DOMINGO Ť 2 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

PRIMER INFORME

Ť Hilaridad cuando habló del poder adquisitivo de salarios

Sin pena ni gloria, Fox cubrió el primer mensaje del Informe

Ť Provocó el PVEM un pequeño terremoto político

JAIME AVILES'

Lejos, muy lejos del triunfalismo del pasado 1Ɔ de diciembre, en el marco de un pequeño "terremoto" político -bueno, es un decir- provocado por la ruptura del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) con el gobierno de Vicente Fox, el Presidente de la República recorrió sin pena ni gloria los opacos minutos de la hora que empleó en la lectura "del mensaje del Informe" -así lo llamó- correspondiente a su primer año de labores al frente del Poder Ejecutivo, un texto sin brillo pero no exento de afirmaciones temerarias.

"Los salarios están recuperando poder adquisitivo", aseguró Fox a las 20:14 del reloj que dominaba el salón de sesiones del Congreso, y su dicho provocó una carcajada larga en las numerosas curules del PRI. Molesto por la espontánea interpelación, el Presidente reiteró: "Los salarios están recuperando poder adquisitivo".

-El mío no -exclamó un reportero en el palco de prensa, para exclusivo solaz de sus colegas.

Citado a las 19 horas, Fox entró en el recinto 29 minutos más tarde, a causa de las extensas arengas de algunos de los representantes de los partidos políticos nacionales, a quienes les quedó chico el cuarto de hora pactado de antemano para cada organización. Jorge Emilio González Martínez, senador del PVEM, fue reconvenido en cuatro ocasiones por la presidenta de la Cámara, la tlaxcalteca Beatriz Paredes, quien simplemente no lograba hacerlo callar.

Primogénito de Jorge González Torres, accionista mayor, perdón, líder nacional del PVEM, el llamado Niño Verde repasó las principales ofertas de campaña de Fox y lo acusó de haber traicionado cada una de ellas, pero le dedicó una pulla a Jorge G. Castañeda -"...el actual Presidente prometió que los puestos del servicio exterior ya no serían para cobijar desamparados políticos..."-, recordando así que el canciller apoya por debajo del agua a la otra "dirigencia nacional" del PVEM, encabezada por Carlos Alberto Macías Corcheñuk.

El momento más divertido de la tarde lo provocó el Niño Verde al decir: "El hoy, hoy, hoy del cambio se quedó en el ayer. Por eso, hoy anunciamos el rompimiento con el gobierno que no le ha cumplido a México". Y todos los diputados del PAN saltaron de sus curules para aplaudirlo.

Por la noche, la disidencia del PVEM giró un boletín de prensa para calificar de "patética, hipócrita, cínica y sin ninguna calidad ética ni moral" la participación de González Martínez. El texto, firmado por Macías Corcheñuk, sostiene que ese partido seguirá llevando a cabo "acciones congruentes que apoyen al gobierno federal".

Sobre el origen de este comunicado, algunos observadores anotaron que ayer, en cuanto el Niño Verde concluyó su discurso, Jorge G. Castañeda abandonó el salón de sesiones y permaneció 45 minutos fuera de éste, muy probablemente cocinando por teléfono con Macías Corcheñuk la redacción de la inmediata respuesta.

Calderón y las armas

Fuera del recinto parlamentario y en un anexo de la sala de prensa, en esos momentos tecleaban los corresponsales extranjeros sobre un corredor junto a una mesa con café y galletas, Santiago Pérez, de la agencia Dow Jones; José Fernández, de la agencia Bridge, y Song Xinde, de la agencia china Xinhua, descartaron que la ruptura del PVEM con Fox tenga repercusiones en la Bolsa. Como la pregunta que se les planteó al respecto era una broma, se limitaron a sonreír y prosiguieron escribiendo sobre cosas más serias.sauri_paredes_jhe

Adentro, a nombre del PRD, el diputado tabasqueño Auldárico Hernández Gerónimo exhortaba a Fox a "hacer suya su propia plataforma electoral". Después de recorrer todos los otros temas del caos nacional, recordó que, recientemente, "en Tabasco, el gobierno federal pactó con el ala más corrupta del PRI", y proclamó que "šun pueblo agraviado como el de Tabasco no se va a quedar con los brazos cruzados!"

