Ť Empresarios nacionales demandan igualdad
Medicamentos de EU y Canadá podrían invadir el sector salud
Ť Advierten que entrarían fármacos de países ajenos al TLC
CAROLINA GOMEZ MENA
El 1º de enero de 2002 es una fecha que preocupa al sector farmacéutico nacional, pues entrará en vigor una cláusula del anexo 1001, segundo inciso del capítulo 10 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que establece que a partir del primer día del próximo año laboratorios estadunidenses y de Canadá podrán vender medicamentos a las instituciones del sector salud, es decir al IMSS, al ISSSTE y a las secretarías de Salud (Ssa), Defensa y Marina.
Sobre esto, Mauro Lara Verde, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), calificó de "desigual" este punto, ya que aunque el TLCAN no impide a la contraparte nacional realizar el mismo intercambio comercial, sí establece una barrera de tipo no arancelaria, la que frenaría la entrada de los medicamentos nacionales al mercado de aquellos países, debido a que en la negociación del tratado las partes acordaron que para este tipo de transacciones se "respetará la normatividad vigente" de cada uno de los tres países firmantes.
A juicio de Lara Verde, ese punto es una limitante para los farmacéuticos nacionales, "porque estadunidenses y canadienses sí mandan a sus inspectores a hacer las verificaciones a las plantas (farmacéuticas) de quienes quieren venderles medicamentos, y sólo después de que dan la autorización, se puede exportar".
En entrevista con este periódico, resaltó que las ventas totales del sector farmacéutico nacional ascienden a 7 mil millones de dólares anuales, que representan un volumen de 2 mil 500 millones de unidades, lo que significa que éste "abastece a más de 95 por ciento del mercado local con productos fabricados en México".
De las ventas globales, poco más de 21 por ciento corresponden a las adquisiciones anuales del sector salud, ya que en ese lapso éste "compra alrededor de mil 500 millones de dólares". De ahí la preocupación de que este mercado pueda serles arrebatado como consecuencia de un tratado "desigual".
Pero esto podría no ocurrir, refirió Alberto Lifshitz, director general de la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios de la dirección general de Medicamentos y Tecnologías para la Salud de la Ssa, quien en entrevista puso en duda la capacidad de la mencionada barrera no arancelaria para vedar la entrada sólo de las medicinas nacionales a tierras canadienses y estadunidenses, porque "de allá para acá puede ser que tampoco pasen" los controles sanitarios impuestos por México.
Inspecciones rigurosas
Lo cierto es que el mayor temor de los 200 laboratorios afiliados a Canifarma son las "estrictos controles" impuestos por la Food and Drug Administration (FDA), un organismo que se caracteriza por su dureza en las inspecciones foráneas a las plantas farmacéuticas.
No obstante, según Lifshitz esta vez México no podrá ser complaciente con Estados Unidos o Canadá, porque en este caso lo que se ingresaría al país podría, de no ser sometido a rigurosos controles, traer "consecuencias en la salud de los mexicanos".
En este marco es que, según el funcionario, la dependencia sanitaria en cumplimiento de su misión de velar por la salud de los nacionales "protegerá a la población contra cualquier riesgo, de tal manera que cualquier medicamento que se comercialice en el territorio, sea de origen nacional o extranjero, deberá llenar los estándares de calidad, eficacia y seguridad. Aplicaremos las mismas reglas para otorgar el registro a sus medicinas, y vamos a ir a Estados Unidos y Canadá eventualmente a verificar sus plantas", advirtió.
En opinión de Ofelia Espejo, directora farmacéutica de Canifarma, esto no se ha dado porque en lo que corresponde al intercambio de medicamentos entre los sectores privados de las tres naciones, apertura que entró en vigor el 1º de enero de 94, muchas veces a fin de ahorrarse la visita a estas naciones se habría aceptado pruebas de tipo documental enviadas por los interesados en exportar a México, o bien se verifican las plantas que ese mismo laboratorio tenga instaladas en el país.
"Aunque teóricamente la normatividad puede ser semejante, la inspección hace la diferencia; ellos investigan cada planta para ver si a su juicio determinado medicamento está elaborado con las condiciones que consideran aceptables. En cambio México no hace inspecciones foráneas, nosotros aceptamos como buena la parte de tipo documental que nos mandan, y si hay una planta productora aquí, se tiene la contraparte con quien tratar y exigir que responda" por los estudios presentados, explicó.
Pero la FDA no deja nada a la ligera, "ellos sí son muy exigentes, verifican que se cumplan con todos los requisitos de buenas prácticas de manufactura, documentación, calidad y de origen de los insumos que se exportarán, porque no aceptan un producto que provenga de una materia prima que no esté certificada por ellos, ademá", refirió Jorge Lanzagorta, director general de Canifarma.
