La
Jornada Semanal,
2 de septiembre del 2001
(h)ojeadas
Crímenes
y pistas falsas
Miguel
Huezo Mixco
|
|
Horacio
Castellanos Moya,
El
arma en el hombre,
Tusquets,
México,
2001.
|
|
El
arma en el hombre, del escritor
salvadoreño Horacio Castellanos Moya, es una ficción narrativa
que revela las correrías de un veterano de guerra en una sociedad
que no le deja otro camino que vivir de lo único que sabe: matar
sin escrúpulos.
La violencia como tema y como lenguaje
ha ocupado una porción importante de los trabajos de poetas y narradores
centroamericanos del último medio siglo. Desde la novela Hombres
contra la muerte, de Miguel Ángel Espino, publicada por Costa-Amic,
México, a principios de los años cuarenta, el conflicto entre
violencia y no violencia, entre fines y medios, y entre penurias y miedos,
ha ocupado un lugar central en estas sociedades tan martirizadas por el
poder y por la naturaleza.
En El Salvador, donde ha tenido lugar una
de las literaturas más vitales del istmo, en los años setenta
del siglo pasado Roque Dalton se empeñó en justificar la
violencia política. Y otro poeta, David Escobar Galindo, en conjurarla.
En esa polaridad del sacrificio versus el orden, tuvo lugar el desarrollo
de una estética extrema que convirtió al conflicto en uno
de los principales motivos de los escritores del más pequeño
país de Centroamérica, que para entonces se encaminaba a
la más cruenta de sus numerosas guerras civiles.
Algunos años más tarde, en
plena guerra, Horacio Castellanos Moya escribía la primera ficción
del desencanto frente a las abyecciones de los protagonistas de aquel enfrentamiento.
Con La diáspora (1988), Castellanos emprendió un examen
de la frustración y la inmoralidad, y comenzó a crear un
conjunto de personajes sumergidos en los extremos de una vida sometida
a los exabruptos de la violencia. A estas alturas, con ocho libros de relatos
en su haber, ha creado un mundillo de personajes amargos, ridículos
y tristes, grotescos e inevitables. Y su lenguaje, donde no hay lugar para
la épica ni para el lirismo que caracterizaron a sus antecesores,
es expresión tanto de una aceleración psíquica, propia
del mundo de la violencia, como del desarrollo de una idea propia del tiempo
en el que se organizan las maldades y las tragedias que tienen lugar en
sus libros.
Hace dos años, con El asco,
Castellanos glosó el lenguaje de Thomas Bernhard para realizar una
demoledora crítica de los valores culturales de la sociedad salvadoreña;
la obra se convirtió en uno de los libros más leídos
y a la vez más repudiados de aquel momento. Ahora se publica por
primera vez en México una obra de este narrador salvadoreño.
El
arma en el hombre tiene como protagonista a un veterano de la guerra
civil. Su nombre de guerra es Robocop, como el cyborg de la película
de Paul Verhoeven.
Robocop encarna a un devoto de los rituales
de la muerte gratuita, que apoya su existencia en el poder de sus artefactos
mortíferos y que mira al común de los mortales como objetivos
a vencer. La frase de Arquíloco de Paros que sirve de epígrafe
a la narración es elocuente: En la lanza tengo mi pan negro, en
la lanza mi vino de Ismaro, y bebo apoyado en la lanza.
Robocop viene a formar parte del mundillo
de personajes urbanos, como el jefe policial Handal y el detective Villalta,
o Laura Rivera y Olga María Trabanino, quienes ya han figurado en
los relatos anteriores de Castellanos, y que ahora volvemos a encontrar
en esta vertiginosa historia de crímenes que tiene como espacio
central la ciudad de San Salvador, que ostenta el triste título
de ser una de las más violentas de América.
El protagonista proviene de uno de los
feroces batallones de la guerra. Pertenecí al batallón Acahuapa,
a la tropa de asalto, pero cuando la guerra terminó, me desmovilizaron.
Entonces quedé en el aire: mis únicas pertenencias eran dos
fusiles... una docena de cargadores, ocho granadas fragmentarias, mi pistola
nueve milímetros y un cheque equivalente a mi salario de tres meses
[...] Convertirme en civil fue difícil, confiesa Robocop en las
primeras líneas del relato.
