VIERNES Ť 31 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Hoy presenta Triángulo de musgo en el Metrólitan

No soy patrimonialista con las canciones ni me emociona la radio: Hernaldo Zúñiga

LA JORNADA DE ORIENTE

"No me da emoción escucharme en la radio; estoy más bien fuera de las tendencias", reconoce risueño el cantautor nicaragüense Hernaldo Zúñiga, conocido en el medio comercial sobre todo por ¿Cómo te va, mi amor?, el éxito que interpretaba el trío Pandora a mediados de los años 80.

Sin embargo, la carrera de Hernaldo se remonta a mucho antes, a 1975, cuando, casi sin querer, siendo estudiante de Derecho, triunfaba en el Chile de la dictadura con su canción Ventanillas en el Festival de Viña del Mar.

zu–igaDe entonces para acá mucha agua ha corrido, y desde la seguridad de insospechadas raíces e influencias, y con la serenidad de aquel que conoce su camino andado y sabe hacia dónde se dirige, ahora está a punto de presentar su disco titulado Triángulo de musgo, con diez canciones inéditas, y lo hará con un concierto en el Metropolitan, hoy a las 20 horas.

De su experiencia en Chile, Hernaldo recuerda cómo Ventanillas se volvió un himno: "Nace desde la inconsciencia y se vuelve un emblema, la entroniza en un lugar que no se merecía," dice sinceramente. El éxito y la identificación con su obra sucedió sin que Hernaldo lo esperara. La letra, cuenta, trata del miedo de un adolescente a existir, pero en medio del tenebroso ambiente político y social de la época se le dieron connotaciones políticas; era una rola pesimista, negra, y continúa: "Se habían ido todos los grandes compositores al exilio", y entonces la canción llenó de cierta forma un hueco, una necesidad de expresión. Hernaldo no reconoce que racionalmente hubiera escrito una canción política a propósito, pero "así es también la creación", dice, "no admite gobierno, es como un caballo desbocado, y tú te montas y eres un instrumento de una dinámica que está fuera de tu control".

Hernaldo cuenta entre sus autores favoritos a Violeta Parra y a Víctor Jara, a quienes escuchaba e interpretaba como aficionado, dice él, "desde mi inconsciencia, por un lado, y porque era gente cuya obra yo adoraba; para mí Jara fue un deslumbramiento; ahí yo entendí que había canción en español importante". Ya en el pinochetismo, "yo sabía en el lugar que tenía que estar (como oposición)", a pesar de lo cual, nunca fue reprimido. Hernaldo analiza con lucidez hoy su éxito de entonces y el hecho de que el régimen chileno "no lo tocara": "No es que yo les interesara, pero era bueno que yo existiera. Yo era un aval; además, la juventud de ese país estaba conmigo, iban a los conciertos 20, 25 mil personas".

--¿Y el régimen te tocó a ti?

--Sí, una vez, pero no acudí. Una vez me invitaron a tomar el té, yo inventé una enfermedad, ¡y me mandaron al doctor de la Presidencia! Pero creo que realmente yo era un problema menor, era usable. El primer álbum que hice lo grabó un grupo que al día siguiente se tuvo que ir al exilio, Illapu.

En su nuevo disco, Hernaldo renueva y celebra sus lazos con Chile con la canción Volver a Santiago.

"Si yo hubiera conocido a Serrat de adolescente, me hubiera ahorrado 10 años de trabajo", se ríe Hernaldo. "Yo era Cat Stevens, James Taylor, Carole King, esa era mi trilogía. Y fue en Chile, cuando fui al concierto que se llamó Canto para una semilla, que estaban Víctor Jara, Isabel Parra, Quilapayun, y me quedé sembrado en el asiento. Ahí vi que se podían decir cosas importantes en forma sencilla."

Sobre la creación y la obra en sí misma, Hernaldo dice que no le importa si una obra suya es conocida como "la canción de Pandora, Mijares, Yuri, etcétera. Es que es de ellos, no soy patrimonialista con las canciones." Cuando compuso para esos intérpretes, "yo hice un trabajo casi actoral; me metí en la piel de cada uno de ellos y me empecé a divertir mucho y a sentir que había una gimnasia creativa inédita para mí, que es componer con los códigos, la forma de hablar de otro". Y pone de ejemplo su canción Una vez al mes, que trata de la menstruación.