sabado Ť Ť septiembre Ť 2001

Miguel Concha

Conferencia mundial contra el racismo

Desde ayer y hasta el próximo viernes se realiza en Durban, Suráfrica, la tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y Formas Conexas de Intolerancia. Las anteriores tuvieron lugar en Ginebra en 1978 y en 1983. Su objetivo principal será elaborar recomendaciones concretas para mejorar recursos para las víctimas, y exhortar a los países signatarios a cumplir con este compromiso internacional. El proyecto de declaración final, que consta de 142 párrafos, y fue elaborado en dos reuniones de un comité preparatorio, precedidas por otras de grupos de trabajo de composición abierta, entre el 6 de marzo y el 10 de agosto, se refiere entre otras cosas a cuestiones generales sobre el fenómeno; a sus orígenes, causas, formas y manifestaciones; a las víctimas de estas lacras económicas, sociales, culturales y políticas; a las medidas de prevención, educación y protección destinadas a erradicarlas en los ámbitos nacional, regional e internacional; a estrategias para lograr una igualdad plena y efectiva, que abarquen la cooperación internacional y el fortalecimiento de la ONU y otros mecanismos internacionales, y a lo que desde comienzos de este año -declarado como el Año Internacional de la Movilización contra el Racismo, la Discriminación, la Xenofobia y la Intolerancia- ha sido más polémico: al establecimiento de recursos y medidas eficaces de reparación y resarcimiento o indemnización de las víctimas. Tanto es así que, entre otros, ha quedado pendiente el párrafo 118, que expresa: "pedimos a aquellos que directa o indirectamente, por comisión u omisión participaron en el colonialismo, la esclavitud de los pueblos indígenas y de los pueblos africanos, y el comercio de esclavos, en particular el comercio de esclavos trasatlántico, que lo permitieron, lo facilitaron o lo toleraron, pidan disculpas a los pueblos afectados como primera medida en un proceso de indemnización para cerrar las heridas causadas por esas prácticas, como requisito previo fundamental para la paz mental de todas las partes interesadas, lo que da más posibilidades de éxito a los esfuerzos que se realicen en el futuro".

La conferencia ha sido igualmente preparada por conferencias regionales, como la realizada a nivel americano los días 5, 6 y 7 de diciembre pasados en Santiago de Chile, con la presencia de Mary Robinson, alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y presidenta de la Conferencia de Durban. Como parte de los trabajos de ésta, los días 29 y 30 se realizó en Durban un foro en el que han participado miles de representantes de grupos y organizaciones civiles de todas las partes del mundo. Este Foro de Organizaciones No Gubernamentales ha sido también preparado en los cinco continentes con reuniones, seminarios o encuentros regionales, como los que con énfasis en la situación de los pueblos indígenas y los afrodescendientes se celebraron el año pasado en América Latina: el Foro Nacional por el Pluralismo y la Diversidad, llevado a cabo en Ecuador, entre los días 28 y 30 de septiembre del 2000; la Conferencia Satélite, convocada los días 4 y 5 de noviembre del mismo año en la ciudad de México, por la Iniciativa Indígena por la Paz, y el Foro Regional de México y Centroamérica sobre Racismo, Discriminación e Intolerancia convocado el 9 y 10 de noviembre pasados por la Academia Mexicana de Derechos Humanos (AMDH), con la colaboración del Congreso Nacional Indígena, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, la CNDH y Tribuna Israelita.

Vale la pena subrayar que la AMDH pidió en el Foro de ONG de Durban que en la declaración final se añadiera un párrafo sobre el reconocimiento explícito de la existencia del racismo como una de las principales causas históricas y actuales de la discriminación, la desigualdad, la exclusión y el empobrecimiento de amplios sectores de la población mundial, particularmente los afrodescendientes y los pueblos indígenas. Pidió igualmente que la sociedad civil llamara a todas las iglesias e instituciones religiosas a hacer una aportación significativa al programa de acción de la conferencia, reconociendo con humildad su responsabilidad histórica, por acción u omisión, en el hecho y las consecuencias del racismo y la discriminación racial.