Su
verdadero nombre es Juan Alberto García, pero desde su ingreso al
ejército sus compañeros le llamaron Robocop. El héroe
de mil batallas ha llegado a la frustrante comprensión de que la
guerra terminó. Reclutado desde la edad de veinte años, su
vida ha transcurrido entre las barracas del cuartel y las emboscadas. Aquel
gigantón es un solitario, a veces melancólico. De su familia,
que vive ilegalmente en Estados Unidos, sólo le queda su primo.
Sin trabajo y sin la ilusión de las victorias guerreras, Robocop
se pasa la vida entre el cuartucho de su pariente, la cervecería
de la esquina y un burdelito.
Aquí conoce a otro ex combatiente
que intenta reclutarlo para una organización de desmovilizados que
piden una compensación por sus servicios al ejército. Robocop
se niega a participar en cualquier movimiento en contra de sus antiguos
jefes, pero cuando la plata se le acaba busca a la organización
de veteranos y participa en la ocupación violenta del Palacio Legislativo.
Con la promesa de un pago, la acción se levanta. Aún sigo
esperando el resto de mi indemnización, explica con amargura.
El arma en el hombre
no es una historia sentimental sobre las frustraciones de un soldado. Castellanos
Moya no entiende a la literatura como un eco de la sociedad. Por ello,
aunque recurre a la memoria de la violencia, se permite las mayores libertades
en la creación de un mundo imaginario que inevitablemente se parece
al nuestro: odioso y desesperanzador. En este nuevo relato, como ya es
característico en su obra, Castellanos pone al personaje en el extremo
de sus opciones vitales. La gente quiere vivir en paz, pensará Robocop,
pero, como reza la moraleja de Michaux, si el lobo comprende a las ovejas,
muere de hambre.
Volver al sendero le tomará poco
tiempo. Robocop inicia sus trabajos y en su primera acción deja
un reguero de sangre. La narración es trepidante, como la respiración
del que corre. Sus fechorías lo califican para trabajar con una
banda de robacarros. Luego, con una red de oficiales que, en realidad,
es una célula de una poderosa banda criminal. Finalmente, resulta
enganchado en una agencia extranjera de la lucha antidrogas.
La violencia del relato y la manera en
que desnuda el desprecio de los fuertes hacia los débiles, son aplastantes.
La potencia de esos guerreros contrasta irónicamente con la pequeñez
del mundo que les rodea, el de la gente corriente que va a sus trabajos
entre la niebla de la vida rutinaria.
Emparentado con la narrativa de Roberto
Arlt y las películas de Tarantino, este relato pareciera repetirnos
que la vida transcurre entre pistas falsas. Que quienes matan son los mismos
que se encargan de borrar las evidencias de sus hechos. Que las instituciones
están infestadas de matones y corruptos. Y que no importa cuán
duras sean las leyes contra el crimen, pues siempre habrá suficiente
dinero para corromperlas.
En ese mundo que se gobierna por medio
de implacables leyes no escritas, la primera norma de sobrevivencia es
la traición. En el exasperado imaginario que atraviesa la obra de
Castellanos, no hay sentimiento que no sea una forma del engaño.
La mujer es una trampa. Los amigos, tarde o temprano, traidores. Por ello,
en sus ficciones, los actos de violencia no son producto de un cálculo,
sino sólo la punta visible de un enfrentamiento total que subyace,
sordo y crudo, en las relaciones humanas, sexuales, familiares y laborales.
El alma de este hombre es su arma... A la hora de dormir, no me acosté
en mi catre, sino que me tiré sobre una manta en la otra esquina
de la habitación, con la subametralladora empuñada sobre
mi estómago... Me había calzado de nuevo las botas, proclama.
