Ť La grave sequía en el sistema del río Conchos dificulta el cumplimiento de compromisos
Agua, otro de los temas a tratar en la reunión entre Fox y Bush
Ť Un acuerdo de 1944 obliga a México a entregar a Estados Unidos parte del líquido: Székely
ROSA ELVIRA VARGAS
Frente a la contundencia de una sequía sin precedente en el sistema del río Conchos, que hace cada vez más difícil a México cumplir los compromisos con Estados Unidos pactados en el Tratado de Aguas de 1944, crece la idea de negociar nuevos protocolos a ese documento para incorporar los cada vez más frecuentes escenarios de estiaje, informó el embajador Alberto Székely, asesor en la materia en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Asimismo, el funcionario confirmó que el tema se tratará en la reunión binacional, que se inicia hoy en Washington.
Mientras la atención hacia la gira del presidente Vicente Fox a Estados Unidos está puesta sobre todo en el tema migratorio, existe otro rubro que mantiene a los gobiernos de los dos países -en la zona fronteriza- bajo creciente preocupación, porque implica desabasto de un elemento fundamental para cualquier actividad: el agua que debe entregar el gobierno mexicano, conforme a un acuerdo binacional signado hace 55 años.
Compromiso recíproco
Tras subrayar que el tratado ha sido ''sumamente beneficioso'' para México, y que en las circunstancias actuales más que replantearlo es conveniente fortalecerlo, Székely explica que lo pactado es que deben hacerse entregas recíprocas de agua por los ríos internacionales que existen en la frontera común.
De este modo, Estados Unidos entrega al país parte del líquido que se genera en las cuencas de los ríos Colorado y Bravo (parte alta), mientras que México está obligado a dar en la parte baja de ese afluente parte del agua que se genera en el sistema del río Conchos (frontera de Chihuahua y Durango).
El compromiso nacional es de aportar en cada ciclo de cinco años alrededor de 2 mil 300 millones de metros cúbicos, que equivale a 9 por ciento de toda el agua que hay en la cuenca.
Una especificación del Tratado de Aguas es que si por las precipitaciones pluviales un país no puede entregar en ese ciclo el volumen a que está obligado, dispone entonces del siguiente ciclo -otros cinco años- para cubrir su cuota. ''Eso es exactamente lo que está sucediendo ahorita'', comenta el embajador. Y expone: en el caso del ciclo 1992-1997, se generó un déficit porque no hubo suficiente agua para entregarle a Estados Unidos la cantidad convenida. Entonces, se disponía de un ciclo adicional para saldar, el cual se cubrió en julio de este año.
Retraso de casi un ciclo
En síntesis, que México usó cuatro años del segundo ciclo para cubrir su cuota, con el consiguiente retraso en la aportación del líquido para el período 1997-2002. ''Tenemos acumulado casi todo un ciclo de déficit que debemos entregar realmente en un plazo de seis años; esto es, el que resta de este periodo y los cinco años siguientes'', apunta Alberto Székely, y entra al meollo de lo que está detrás de este problema: una sequía récord de nueve años, que está lejos de superarse.
Siempre hubo, dijo, abundancia de agua y se cumplió a tiempo -a veces hasta de forma anticipada-, nunca hubo problemas hasta que en 1993 empieza a registrarse en la región el estiaje más grave de que se tenga memoria. Hay muchas explicaciones al fenómeno, pero una de ellas es que representa un llamado de alarma, un efecto en carne propia, del denominado calentamiento global del planeta y una de cuyas características es que se cambian los patrones de precipitación, es decir, llueve en lugares distintos a los habituales.
Mayor esfuerzo, pide Bush
Székely admite que en las reuniones presidenciales realizadas a raíz del cambio de gobierno en los dos países, el mandatario estadunidense George W. Bush pidió a México hacer ''el mayor esfuerzo posible'' por disminuir el déficit de entregas acumulado. Ante ello, añade, científicos de los dos países se reunieron para calcular cuánto podría esperarse que lloviera este año y, a partir de ello, hacer un calendario de cesión del líquido.
Se hicieron dos cálculos y dos calendarios de acuerdo con un pronóstico optimista y el otro pesimista. Uno era el 31 de julio y el otro el 30 de septiembre. ''Ocurrió que no se dio ninguno de los dos, sino algo muchísimo peor, y es que este 2001 ha sido el año más grave de toda la sequía. Está lloviendo menos de la mitad de lo que llovió el año pasado, que se consideraba ya el más malo de este ciclo de estiaje'' en la República.
Pero como tal compromiso se inscribe dentro de los plazos que marca el Tratado de Aguas, subraya el diplomático, pues entonces México se apegará a su obligación formal de entregar en los seis años que aún le restan, porque ''lo importante es considerar que lo poco que queda actualmente en las presas mexicanas constituye en su conjunto una reserva mínima de agua que debemos mantener como garantía de abastecimiento a nuestras poblaciones. Esa reserva no se puede tocar, no se puede entregar a nadie porque es para las comunidades mexicanas.''
Protocolos adicionales
De ahí entonces la conclusión de que es menester dotar de protocolos adicionales al tratado para superar contratiempos coyunturales y planear cómo se desarrollarán las zonas fronterizas, ''tomando en cuenta la disponibilidad real de agua. Tenemos que planear ese crecimiento, ver el futuro en la región es un tema crucial del que tenemos que hablar'', subrayó.
Para Székely, se trata de un tema que implica decisiones gubernamentales porque, si hay menos recurso hidráulico, éste debe distribuirse de manera más equitativa, a estas alturas, ''repartir el sacrificio'' en ambos lados de la frontera.