VIERNES Ť 31 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Contradicciones del empresario al narrar lo sucedido

Pudo ser un autosecuestro, afirma el procurador Bátiz

Ť Hoy debe acudir a declarar el representante de antros Ismael Rivera en la agencia del Ministerio Público

ANGEL BOLAÑOS Y SUSANA GONZALEZ

Con algunas cortaduras y escoriaciones en diversas partes del cuerpo apareció ayer el dirigente de bares y centros nocturnos Ismael Rivera Cruces, quien aseguró haber escapado de sus secuestradores en el momento en que uno de ellos pretendía ejecutarlo.

Frente a una serie de contradicciones en lo dicho por Rivera Cruces y sus familiares y hechos registrados antes, durante y después del supuesto rapto, el procurador de Justicia del DF, Bernardo Bátiz, sostuvo que no se descarta el autosecuestro.

Señaló que el disparo en la camioneta del empresario fue hecho desde adentro, mientras que la sangre en los asientos del vehículo "se ve más bien embarrada" y no que haya escurrido de una persona que sufrió un disparo; los peritos consideran que debía ser más abundante y hubiera sido un goteo.

A su vez, la subprocuradora Patricia Bugarín precisó que "tenemos citado al empresario mañana (este viernes) para los retratos hablados... El señor ya está en condiciones de presentarse y será recibido en la agencia para la seguridad de las personas."

Por su parte, el jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, descartó que la jefa delegacional en Cuauhtémoc, Dolores Padierna, tenga algo que ver con el presunto secuestro.

Alrededor de las 7:20 de la mañana, el asistente del empresario, Juan Carlos Pallares, llamó a Radio Red para informar que Rivera Cruces se había comunicado con él y se encontraba en Santa Fe. Los primeros en ubicarlo fueron los reporteros de Televisa, a quienes ofreció una entrevista en vivo, en la que narró su experiencia. Luego arribó una ambulancia de la Cruz Roja que lo trasladó al hospital ABC, resguardado por patrullas de la SSP y la Policía Judicial.

En el hospital sus familiares impidieron que peritos, un agente del Ministerio Público y un oficial secretario de la agencia 10 de la PGJDF tomaran muestras para pruebas periciales y su declaración ministerial, argumentando que por orden de la dirección médica del nosocomio no podía estar más de una persona en la habitación.

Susana Rivera, hermana del supuesto afectado, tuvo incluso un ríspido diálogo con los reporteros cuando se le cuestionó su actitud hacia el MP y las contradicciones observadas en el relato.

Fue después de las 18 horas que los peritos tomaron muestras de sangre y realizaron en ambas manos de Rivera la prueba de absorción atómica a fin de determinar la presencia de residuos de pólvora, indicio de que habría accionado un arma de fuego.

Ismael Rivera dijo no recordar el nombre del director del periódico con el que se entrevistaría el día que fue "secuestrado" y más tarde dijo que no aparecía la agenda donde registró la cita; aseguró que varios sujetos se subieron a su camioneta, realizaron algunos disparos y le hicieron una cortadura en la mano antes de bajarlo y subirlo a otro vehículo, además de que le trataron de poner una inyección en un brazo y se resistió, por lo cual le provocaron un hematoma.

En el reporte médico del hospital no aparece sin embargo esa lesión. En sus primeras declaraciones, Ismael Rivera se contradijo al señalar: "me vendaron los ojos con una bolsa en la cabeza".