Para Robocop, la delirante violencia es
la Gran Política, casi la única política posible en
una sociedad desesperada, y como tal constituye un acto que aniquila cualquier
negociación. En los episodios finales, cuando se ve forzado a huir
a Guatemala, la espiral de sus acciones ha llegado a arañar la manos
del poder. Para él ya no hay retroceso. Simplemente, la lucha debe
continuar
e
n s a y o
La
inconformidad humana
Marduck
Obrador Cuesta
|
Naief
Yehya,
Cyborgs
y nuestra descendencia
tecnológica
en la realidad y en
la
ciencia ficción,
Paidós,
México,
2001. |
El clima, nuestros cuerpos, el destino, el
pasado y el presente, las personas a nuestro alrededor, todo nos provoca
una aversión temporal condición que no restringe la eternidad
que desemboca en la angustia nuestra de cada día.
Con la perspectiva de relacionar el cuerpo
con las tecnologías actuales, Naief Yehya plantea a la humanidad
como una especie en extinción, cuyo cuerpo, hoy día, es visto
como un receptáculo deleznable de vísceras y fluidos que
le impiden seguir el paso evolutivo propuesto por los hombres mismos. Es
así como la corrupción de la carne nos ata, en una lucha
por trascender la muerte, el dolor y el pánico, a un escenario natural
que nos parece agreste.
Por lo tanto el desarrollo de la tecnología
se ha empeñado en hacer del hombre una liga por la cual circulen
en la realidad y en la ficción los experimentos que desatoren los
pies de la inmovilidad corporal lentitud, inadaptabilidad, pesadumbre
espiritual, sentimientos acaramelados, etcétera y nos permitan
alcanzar estados en que la vida, la memoria y otras esencias humanas transmigren
del cuerpo a un chip electrónico, y éste se adapte mediante
las máquinas computadoras a percibir la realidad desde otra cárcel,
en la que no sabremos estar conformes, pero eso sí, tal vez nos
permitirá viajar por el universo a la velocidad de la luz y encontrar
un final distinto a la muerte.
El
cuerpo limitado encuentra en la tecnología los implementos que le
permiten existir en una realidad distinta a la que en un principio se tenía.
Las tecnologías cyborgianas según el autor, integran al
cuerpo dispositivos mecánicos y electrónicos con el objeto
de mejorarlo. El producto de su aplicación crea a los cyborgs,
donde se fusionan el hombre y la máquina. Estos nuevos hombres ya
no son estigmatizados por sus carencias, sino por el contrario, son vistos
como logros en los que se reúnen los deseos y fantasías de
toda la cultura occidental.
Naief Yehya nos muestra la tecnología
a través de sus palabras hilarantes; nos sorprenden los experimentos
y las obsesiones de los científicos al buscar transmigrar el cerebro
y la conciencia; asumimos la aparición y masificación de
las tecnologías digitales que cambian nuestros conceptos de vida
e inteligencia; nos agobiamos al pensar en un futuro en donde los secretos
de la humanidad sean patentados y entren al torrente de la comercialización.
(Proyecto del Genoma Humano); fantaseamos con la realidad de ver crecer
a nuestro lado a un ser idéntico a nosotros; deliramos al saber
que tal vez el soplo de la vida lo obtengan las máquinas de su interior
de silicio; nos encanta la idea de que la belleza prevalezca aun en un
rostro cuya lejanía es en sí misma su esencia maquinal; descubrimos
la ficción de un Capitán América peleando contra el
tercer Reich; sabemos que en todos nosotros hay un cibernauta mutable;
vivimos los adelantos cyborgianos en la medicina (anticonceptivos,
viagra, implantes y demás); y concluimos, en palabras del autor:
Morir sin dejar huella será quizá el único acto revolucionario.
El Instituto Andrés
Soler de Teatro, Cine, Radio y Televisión de la ANDA
presenta a la Compañía Arte Once en El dragón
de Yevgeny Schwartz. Traducción de Lucinda Ruiz y Hugo Gutiérrez
Vega. Dirección de Juan Ramón Góngora. Teatro Pedro
Infante, Petén Norte núm. 45, col. Narvarte (entre Obrero
Mundial y Viaducto). Informes a los teléfonos 5519 3507 y 5440 2390.
Funciones: sábados a las 18:00 horas y domingos a las 17:00 horas.
Música UNAM.
Concierto Valses de amor de Brahms. Leonardo Villeda, tenor; Jesús
Suaste, barítono; Lourdes Ambriz, soprano, entre otros. Sala Carlos
Chávez del CCU, el 2 de septiembre a las 18: horas. Costo: $20.00
pesos.
