PRIMER INFORME
Ť Resalta su afán de diálogo y el fin del autoritarismo
La alternancia sola no basta para romper inercias: Fox
Ť Insiste en acuerdo político y aprobación de reforma fiscal
Ť Asegura que sí hay proyecto de nación, con transparencia
JUAN MANUEL VENEGAS
El primer Informe de gobierno de Vicente Fox Quesada fue la aceptación de que los grandes cambios anunciados el 2 de julio y el primero de diciembre del año pasado aún tendrán que esperar; fue la convocatoria, reiterada, a los acuerdos con las fuerzas políticas nacionales, a sabiendas de que poco se ha avanzado, y fue la insistencia ?que le valió protestas y rechifla? al Congreso para aprobar la reforma hacendaria que resulta "indispensable" para enfrentar los "rezagos ancestrales y la incapacidad presupuestal del Estado para superarlos".
El mensaje que llega al gobierno desde la base social es claro, dijo a los legisladores y dirigentes partidistas: "Estamos obligados a no perder de vista que nuestros verdaderos enemigos son la pobreza, la inseguridad, la ignorancia, la corrupción y el autoritarismo."
Porque si bien los mexicanos se manifestaron claramente por la pluralidad, ésta "no tiene por qué ser una torre de Babel, (pues) los mexicanos y mexicanas esperan mucho más que eso de la democracia", subrayó, para dar paso a la advertencia de la responsabilidad compartida: "Es necesario reconocer que este proceso (de cambio) puede y debe darse con mayor armonía... por ello, todas y todos juntos, ahora en el mismo barco, sin importar la bandera política que cada quien enarbole, debemos dar la batalla en contra de estos males que nos lastiman como ciudadanos y nos debilitan como nación".
Y si en lo económico las reformas que requiere ?exige? el gobierno de Fox no encuentran aún punto de convergencia, en lo político de plano el jefe del Ejecutivo federal subrayó que hace falta una "nueva cultura".
"Ante los que subrayan que en el país hubo cambio de gobierno, pero no una transición democrática, debo decir que el cambio no lo podemos reducir al episodio de la alternancia. Por relevante que haya sido en nuestra vida política ese gran e imprescindible evento, no basta por sí solo para romper con las viejas inercias.
"Estoy consciente de que muchas prácticas de este gobierno aún deben cambiar; por ello, para muchos el cambio es nominal, pero ¡no es posible consolidar una cultura política en el transcurso de unos cuantos meses!", puntualizó.
Las definiciones políticas del foxismo...
En su primer mensaje de gobierno, a nueve meses de haber asumido el poder, el presidente Fox recurrió ?como lo hizo el 16 de mayo en la lectura al pueblo de México de su "primer avance de actividades", y dos semanas después en la presentación del Plan Nacional de Desarrollo--a exaltar lo que ?insistió ayer en San Lázaro? es su mayor logro de gobierno: el fin del autoritarismo, el acotamiento del ejercicio del poder y su "firme determinación" al diálogo y a la búsqueda de coincidencias con el resto de los Poderes de la Unión y fuerzas políticas del país.
Y para quienes señalan la falta de rumbo en su gestión, Fox Quesada tuvo esta respuesta que define ?apuntó? la orientación de su gobierno: "La alternativa mexicana al desarrollo es la de un humanismo moderno, emprendedor y socialmente responsable; con él queremos poner a México al día y a la vanguardia de las naciones; con él queremos lograr que México sea la historia de éxito del siglo XXI.
"¡México sí tiene proyecto! Esa alternativa humanista concibe a nuestro país como una República plena, en la que florecen las libertades, la democracia, el estado de derecho, la transparencia y el federalismo, y en la que se vive la gobernabilidad democrática", aseguró Fox.
Ante la desigualdad, añadió, "nuestra alternativa impulsa la política social y amplía su concepto planteando la universalización de las oportunidades, la corresponsabilidad de quienes las obtienen y la realización de las personas en todas sus dimensiones... este humanismo propone que se desarrolle la sociedad, pero también que se mejore la capacidad de gobernar; requiere de mayor libertad, pero también de que se acaten las leyes; exige el respeto a todos los derechos, pero también el cumplimiento de todos los deberes; promueve la expansión de los mercados, pero también la fortaleza de los poderes públicos".
México sí tiene proyecto, expuso el mandatario
una, dos, tres veces, para rematar: "En el país del poder, hemos
acotado el poder; lo hemos ejercido en sus justas dimensiones, lo suficiente
para hacer las cosas; lo limitado, para respetar a la sociedad y a los
ciudadanos."
Y de ello se desprende su máximo logro como gobernante:
"Un proyecto de país distinto que se deriva, justamente, de una
concepción diferente sobre el ejercicio del poder público,
siendo cuidadosos para reorientar a la nación sin sobresaltos, con
una madurez política que se demuestre en el respeto a las instituciones,
en el fortalecimiento del estado de derecho y en la conducción responsable
de la economía."
Contra lo que muchos pensaron, el país no se desmoronó...