Por el PAN habló Felipe Calderón Hinojosa -al que algunos en el palco de prensa llamaban "Calderón Enojosa", por el tono por momentos colérico de su discurso-, quien, en contraste con el optimismo de Fox, reconoció que "el gobierno enfrenta en lo económico una situación crítica", pero justificó en todos sus aspectos la política monetarista aplicada por el Presidente. Asimismo, alabó las acciones publicitarias del gobierno federal en Chiapas -"el repliegue de siete posiciones militares y la liberación de diversos presos vinculados al zapatismo"-, y repitió la cantaleta de que la ley indígena representa avances.

Sin embargo, en una carambola de tres bandas, Calderón condenó "la descalificación y el insulto que se han practicado esta tarde en esta tribuna" y, en forma inexplicable, terminó el párrafo "rechazando la violencia, física o verbal" y llamando a "construir la república con los votos y no con las armas", lo que se interpretó como un guiño a la derecha panista que pide el uso de la fuerza ya contra los zapatistas.

Paredes, voz de trueno

Lejos, hay que repetirlo, muy lejos del triunfalismo apoteótico que lo acompañó en su toma de posesión, hace apenas nueve meses, Fox entró en el recinto a las 19:25 con el pelo retocado sobre las canas, y fue saludado con un frío aplauso de la bancada del PAN, que el silencio del resto de los presentes hizo aun más patético.

Escoltado por un grupo de mujeres a las que nadie en el palco de prensa logró identificar, caminó por el pasillo central hasta el pie de la tribuna, donde ocupó su asiento entre Beatriz Paredes y Diego Fernández de Cevallos, ante la mirada de Genaro Góngora Pimentel.

A una orden de Paredes, que se desobedeció a sí misma porque fue la única del cuarteto que no cantó ni se molestó siquiera en fingirlo, los tres presidentes -el de la Suprema Corte, el de la República y el del Senado- entonaron el Himno Nacional en primera estrofa. El ambiente, a pesar del calor emanado de los reflectores, seguía siendo de hielo.

Sentados luego de una segunda enérgica orden de Paredes, que estuvo en mandona toda la sesión, los presidentes aguardaron a que le fuera concedida la palabra a Fox y éste, mientras tanto, estiró un brazo y cogió un vaso de agua escondido bajo el podio desde el que iba a leer, y bebió un sorbo para aclararse la garganta con una expresión desoladora que no perdería en el curso de toda la función.

En el palco de los invitados especiales, junto al de la prensa, Juan Sánchez Navarro guardaba silencio junto a un hombre que parecía una mezcla de Antonio Ortiz Mena y Angel Trinidad Ferreira y del que nadie supo decir quién era. A su vez, Carlos Slim endurecía el ceño no lejos de Manuel Camacho, Rodolfo Elizondo, Fernando Solana, Manuel Aguilera Gómez, Jesús Reyes Heroles (notablemente cachetón), el gobernador "electo" de Tabasco, Manuel Andrade, y el llamado "genio" del equipo presidencial, el siempre risueño Juan Hernández.

En ese grupo, que había sido cuidadosamente observado por los periodistas vecinos, daba qué pensar la callada tristeza de Luis H. Alvarez, al que nadie parecía muy interesado en saludarlo. Mariclaire Acosta, por su parte, acababa de cantar el himno con los ojos cerrados, como si estuviera muerta de cansancio.

