SABADO Ť Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť "Ya vendrá otra oportunidad histórica": Samuel Ruiz

La ley Cevallos-Bartlett detiene la lucha por el reconocimiento indígena: obispo

ANTONIO PEREZ CARDONA CORRESPONSAL

Saltillo, Coah., 31 de agosto. Con la ley indígena aprobada recientemente por el Congreso de la Unión no se detiene la historia, y ya vendrá otra oportunidad histórica posterior en la que se reconozca a las etnias y se dé un paso significativo tanto para el país como para otras partes del mundo, expuso el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García.

Apuntó que el pasado proceso que dio origen a la reforma significó un momento único, por las convergencias que se dieron en México para dar ese paso hacia delante, pero no ocurrió así y culminó con la promulgación de la ley Cevallos-Bartlett (así la llamó), que detiene puntos fundamentales en la lucha por el reconocimiento de los derechos y la cultura de los indígenas.

Sin embargo, dijo, "no se para la historia. Hay en este instante una ebullición, (aunque) no podemos hablar todavía de una cascada histórica donde ya se precipitaron las aguas, y van a pasar 30 o 40 años para que se den las convergencias que se dieron ahora; un momento histórico, en el que pudiéramos haber dado el beneficio no solamente a los indígenas, sino un ejemplo a todos los países".

En el marco del coloquio La problemática indígena en Chiapas, organizado por la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila, Samuel Ruiz consideró "evidente y vergonzoso que un país que tiene un presidente de origen indígena, Benito Juárez, no pueda reconocer que existe un movimiento indio de inconformidad, de quienes están en la parte más inferior de la sociedad".

Acompañado durante su exposición por el obispo Raúl Vera López y el diputado federal priísta Jaime Martínez Veloz, ex integrante de la Cocopa, el obispo se refirió la mayor parte de su plática al papel de la Iglesia católica en la historia nacional y continental de las etnias, con quienes, dijo, tiene una gran deuda.

Afirmó que actualmente subsisten prácticas racistas o discriminatorias, aun dentro de algunos sectores de la propia Iglesia católica; sin embargo, después de 500 años los poblaciones indígenas ni han desaparecido ni se han asimilado a culturas que le son distintas.