LUNES Ť 3 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Washington sabía de la Operación Cóndor, según documentos desclasificados

La CIA entrenó a militares y policías uruguayos durante la dictadura

Ť También el FBI estaba al tanto de la cooperación para ubicar y eliminar a opositores políticos

Ť Según la información, Uruguay comenzó labores de inteligencia con Argentina en 1976

STELLA CALLONI/I CORRESPONSAL

Buenos Aires, 2 de septiembre. Instructores de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos entrenaron en Uruguay a varios de los militares y policías que participaron en la represión en ese país y que asesinaron a exiliados políticos en Argentina, y Washington conocía esta y otras acciones realizadas por la Operación Condor, la coordinadora represiva del Cono Sur en los 70, revelaron documentos desclasificados en Estados Unidos.

Ťuruguay-desaparecidosEstos documentos son sólo un adelanto de varios a ser desclasificados próximamente, señaló hoy el diario Clarín. Ya en septiembre del año pasado, un informe público de la CIA reconoció que Washington estaba enterado desde 1974, que "los regímenes totalitarios de la región estaban colaborando sobre asuntos de inteligencia y que un resultado directo de esta colaboración era un programa de asesinatos políticos", como consignaron Jim Carson y David Brooks en La Jornada.

Así, tras el golpe de Estado en Chile, en 1973, la CIA y otras agencias estadunidenses estaban al tanto de la cooperación entre ese país y Argentina para ubicar y eliminar a opositores políticos: en ese sentido, el asesinato del general chileno constitucionalista Carlos Prats y de su esposa Sofía en Buenos Aires en 1974, una acción precursora del Cóndor.

Esto fue también investigado por la organización no gubernamental National Security Archives, dirigida en su rama del Proyecto Chile por el investigador Peter Kornbluh. Este dio a conocer una carta fechada el 6 de junio de 1975, por medio de la cual el agregado del Buró Federal de Investigaciones (FBI) en la embajada de Buenos Aires Robert Scherrer, informaba al general chileno Ernesto Baenza sobre la detención en Paraguay de Jorge Isaac Fuentes Alarcón, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Scherrer mencionaba que Fuentes Alarcón había sido detenido el 17 de mayo de ese año en Asunción, y que se le secuestró una libreta con anotaciones de "Individuos y direcciones en Estados Unidos, ante lo cual el FBI comenzó una investigación concerniente(sic) a las personas y direcciones mencionadas (...) le informaré los resultados de la misma".

Fuentes Alarcón fue entregado por Paraguay a la dictadura del chileno Augusto Pinochet y su paso por las cárceles y los centros secretos de Paraguay y Chile en una de las más terribles historias en esta trágica saga.

Si esto ya demostraba el involucramiento estadunidense, los documentos difundidos hoy por Clarín pondrán en situación difícil al gobierno de Jorge Battle en Uruguay, que no ha detenido a los militares de ese país solicitados por la justicia argentina, en el juicio que lleva adelante el juez Rodolfo Canicoba Corral, en el contexto de su investigación de la Operación Cóndor.

Según los documentos ahora desclasificados, recopilados también por el National Security Archives, el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) de la dictadura uruguaya y uno de sus líderes, el comisario Hugo Campos Hermida, comenzaron a desarrollar operaciones de inteligencia de una manera sistemática en Argentina a partir de junio de 1976. Campos Hermida había sido entrenado por la Oficina de Seguridad Pública (OPS) de Estados Unidos, un departamento vinculado a la CIA, cuyo director en Uruguay era Dan Mitrione.

Los documentos revelan una interesante presentación del entonces subsecretario para América Latina, Hewson Ryan, ante un Subcomité del Congreso estadunidense, el 4 de agosto de 1976: entonces justifica la detención de varios uruguayos en Argentina, que estuvieron en el centro clandestino de detención Automotores Orletti en Buenos Aires, señala Clarín.

En este caso recordamos a Sara Méndez, quien hasta hoy sigue buscando a su hijo Simón, que le fuera arrebatado a los 20 días de nacido por el grupo del OCOA, que con agentes argentinos la secuestraron en Buenos Aires en 1976.

Para justificar estas acciones, Ryan cita que los detenidos pertenecían a una supuesta organización "terrorista", OPR-33, también mencionada en documentos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) de Chile, la policía política pinochetista.

Cuando a Ryan se le preguntó por qué los detenidos no fueron trasladados a la justicia, respondió que "nos dijeron que tenían 200 detenidos a disposición del Poder Ejecutivo, que no iban a someter a la justicia ordinaria, porque eran terroristas. Y si eran sometidos a un juicio ordinario inmediatamente después retornarían a sus actividades terroristas".

Más datos

Hay otro dato que confirma las complicidades de Estados Unidos, como el caso de dos embajadores de ese país, Robert Hill, en Buenos Aires, y Ernest Siracusa, en Uruguay. Hill no sólo es citado por su accionar en los años de la dictadura, sino también por su apoyo a José López Rega, uno de los creadores de la Alianza Anticomunista Argentina, que cometió miles de crímenes entre 1974 y 1976 y colaboró activamente con la DINA.

Los documentos surgidos de la investigación conducida por Carlos Osorio encargado de Argentina, Uruguay y Paraguay en el National Security Archive de la Universidad George Washington, determinan que el 2 de julio de 1976, Hill envió un cable a Siracusa, su par en Montevideo, informando que "un grupo de uruguayos recientemente secuestrados y luego liberados en Argentina pudieron reconocer y nombrar a oficiales de seguridad uruguayos que están desarrollando operaciones conjuntas con oficiales argentinos contra los refugiados, de una manera muy activa en Buenos Aires".

Este cable fue enviado dos días después de un ataque armado a la Comisión Católica Sobre Inmigración, de donde se robaron documentos sobre los refugiados y tras esta operación, por los menos 24 exiliados chilenos y uruguayos fueron secuestrados en Buenos Aires y torturados por oficiales de sus respectivos países, en una clara muestra de lo que el Cóndor.