viernes Ť 31 Ť agosto Ť 2001
Gilberto López y Rivas
El año 2015 desde el destino manifiesto
como en los viejos tiempos de la primera mitad del siglo XIX, cuando surgió la peregrina idea de que la Providencia había conferido a Estados Unidos el destino manifiesto de desplegar sus fronteras a los confines del mundo, sus agencias de inteligencia, expertos de los círculos académicos y de la industria de guerra e intelectuales de la contrainsurgencia se reunieron para elaborar un documento: Tendencias globales 2015, el cual, hoy como ayer, pronostica el futuro a la luz de los intereses de la clase dominante estadunidense.
El informe analiza los factores claves que a juicio de sus autores determinarán las tendencias mundiales hacia el año 2015: demografía, recursos naturales y medio ambiente, ciencia y tecnología, economía global y globalización, gobernabilidad nacional e internacional, conflictos futuros y proyecciones estratégicas sobre la hegemonía y la política estadunidenses. La variedad de temas es analizada a partir de un razonamiento básico: Estados Unidos es el centro y la medida de todos los procesos planetarios y quienes se opongan al imperio de esa potencia constituyen una amenaza o un enemigo a vencer, siempre con el pretexto de proteger su sacrosanta seguridad nacional.
Pasada la guerra fría es necesario encontrar los nuevos enemigos que justifiquen la permanencia de su complejo industrial militar y sus afanes intervencionistas: contrabandistas de armas, terroristas, narcotraficantes, criminales organizados, extremismos étnicos, fundamentalismos religiosos, guerrillas, movimientos subversivos, y hasta ambientalistas y defensores de los derechos humanos y de las mujeres; todos ellos situados convenientemente en el "exterior", en países "subdesarrollados", en espacios diabólicos donde se incuba el odio y el resentimiento por el poderío y el liderazgo del buen gobierno de Estados Unidos.
En el documento no existe racismo, sexismo, explotación, lucha de clases o resistencia contra la depredación y la brutalidad del capitalismo neoliberal, y la "disparidad" económica y social entre países desarrollados y el resto del mundo es explicada como una brecha que hacia el 2015 se abrirá cada vez más entre "los ganadores y perdedores que existen hoy en día." Con todo, el texto admite sin ambages que la "prioridad máxima del sector privado estadunidense, central para mantener la hegemonía económica y tecnológica de Estados Unidos, será asegurar la rentabilidad financiera."
A lo largo del informe se expresan los temores sobre las amenazas externas, por lo que se reitera la necesidad de que continúe siendo el gendarme mundial, el garante militar de la estabilidad, la reproducción y el desarrollo del capital. En particular, a los "tanques pensantes" del país vecino les preocupan los eventuales ataques con armas estratégicas y bacteriológicas en manos de "terroristas internacionales". Se insiste en que: "Estados Unidos y otros países desarrollados se enfrentarán al reto de encabezar la revolución tecnológica mientras, al mismo tiempo, mantienen sus capacidades militares, diplomáticas y de inteligencia para lidiar con problemas tradicionales de países y grupos de tecnologías atrasadas. Estados Unidos, como poder global, tendrá pocas opciones que no sean comprometer actores y confrontar problemas en ambos lados de las fronteras económicas y digitales en el mundo del 2015, cuando los beneficios de la globalización estarán lejos de ser globales".
Como se observa, los intelectuales orgánicos del imperialismo son conscientes de que no habrá beneficios para todos y que mientras su país cuente con recursos naturales, energéticos y estratégicos, ganancias financieras y estabilidad económica, poco importa que en 2015 la mayoría de la población padezca pobreza, desnutrición, hambrunas, agotamiento de recursos naturales, contaminación, guerras regionales, conflictos internos, así como muerte por sida (que calculan en millones) en Africa y en países de la ex Unión Soviética y China, y proliferación de tuberculosis, malaria y hepatitis.
Renuentes a la diversidad étnica, los pensadores de la inteligencia estadunidense utilizan adjetivos negativos cada vez que mencionan la alteridad, alertando sobre los peligros de los movimientos indígenas de protesta, los cuales se incrementarán debido a "las facilidades que brindan redes trasnacionales de activistas indígenas y los buenos apoyos económicos de grupos internacionales de derechos humanos y ambientalistas", por lo que "se intensificarán las tensiones desde México hasta la región del Amazonas".
En suma, en los 15 años siguientes habrá que esperar que todo salga bien para el gobierno de Estados Unidos, cuidando no salirse del libreto preparado diligentemente por los mandarines de la guerra. Por fortuna, la realidad es más rica y compleja y ofrece agradables sorpresas, como el zapatismo y los movimientos en favor de globalizar la esperanza, la solidaridad y la resistencia antineoliberal. Seguramente en el 2015 se vivirá algo mejor que esta "moderna" versión estadunidense del Apocalipsis para los pueblos del mundo.