Sin embargo, para Lanzagorta existe una posibilidad de que el TLCAN no los afecte de la manera en que ya lo ha hecho con otros sectores, como el campo y los transportistas, y ésta estaría justamente en el órgano desconcentrado que dirige Lifshitz, cuya creación fue publicada el 5 de julio pasado en el Diario Oficial y que tendrá "una misión semejante a la de la FDA", y por ende exigirá que se cumplan los requisitos sanitarios establecidos en México.
Aunque esto no hará menos costoso aprobar los estudios de la FDA, los cuales no sólo demandarán esfuerzos económicos de los laboratorios nacionales que deseen vender al sector público de Estados Unidos y de Canadá, sino también mucha paciencia, "pues la eventual aprobación para exportar con suerte puede tardar un año a partir de la petición", para Lanzagorta es una esperanza de que esta vez se defenderá a los nacionales.
El costo, factor importante
Mas no todo es tan positivo para que los medicamentos de aquellas naciones sean comprados por el sector salud, al menos en lo que se refiere a los estadunidenses, pues una de las limitantes, en opinión de Lifshitz y de Antonio Pascual Feria, presidente de la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex), es su precio, el cual es ostensiblemente mayor.
Referente a esto, Pascual Feria señaló que México es el tercer país de América, después de Colombia y Venezuela, con los precios promedio de medicamentos más accesibles del mercado. "El precio promedio de los medicamentos de Estados Unidos oscila en los 12 dólares, mientras que en México es de casi cinco dólares", por lo que si no hay además ofertas atractivas, no habría mercado para ellos en el ámbito público, que debe hacer su mayor esfuerzo por ahorrar, según los lineamientos dados por la Presidencia de la República.
Otra ventaja es la calidad en algunos de estos insumos, agregó Lifshitz, quien comentó que "en Estados Unidos y Canadá se fabrican muchos medicamentos muy bien hechos, pero también se hacen otros de muy mala calidad, como las vitaminas estadunidenses, que no cubren los estándares nacionales porque allá son consideradas alimentos, no medicinas, por lo que no cuentan con regulación de este tipo".
Un punto a favor más estaría, según el funcionario, en que también se debe valorar que la respuesta "de los mexicanos y los habitantes de esos países no son exactamente las mismas, ello derivado de las diferencias raciales y por ende metabólicas".
No obstante, también puede darse la complementariedad, pues "hay muchos medicamentos que aquí no hay" y viceversa. "Por ejemplo, en México no hay Propildiuracilo (para enfermedades tiroideas), y en Estados Unidos durante mucho tiempo no hubo Metformina (para la diabetes)".
Las mismas reglas
Mauro Lara destacó: "no queremos protección a ultranza, sino equidad". Actualmente se encuentran en pláticas con la Secretaría de Economía para que no sean las normatividades de cada una de las naciones las que determinen el intercambio, sino que se establezcan las mismas reglas para todos, y "hasta el momento la dependencia ha mostrado buena disposición".
Pero el temor no es sólo a los fármacos de esas dos naciones, sino a los de otras que tengan tratados comerciales con ellas, vía por la cual puedan entrar a México mediante "triangulaciones", agregó Lara Verde, lo cual fue aceptado por Lifshitz, quien comentó que "sí cabe la posibilidad de estos países sirvan de trampolín", pero aseveró que "vamos a vigilar eso", y al igual que lo que ocurrirá con la entrada de los insumos estadunidenses y canadienses, "aquí no vamos a permitir que medicamentos de mala calidad lleguen a México".
Los más de 200 laboratorios instalados en México generan más de 45 mil empleos directos y un número mayor de indirectos. Más de 50 por ciento de los trabajos que genera la industria farmacéutica nacional son de personal altamente calificado, con títulos universitarios y posgrado. El sector representa 0.6 por ciento del PIB nacional y 3 por ciento del PIB manufacturero.
En opinión de Mauro Lara Verde, de producirse una afectación en el sector, las pérdidas "podrían ser cuantiosas, pues vendría una cadena de situaciones, como el cierre de laboratorios, reducción de plantilla laboral, disminución de ventas, menos utilidades, reducción de pago de impuestos y daño a un sector estratégico".
Además de las visitas de la FDA, los medicamentos deben ser sometidos a pruebas de tipo farmacopeicas, y evaluaciones de la materia prima de tipo físico, clínico y químico, y en caso de medicamentos genéricos deben realizarse pruebas biológicas.