Fox se puso de pie y, sin mostrarlo a los mil 800 testigos presentes en la inmensa sala, entregó un legajo de 20 centímetros de alto a la presidenta de la Cámara, y dijo que ése era el Informe, que presentaba por escrito conforme a la ley. Entre los amantes del antiguo ceremonial había cierta inquietud porque el titular del Ejecutivo no había pronunciado las palabras mágicas: "Honorable Congreso de la Unión".

Pero las dijo, inmediatamente después del papeleo, y comenzó a leer con fluidez y calma, despertando por dos ocasiones consecutivas el frío, muy frío aplauso de los diputados y senadores panistas. Eran las 19:58, habían transcurrido apenas 15 minutos desde el inicio de la lectura, cuando el presidente cometió su primer error verbal: "Un saludoso... Perdón, un saludo caluroso..." Por fortuna, incurriría en este tipo de tropiezos únicamente dos veces más. A las 20:29 dijo "noelo" en vez de "no es sólo", y minutos más tarde cometió una pifia incluso más pequeña: nada mal, considerando que su intervención duró una hora completa.

Eran las 19:47 cuando comenzó el espectáculo sordomudo del PRD. La diputada Petra Santos y una de sus colegas pasaron al frente con una manta que rememoraba: "Resolveremos el conflicto de Chiapas en 15 minutos, bla, bla, bla...". Siempre enérgica, Paredes cortó a Fox y conminó a las dos señoras a volver a sus asientos, cosa que éstas hicieron con disciplina escolar.

Niños traviesos

De allí en adelante, y hasta las 20:40, cuando terminó Fox, los perredistas, con Miguel Borttolini y de nuevo Petra Santos a la cabeza, de los más activos, desplegaron otras cartulinas y mantas que enmudecían: "No apoyaremos al Fox IVA en alimentos, medicinas...", "Creceremos a 7% bla, bla, bla", "Justicia en el caso Chimalhuacán", "Combate real al espionaje", "Alto a la impunidad en el estado de México", y el más grande de todos: "ƑY la democracia en Tabasco?", ilustrado por dos caricaturas, la de Madrazo y la de Fox unidas por el signo de igual (=).

Poco vistoso, poco efectivo, el show de las pancartas contrastó con la actitud de la bancada del PRI, cuyos diputados, al igual que algunos del PVEM, gritaban fruslerías, agachándose para que Fox no los viera y tapándose con la mano la boca para que nadie pudiera entenderlos. Eran como niños traviesos enchinchando al maestro en una escuela confesional. Sin embargo, dada la pobreza general de la ceremonia en términos de hechos políticos, los programas televisivos de la noche, dedicados al Informe, pondrían el acento en el tema de "la mala educación del Congreso", porque no había casi nada serio ni sustancioso de qué hablar.

Por último tomó la palabra Beatriz Paredes, que había estado por demás enérgica -Ƒacaso lo dije ya?- al callar a Fox, amonestar a la chiquillada traviesa y ordenarle al orador en turno: "Continúe, señor Presidente", con una voz de trueno que se antojaba excesiva. Pero si ésta era producto del nerviosismo, fue suavizándose, ganando en matices, cuando la representante del Legislativo leyó su respuesta al Informe, en un texto que empezó con una cita de Norberto Bobbio y culminó con unos versos de Carlos Pellicer, y que aprovechó el espacio intermedio para subrayar la caída de 5 por ciento en el sector de la construcción y de 2.2 por ciento en el manufacturero, y que incluso se dio modo de regañar a Fox porque éste, en medio de su lectura, había utilizado a los medios electrónicos para "agradecer a las personas que nos han permitido esta noche entrar en su hogar", cosa que la diputada tlaxcalteca reclamó con razón, porque el Presidente, le recordó, estaba informando ante todo a los miembros del Congreso y no a los televidentes. Y a cada crítica, Fox asentía con la cabeza, como un alumno cohibido ante la enérgica maestra.

Bajo el sello de la mediocridad que domina la política mexicana, Fox cubrió la primera de sus seis comparecencias en San Lázaro, a lo largo de un acto frío y gris, que puso fin a un día tristísimo.