Música de cámara
en San Ildefonso. Universo barroco. Los estilos nacionales. Capella
Guanajuatensis. Música francesa del siglo XVIII de Marin Marais,
M. de Barre, J. P. Rameau y J. M. Leclair. La cita es en el Anfiteatro
Simón Bolívar, también el 2 de septiembre a las 17:00
horas. Costo: $30.00 pesos.
Presencia de la Orquesta
de Cámara de la Escuela Nacional Preparatoria. ¡Viva V.E.R.D.I.!
Homenaje en el 100 aniversario de su fallecimiento. Anfiteatro Simón
Bolívar, en San Ildefonso, el 6 de septiembre a las 18:00 horas.
Costo: $20.00 pesos.
Festival Internacional de Jazz.
Sexteto de David Sánchez. Sala Nezahualcóyotl del CCU, el
7 de septiembre a las 20:30 horas. Costo: $350.00, $250.00 y $150.00 pesos.
Concierto de piano interpretado
por Sergio Vázquez. Obras de Ravel, Fauré, Chopin, Bartók,
Nancarrow y Villa-Lobos. Sala Carlos Chávez del CCU, también
el 7 de septiembre a las 20:00 horas. Costo: $20.00 pesos.
Y en el ciclo Universo
barroco. Los estilos nacionales se presentará un concierto con
Sonatas de Marcello y Vivaldi. Ejecutantes: Bozena Slawinska, violoncello,
y Luisa Durón, clavecín. La cita es el 8 de septiembre a
las 18:00 horas en la Sala Carlos Chávez del CCU. Costo: $30.00
pesos, con cincuenta por ciento de descuento a estudiantes en general,
maestros y trabajadores de la UNAM e INSEN con credencial actualizada.
Los músicos de la dgam en
la Intimidad de la música de cámara. Sala Carlos Chávez
del CCU. Domingo 9 a las 12:00 horas. Costo: $30.00 pesos.
Mayores informes sobre esta programación
y la del resto del mes de septiembre a los teléfonos 5622 7080 al
83 o en la página http://cartelera.musica.unam.mx
Premio de Literatura
Salvador gallardo Dávalos 2001. Convoca el Instituto Cultural
de Aguascalientes. Podrán participar todos los poetas y narradores
residentes en la República Mexicana, no mayores de treinta años.
Para el género de poesía los concursantes deberán
enviar un libro de poemas con una extensión mínima de treinta
(30) cuartillas, escritas a máquina a doble espacio o impresas en
computadora a doce puntos en papel tamaño carta y por una sola cara.
Para el género de narrativa los concursantes deberán enviar
un libro de cuentos con la misma extensión y formato especificados
en el punto anterior. No podrán participar obras premiadas o publicadas
anteriormente, ni aquellas que se encuentren bajo dictamen en otro concurso.
No podrán participar los autores premiados con primeros lugares
en este concurso durante los años 1999 y 2000. Para ambos géneros,
los trabajos deberán enviarse por triplicado al Instituto Cultural
de Aguascalientes, Premio de Literatura Salvador Gallardo Dávalos
2001, Calle Venustiano Carranza núm. 101, Centro, CP 20000, Aguascalientes,
Ags. El certamen quedará abierto hasta el 14 de septiembre de 2001.
Los concursantes deberán inscribirse con seudónimo y por
separado, en sobre cerrado, se enviará la identificación
del autor, su domicilio y teléfono. El Jurado Calificador estará
integrado por escritores de reconocido prestigio cuyos nombres serán
dados a conocer simultáneamente a los resultados del Premio. El
fallo del Jurado Calificador será inapelable y se dará a
conocer a más tardar el 22 de octubre de 2001, fecha en que será
divulgado a través de la prensa. El Comité Organizador cubrirá
los gastos de movilización y estancia de cada uno de los triunfadores
para que asistan ala acto de premiación que se realizará
dentro de las actividades de la Feria del Libro 2001 en Aguascalientes,
Ags., durante los meses de octubre y noviembre. No se devolverán
originales ni copias de ningún trabajo. Los trabajos de los no ganadores
serán destruidos en las oficinas del Instituto. Los derechos de
la edición de la obra pertenecerán al Instituto Cultural
de Aguascalientes por un año después de su edición,
siendo prerrogativa de éste su publicación. Los derechos
editoriales serán pagados en especie de acuerdo a la Ley Federal
de Autor. Cualquier caso no considerado en la presente convocatoria será
resuelto a criterio de los organizadores. Premio único e indivisible
para cada uno de los géneros: $20,000.00 pesos. Correo electrónico:
[email protected]
Curso.
