Ť Comenzó el homenaje al artista auspiciado por el Museo Franz Mayer
Víctor Fosado, hacedor de esculturas portantes y orfebre por siempre
Ť Se inauguró retrospectiva con obras del fundador del taller Los Aluxes
MERRY MAC MASTERS
''Los suyos son anillos como pasadizos, broches como fortalezas medievales, collares como visiones de la serpiente'', ha escrito Carlos Monsiváis acerca de la orfebrería de Víctor Fosado (DF, 1931), cuyo primer diseño se remonta a 1945. Ahora, este creador de esculturas ''portantes'' será objeto de un homenaje auspiciado por el Museo Franz Mayer. La exposición De todos los tiempos. Víctor Fosado, curada por Ester Echeverría -con museografía de Alfonso Soto Soria- reúne más de 200 piezas y se inauguró ayer en el recinto de avenida Hidalgo 45, Centro Histórico.
Dentro del surrealismo
Hijo de pintor, restaurador de objetos de arte y orfebre, Fosado se inició en el taller de su padre. Allí, después de la escuela, cuando lo mandaban a barrer el piso, ''empecé a conocer el polvito, llamado limaya, que sale del trabajo de la plata con la lima o con la sierra. Empecé a conocer lo que es el fundido, la fragua, el arte del fuego tan bello. Ver cómo se transformaba una cosa oscura, negra, que es el trozo de plata, en un espejo bellísimo después de vaciarlo en el molde, tallarlo y acabarlo'', expresó el artista (La Jornada, 31/10/97). Al mismo tiempo aprendió técnicas de fundido de metales y joyería con Dámaso Leal y Teodoro Flores.
Además de pintar y esculpir -luego de sus cursos en La Esmeralda, estudió pintura y dibujo con Enrique Echeverría-, Fosado también es músico con incursiones en la danza y el teatro. A los 15 años ingresó a la Escuela Nacional de Música de la UNAM con la idea de estudiar la música indígena y permaneció allí dos años. Después realizó trabajos de investigación en el arte popular, sin abandonar la orfebrería.
De esta manera ''pude empezar a desarrollar la combinación ideal que me inspira en el fondo, que es el arte prehispánico, así como la mitología mexicana y el arte popular contemporáneo, sin dejar atrás todo lo que son los movimientos culturales modernos en México'', había dicho en la misma entrevista.
Fosado ubica sus esculturas portantes dentro del surrealismo. En 1963 el Organismo de Promoción Internacional de la Cultura (OPIC) lo comisionó para la recopilación de material, el montaje y la museografía de la exposición homenaje a José Guadalupe Posada, en París. Para esta muestra colaboró con el grupo surrealista que presidía André Breton. Mediante esa relación pudo hacer una confrontación de lo que es el arte mexicano prehispánico y popular dentro del surrealismo, por las formas, conceptos, estilizaciones y principalmente la esencia de estos objetos de arte.
Cambio de residencia a Cancún
A mediados de los años setenta, Fosado aceptó la invitación de las autoridades de Cancún y de Fonatur para emigrar en forma definitiva con su familia a la naciente ciudad, a fin de instalar su galería y colaborar en las actividades culturales y artesanales en apoyo a la comunidad. Allí instaló el taller Los Aluxes, en el que formó a varios artesanos en trabajos de coral negro, madera torneada, fibras y bejucos, camisas de manta, escultura en miniatura, piel y pintura, todo con diseños originales inspirados en las tradiciones mayas antiguas y contemporáneas.
Ester Echeverría, curadora de la retrospectiva, apunta que se incluyen joyas creadas a finales de los años cuarenta, cuando Fosado hizo piezas inspirándose en el arte barroco. También tuvo una etapa romántica y de art deco. Con su traslado a Cancún comenzó a trabajar el coral negro y el rojo, el jade y la yema de caracol, entre otros materiales.