Siguiendo en la promoción de sus logros, el titular del Ejecutivo señaló que, junto con la sociedad, "hemos sido capaces de evitar los riesgos de conflicto entre cambio y estabilidad presentes en toda etapa de transición". La alternancia significó un cambio histórico en México, y al contrario de lo que muchos llegaron a pensar, no se desmoronó el país, no hubo fugas de capitales ni devaluaciones, el gobierno mantuvo su marcha y lo que ha prevalecido es el diálogo, el cambio responsable y decidido y el estado de derecho.
Presumió que el Ejecutivo se ha sometido, "sin vacilación alguna", al fallo del Poder Judicial de la Federación; que su responsabilidad "nunca ha sido entendida a capricho", y que guiado por los valores democráticos "propios del humanismo", ha conducido el gobierno sin autoritarismo, sin prepotencia y sin presión o represión contra quienes de él difieren.
Festejó que todas sus decisiones y acciones se han tomado y ejecutado "sin tintes partidistas" y que, "como en ninguna otra época", los mexicanos hoy disfrutan y viven "bajo el imperio de la libertad de expresión", que los medios de comunicación han ejercido sin más restricción que su propio sentido de responsabilidad.
Para cerrar con la enumeración de sus "logros" y avances hacia una nueva cultura democrática y política ?"en lo que no cejaré mis esfuerzos"?, Fox Quesada aseveró que su gobierno se desenvuelve en una "caja de cristal", donde privan la transparencia y la rendición de cuentas.
El llamado al diálogo, contra la violencia
En esos mismos "esfuerzos", el Presidente de la República condenó los actos de violencia que pretenden "acorralar" la democracia.
"Estamos restructurando un sistema y ello genera reacciones que no son sino expresión natural de la pluralidad política; no obstante, hoy menos que nunca se justifica acudir a la violencia para luchar por una causa política o social."
Sin mencionar a los grupos armados que operan en algunos estados, pero en clara alusión a ellos, enfatizó: "Hoy menos que nunca es válido pretender acorralar la democracia por la vía de la violencia; hoy menos que nunca podemos tolerar la expresión violenta como vía de protesta política o social, porque hoy las puertas de la participación política están abiertas a la sociedad, porque hoy la gobernabilidad democrática permite conducir toda la lucha política o social por vías institucionales".
Convocó a los mexicanos a condenar toda forma de violencia y dijo esperar que los grupos que todavía consideran insuficientes las contiendas electorales para superar nuestros problemas, reconozcan que no hay más caminos para ellos que el sufragio.
Chiapas y la responsabilidad del Congreso
Al abordar el tema del conflicto en Chiapas ?al que dio prioridad en sus primeros cuatro meses de gobierno?, Fox Quesada reiteró su "compromiso político y moral" con la causa de los indígenas, "convencido de que México no podrá ser, si los excluimos; México no podrá ser, si no los escuchamos; México no podrá ser, si no reconocemos que todas las mexicanos y los mexicanos tenemos derecho a un espacio digno bajo nuestros cielos".
La postergación de negociaciones con los zapatistas prácticamente se la achacó al Congreso, por aprobar una ley indígena rechazada por las comunidades. "He apoyado y apoyaré cualquier movimiento que busque respuesta a su causa por vías no violentas. Bajo esta premisa, el gobierno federal ha dado muestras claras de su voluntad política para continuar el diálogo con el EZLN; los presos de origen zapatista han sido puestos en libertad; el Ejército se ha replegado de las posiciones demandadas... finalmente el Congreso de la Unión aprobó la reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígenas... en nombre del pluralismo debemos reconocer que existen voces que es necesario escuchar; mientras tanto, toca a todos aceptar lo que el Constituyente Permanente ha decidido como reforma constitucional."
Lo que falta... y el tiempo se agota
Pero dejando atrás esos logros que el Presidente tanto ha festejado en los últimos meses, a final de cuentas siguen pendientes los "grandes cambios" ofrecidos el año pasado: la reforma del Estado y la "nueva hacienda pública distributiva".
Hace falta, pues, el gran acuerdo nacional para caminar en ese camino. Ante el reto de alcanzar todos los objetivos esenciales, el país exige un gran acuerdo político nacional que ofrezca soluciones con visión de futuro a los problemas del presente. "Se están agotando los ciclos vitales de muchas prácticas políticas y es imperativo definir las que vienen al relevo", conminó el mandatario a sus interlocutores políticos.
Para destrabar la reforma hacendaria, el mandatario exhortó a los partidos políticos "a no permitir que las diferencias le resten viabilidad" y si bien se dijo dispuesto a modificar su iniciativa fiscal original, les pidió "no perderla por la incapacidad para ponernos de acuerdo". Se puso a las órdenes de los coordinadores legislativos para iniciar lo antes posible las pláticas sobre ese y otros temas de la agenda del periodo ordinario que empezó ayer.
En cuanto a la reforma del Estado, Fox fue tajante: "Urge ese acuerdo explícito que defina las grandes líneas nacionales para resolver los rezagos históricos del país mediante una estrategia legitimada por todos."
Y así terminó el Presidente la lectura de su primer Informe de gobierno en el recinto legislativo de San Lázaro, con "el sentido de urgencia" a su convocatoria a atender los grandes cambios que siguen pendientes.