La Dirección de Difusión de la Cultura de la Universidad
del Valle de México, Campus San Rafael Alma Mater, invita al curso
sobre Bukowski: ¡Bukowski no ha muerto! y Letras de un viejo indecente:
vida y obra de Charles Bukowski. La cita es en Sadi Carnot núm.
57, col. San Rafael (a una cuadra de Insurgentes Centro). Imparte: Guillermo
Vega. Informes a los teléfonos 5628 6375 y 5628 6000 ext. 01663.
Entrada gratuita.
Fotografía: La Embajada de
Francia, el ccc-ifal invitan a la inaguración de la exposición
de fotografía Reminiscencias de Patrick Bernard, el jueves
6 de septiembre a las 19:30 horas. La cita es en la Casa de Francia ubicada
en Havre núm. 15, Zona Rosa. Informes al 5511 3151. La exposición
estará abierta hasta el 29 de septiembre.
El Instituto Andrés Soler
de Teatro, Cine, Radio y Televisión de la ANDA
presenta a la Compañía Arte Once en El dragón
de Yevgeny Schwartz. Traducción de Lucinda Ruiz y Hugo Gutiérrez
Vega. Dirección de Juan Ramón Góngora. Teatro Pedro
Infante, Petén Norte núm. 45, col. Narvarte (entre Obrero
Mundial y Viaducto). Informes a los teléfonos 5519 3507 y 5440 2390.
Funciones: sábados a las 18:00 horas y domingos a las 17:00 horas.
Música UNAM.
Concierto Valses de amor de Brahms. Leonardo Villeda, tenor; Jesús
Suaste, barítono; Lourdes Ambriz, soprano, entre otros. Sala Carlos
Chávez del CCU, el 2 de septiembre a las 18: horas. Costo: $20.00
pesos.
Música de cámara
en San Ildefonso. Universo barroco. Los estilos nacionales. Capella
Guanajuatensis. Música francesa del siglo XVIII de Marin Marais,
M. de Barre, J. P. Rameau y J. M. Leclair. La cita es en el Anfiteatro
Simón Bolívar, también el 2 de septiembre a las 17:00
horas. Costo: $30.00 pesos.
Presencia de la Orquesta
de Cámara de la Escuela Nacional Preparatoria. ¡Viva V.E.R.D.I.!
Homenaje en el 100 aniversario de su fallecimiento. Anfiteatro Simón
Bolívar, en San Ildefonso, el 6 de septiembre a las 18:00 horas.
Costo: $20.00 pesos.
Festival Internacional de Jazz.
Sexteto de David Sánchez. Sala Nezahualcóyotl del CCU, el
7 de septiembre a las 20:30 horas. Costo: $350.00, $250.00 y $150.00 pesos.
Concierto de piano interpretado
por Sergio Vázquez. Obras de Ravel, Fauré, Chopin, Bartók,
Nancarrow y Villa-Lobos. Sala Carlos Chávez del CCU, también
el 7 de septiembre a las 20:00 horas. Costo: $20.00 pesos.
Y en el ciclo Universo
barroco. Los estilos nacionales se presentará un concierto con
Sonatas de Marcello y Vivaldi. Ejecutantes: Bozena Slawinska, violoncello,
y Luisa Durón, clavecín. La cita es el 8 de septiembre a
las 18:00 horas en la Sala Carlos Chávez del CCU. Costo: $30.00
pesos, con cincuenta por ciento de descuento a estudiantes en general,
maestros y trabajadores de la UNAM e INSEN con credencial actualizada.
Los músicos de la DGAM en
la Intimidad de la música de cámara. Sala Carlos Chávez
del CCU. Domingo 9 a las 12:00 horas. Costo: $30.00 pesos.
