los gobiernos de los estados, la tendencia de los salarios y los apoyos a la actividad agrícola, dio cifras que contrastan con unas verdades harto distintas repetidas incansablemente en el Congreso y en los medios. Bien harán los poderes Ejecutivo y Legislativo en revisar -como sugirió Beatriz Paredes-, con objetividad y sin estridencias, los hechos efectivos para conocimiento de la sociedad. El comienzo del marasmo del campo tiene fecha: 1965. Del proceso iniciado hace 36 años no hemos salido, si bien la situación ha tenido variadas transformaciones. El gobierno foxista está muy lejos de ser el responsable de lo que ocurre en el campo, pero es necesario evaluar con seriedad las acciones de este gobierno frente a una situación de tal manera compleja y antigua.

Beatriz Paredes también se puso solemne, elegante y hasta medio culterana. Complació vivamente a sus correligionarios, pero su discurso y su defensa del Poder Legislativo contrasta agudamente con la imagen casi cotidiana de un Congreso en francachela continua. Desde luego que también es imputable a éste la falta de una reforma hacendaria, de una reforma del sector eléctrico, de la reforma del Estado. Fox erró el tiro al buscar por vía mediática hacer aprobar esas iniciativas. Pero raya en la desfachatez el argumento de los diputados que alegan no haber sido persuadidos por el Ejecutivo de la necesidad de esas reformas. ƑCuál es, entonces, su compromiso con la nación?

Al cierre de su discurso, Fox reconoció que sin ese Congreso -con su carga relajienta e irresponsable, y con su fuerte carga conservadora- el gobierno no podrá avanzar y no avanzará, por tanto, el país. Hizo entonces una exhortación y un planteamiento de llegar pronto a un acuerdo político nacional para la reforma del Estado, que evidentemente urge a la nación. Es por lo menos extraño que en su respuesta la diputada Paredes haya omitido una mínima respuesta a esta proposición del Ejecutivo. Era ocasión de tomar posición sobre el sentido que el PRI da a una posible reforma institucional de la magnitud propuesta.

La afirmación de Beatriz Paredes, según la cual la ortodoxia económica es insuficiente frente a la baja de la actividad económica y al aumento del desempleo, es una verdad de Perogrullo. Hizo referencia al papel de la inversión pública como instrumento de reactivación. Una cierta carga ladina esconde en el planteamiento, porque no es difícil quedar bien así con el gran público, mientras se propone a la chita callando aumentar el déficit fiscal y la deuda pública. En todo caso organícese el debate abiertamente: Ƒes posible y conveniente bajo la actual circunstancia macroeconómica de México, de América Latina y más en general, internacional, aumentar el déficit fiscal? Ese es el punto y hay expertos en el Congreso y en la Secretaría de Hacienda para poner sobre la mesa y a la luz pública los números y los argumentos del caso.

La distribución del poder es un gran hecho político de México. Ojalá veamos un día el crecimiento y la madurez de los actores políticos. Ojalá veamos también la creación de espacios de diálogo entre el Ejecutivo y el Legislativo donde haya un intercambio serio sobre la información real acerca de la vida social mexicana, porque cada cual parece hablar de un país distinto.

 

Nota Bene: El discurso de campaña y de toma de posesión de Fox otorgó una centralidad acentuada a los programas de ciencia y tecnología y al programa educativo en todos sus niveles. Una mejor nación sólo la hace una mejor sociedad, es decir, una sociedad más educada. Este tema brilló por su ausencia en el primer Informe de gobierno.