VIERNES Ť 31 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Leonardo García Tsao
Modelo antiguo
No he leído el libro de Helen Fielding en que está basado El diario de Bridget Jones, una especie de puesta al día de Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, que gozó de gran popularidad entre lectoras anglosajonas, sobre todo por su descripción humorística de los avatares de una soltera treintona empeñada en superar sus vicios -comer, fumar y beber demasiado- en la búsqueda de la pareja ideal. Por lo tanto, me limitaré a juzgar la película en sus propios términos, es decir, al margen de considerar qué tanto ha sido fiel o no al texto.
En teoría, al menos, la elección de los adaptadores ha sido muy afín al espíritu. La directora Sharon Maguire es amiga en la vida real de la escritora y fue la inspiración del personaje de Shazza, la cineasta feminista. La propia Fielding participó en el guión junto con Andrew Davies, cuyo trabajo previo incluye la adaptación de Orgullo y prejuicio para la Tv británica, en la que el actor Colin Firth interpretó al personaje de Darcy, una referencia importante en el libro. Pero al parecer la figura dominante en el proyecto fue Richard Curtis, autor de los guiones de Cuatro bodas y un funeral (1993) y Un lugar llamado Notting Hill (1999). De hecho, El diario de Bridget Jones se antoja como la tercera inscripción en una nueva escuela de comedia inglesa de ribetes hollywoodenses, por su rígido apego a una fórmula de resultados probados:
1) Toda la intriga debe girar en torno de la complicada vida amorosa del protagonista, obligado a hacer el ridículo en varias circunstancias públicas.
2) La presencia del actor Hugh Grant es obligatoria. En este caso ha remplazado su papel de galán titubeante por su otro registro: el de cabrón arrogante. Asimismo, se necesita a una actriz gringa para hacerle juego.
3) El personaje principal frecuenta a un grupo de amistades excéntricas, que lo apoya y aconseja en sus diversos esfuerzos románticos. El amigo homosexual es también de rigor.
4) Las actividades del ciudadano británico de clase media consisten básicamente en asistir a reuniones familiares, cocteles y otros festejos.
5) Un malentendido obliga a hacer una elección equivocada -y temporal- de pareja. El amor verdadero triunfará en el último rollo.
Esa obediencia a la fórmula ha resultado en otra comedia romántica previsible pero simpática. Si bien fue controvertida la elección de la tejana Renée Zellweger para interpretar a la heroína epónima, habiendo tantas actrices legítimamente inglesas, resultó ser uno de los aciertos centrales de la película. Con varios kilos de más, un aceptable acento londinense y una graciosa capacidad para la comedia (antes demostrada en Nurse Betty), Zellweger hace convincente el encanto de la regordeta Bridget Jones, afligida por una torpeza intrínseca y una baja autoestima. Uno entiende por qué hay una atracción mutua entre ella y su pedante jefe Daniel Cleaver (Grant), aun cuando éste no oculta su personalidad de patán. (Lo que sí queda en el plano teórico es la preferencia por el solemne abogado interpretado por Firth, pues el actor da siempre la impresión de participar de mala gana en el asunto.)
Llama la atención, en estos tiempos pos feministas, el retroceso a un personaje femenino propio de la comedia de antaño. Para Bridget Jones el desempeño profesional es sólo una forma de conseguir su única aspiración: casarse bien. Su trabajo no importa pues en términos generales es una inútil: cuando lleva la prensa de una editorial se muestra incapaz de iniciar una conversación con Salman Rushdie; y al improvisarse de reportera televisiva sólo logra una entrevista exclusiva gracias a la mediación de Darcy. Igualmente es sintomático que sus mayores ridículos sociales -presentarse disfrazada de conejita de Playboy en una fiesta formal, caer de nalgas sobre una cámara de televisión en vivo- puedan interpretarse como alusiones burlonas a ese clamor feminista: el tratamiento de la mujer como objeto sexual.
Sorprende también saber que Maguire fue directora de documentales. El diario de Bridget Jones sacrifica cualquier asomo de realismo -la atmósfera ni siquiera tiene una particularidad inglesa en tono turístico, como Notting Hill- en favor de una amable tierra de nadie donde todo conflicto, desde la soledad urbana hasta la separación de los padres, se resuelve con un chiste.
EL DIARIO DE BRIDGET JONES
(Bridget Jones's Diary)
D: Sharon Maguire/ G: Helen Fielding, Andrew Davies, Richard Curtis, basado en la novela de Fielding/ F. En C: Stuart Dryburgh/ M: Patrick Doyle/ Ed: Martin Walsh/ I: Renée Zellweger, Colin Firth, Hugh Grant, Jim Broadbent, Gemma Jones/ P: Working Title Productions para Universal, Studio Canal, Miramax. EU - Francia - G. Bretaña, 2001.