Mayores informes sobre esta programación
y la del resto del mes de septiembre a los teléfonos 5622 7080 al
83 o en la página http://cartelera.musica.unam.mx
Premio de Literatura
Salvador gallardo Dávalos 2001. Convoca el Instituto Cultural
de Aguascalientes. Podrán participar todos los poetas y narradores
residentes en la República Mexicana, no mayores de treinta años.
Para el género de poesía los concursantes deberán
enviar un libro de poemas con una extensión mínima de treinta
(30) cuartillas, escritas a máquina a doble espacio o impresas en
computadora a doce puntos en papel tamaño carta y por una sola cara.
Para el género de narrativa los concursantes deberán enviar
un libro de cuentos con la misma extensión y formato especificados
en el punto anterior. No podrán participar obras premiadas o publicadas
anteriormente, ni aquellas que se encuentren bajo dictamen en otro concurso.
No podrán participar los autores premiados con primeros lugares
en este concurso durante los años 1999 y 2000. Para ambos géneros,
los trabajos deberán enviarse por triplicado al Instituto Cultural
de Aguascalientes, Premio de Literatura Salvador Gallardo Dávalos
2001, Calle Venustiano Carranza núm. 101, Centro, CP 20000, Aguascalientes,
Ags. El certamen quedará abierto hasta el 14 de septiembre de 2001.
Los concursantes deberán inscribirse con seudónimo y por
separado, en sobre cerrado, se enviará la identificación
del autor, su domicilio y teléfono. El Jurado Calificador estará
integrado por escritores de reconocido prestigio cuyos nombres serán
dados a conocer simultáneamente a los resultados del Premio. El
fallo del Jurado Calificador será inapelable y se dará a
conocer a más tardar el 22 de octubre de 2001, fecha en que será
divulgado a través de la prensa. El Comité Organizador cubrirá
los gastos de movilización y estancia de cada uno de los triunfadores
para que asistan ala acto de premiación que se realizará
dentro de las actividades de la Feria del Libro 2001 en Aguascalientes,
Ags., durante los meses de octubre y noviembre. No se devolverán
originales ni copias de ningún trabajo. Los trabajos de los no ganadores
serán destruidos en las oficinas del Instituto. Los derechos de
la edición de la obra pertenecerán al Instituto Cultural
de Aguascalientes por un año después de su edición,
siendo prerrogativa de éste su publicación. Los derechos
editoriales serán pagados en especie de acuerdo a la Ley Federal
de Autor. Cualquier caso no considerado en la presente convocatoria será
resuelto a criterio de los organizadores. Premio único e indivisible
para cada uno de los géneros: $20,000.00 pesos. Correo electrónico:
[email protected]
Curso.
La Dirección de Difusión de la Cultura de la Universidad
del Valle de México, Campus San Rafael Alma Mater, invita al curso
sobre Bukowski: ¡Bukowski no ha muerto! y Letras de un viejo indecente:
vida y obra de Charles Bukowski. La cita es en Sadi Carnot núm.
57, col. San Rafael (a una cuadra de Insurgentes Centro). Imparte: Guillermo
Vega. Informes a los teléfonos 5628 6375 y 5628 6000 ext. 01663.
Entrada gratuita.
Fotografía: La Embajada de
Francia, el ccc-ifal invitan a la inaguración de la exposición
de fotografía Reminiscencias de Patrick Bernard, el jueves
6 de septiembre a las 19:30 horas. La cita es en la Casa de Francia ubicada
en Havre núm. 15, Zona Rosa. Informes al 5511 3151. La exposición
estará abierta hasta el 29 de septiembre. |
p
o e s í a
El
canto que cae en la tierra
Octavio
Castro l.
|
Guillermo
Landa,
Frutero
y yo,
Ediciones
Cultura de Veracruz,
México,
2001. |
A ti
fertilidad, entraña
verde,
madre materia, vegetal
tesoro
fecundación,
aumento,
yo canto,
yo, poeta,
yo, hierba,
raíz, grano,
corola,
sílaba de la
tierra...
Pablo Neruda
En el siglo XVIII un desafiante irlandés
estableció a rajatabla dos zonas estrictas del significado: la que
corresponde a las proposiciones que hablan de números y de entidades
ideales y la que corresponde a proposiciones que hablan de hechos en el
mundo. Ahí se agota el lenguaje. Cualquier otra proposición
que hable sobre situaciones ajenas a la matemática o a lo que observamos,
hay que desecharlas, arrojarlas al fuego.
Guillermo
Landa, y con él una legión de usuarios, milita en el bando
de los que creen que ahí no se agota el lenguaje. Hay una tercera
posibilidad, otra esfera del sentido, tan legítima como las dos
registradas. Me refiero a la poesía. ¿Y cuáles son
sus credenciales? ¿En qué razones se fundan para exigir que
se reconozca otra esfera del significado? Guillermo sabe que no está
solo en esta batalla. Lo acompaña una multitud. Se ampara en una
tradición milenaria. Están de su lado Teócrito y Virgilio,
Dante y Góngora, Ronsard y Goethe, Neruda y López Velarde.
Cada uno obligaría a reconsiderar las cosas. Se puede hablar, sin
transgredir norma alguna, de las ramas y del cielo, de la esperanza y de
las rosas, de la vida y de la muerte, del amor y de Dios, de la fertilidad
de la tierra y del daño criminal que han hecho a la naturaleza los
hombres. No hay objeto vedado a la poesía. Nada escapa a su atmósfera
y a su magia estética. Guillermo Landa dirige ahora su atención
a los frutos de la tierra. Acaricia con la mirada y con el tacto los bienes
que nos depara. También él, como Landívar, ama el
campo mexicano. El escenario de este conjunto de poemas es un halago para
los sentidos: desfilan ante nosotros las guindas, los melocotones, los
duraznos, los nísperos, las piñas, los tecapules y las cerezas.
La poesía, bien lo sabemos, va de
la mano con el juego. El poeta no se somete a otra regla que la suya propia,
la del mundo que crea y establece. El léxico de las frutas se presta
para el doble sentido, la picardía tan hondamente arraigada entre
los mexicanos. Guillermo no podía sustraerse a la tentación.
El nombre de su poema es inequívoco: El mamey entre albures. Basta
una cuarteta que la imaginación del destinatario puede matizar a
su arbitrio:
pues hay quien da
por confirmado aserto
la expresión no mameyes
por no mames,
lo que nos sume en grave
desconcierto
al chupar un mamey y lo
que lames.
Los hombres del siglo XVIII, tan singularmente
perspicaces, se dieron cuenta de que el respeto a la naturaleza acarrea
un bien para la vida humana. La dañan los artefactos de la civilización
y con ello dañan al propio hombre. Ya tocamos fondo con la monstruosa
tecnología del siglo XX. El hombre somete al hombre, mediante el
artificio. Se consume un sustituto espurio de la naturaleza:
Saborear el frescor
del cocotero
nunca supiera el acivil
urbano
que deglute mentol en vil
grajea
prefiere las gaseosas en
verano,
los cooles con patente de
atarjea
y desdeña prodigios
del frutero.
Ningún poeta podrá lisonjearse
de resistir el influjo ajeno. La poesía, lo atestiguan los grandes,
se nutre, entre otras cosas, de la poesía. Sin merma de la intensidad
que hay en los versos de Guillermo Landa, la presencia de Barba Jacob redondea
el tono sensual y voluptuoso que envuelve a la mujer, excitante como la
pulpa del mango:
Mas hay también
un día de lascivia
en que el mango se sale
del frutero,
abandona la paila y la nevera,
la hora del recreo y muy
orondo
se transmuda en carnal y
deleitoso
vocablo en el piropo que
exacerba
los amores sensuales y las
ansias.
Frutero y yo, por derecho propio, ingresa
ya a la lírica mexicana. Lo avala un antecedente difícil
de objetar: la obra que se inicia en los sesenta. Guillermo Landa es testimonio
de constancia poética y de fidelidad a la vocación. Tuve
el privilegio de reseñar Este mar que soy yo, para El Caracol Marino,
nuestra empresa literaria de muchos años. Ahora se repite la grata
experiencia. Doy con ustedes la más cálida bienvenida a este
fruticultor del siglo XXI, aficionado al campo con la sencillez de Virgilio
y opuesto al simulacro de los mercaderes con la energía que debiera
contagiarnos a todos.
|
|