VIERNES Ť 31 Ť AGOSTO Ť 2001
DESAPARECIDOS
Ť Fue acusado de participar con Lucio Cabañas en un enfrentamiento con el Ejército
Detenido en 1972, Enrique Chávez vivió para contarlo, pero padece retraso mental y ataques
Ť Cuatro años después volvió a su hogar, en San Francisco del Tibor, municipio de Atoyac
VICTOR BALLINAS ENVIADO
Atoyac de Alvarez, Gro. En 1992, visitadores e investigadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) buscaban a Enrique Chávez Fuentes, reportado como desaparecido. Al llegar a Atoyac, quienes lo conocían dijeron que él fue de los pocos detenidos por militares en 1972, que regresaron con vida en 1976. ''Vive desde entonces en San Francisco del Tibor'', les dijeron.
Entonces, los investigadores se trasladaron a la comunidad referida para certificar el estado de salud de Chávez Fuentes. A pesar de los testimonios de abusos y torturas y de confirmar la afectación física, no dieron cuenta de ello en el Informe de la Investigación sobre Presuntos Desaparecidos en el Estado de Guerrero, elaborado por la CNDH en 1992.
Chávez Fuentes, ''a partir de las innumerables sesiones de tortura a que fue sometido por los militares'' padece desde entonces retraso mental y sufre ataques.
Hasta los 18 años de edad, Enrique Chávez trabajó en su parcela, en San Francisco del Tibor, municipio de Atoyac, de donde es oriundo. Cuando se iniciaron las obras de ampliación del camino de San Vicente de Benítez a San Francisco del Tibor trabajó de peón para ganar un poco más de dinero, dice su madre, Virginia Fuentes Almazán.
El 18 de julio de 1972, Enrique salió muy temprano de su casa en San Francisco del Tibor. Se dirigía a cobrar su sueldo en San Vicente, según su madre. Sólo caminó un poquito, pues los soldados lo detuvieron. También se llevaron a otros hombres, jóvenes y viejos. Agarraron parejo.
Su madre recuerda: ''Me vinieron a decir que a mi hijo se lo habían llevado los guachos. Que habían bajado a Atoyac a todos los hombres de la comunidad. Como pude fui al pueblo y los vi. Ahí, los soldados los tenían en las canchas.''
''Mi padrino me señaló''
Enrique recuerda: ''Nos bajaron en los camiones. Nos acusaban de participar con Lucio Cabañas en el enfrentamiento del 25 de junio de 1972 con el Ejército. Los soldados nos llevaron a todos los hombres y nos decían que éramos gente del maestro Cabañas. Al llegar al pueblo vimos que había más soldados, que ya habían agarrado a más gente. Ahí vi entre los detenidos a mi primo Zohelio Jaimes Chávez, también estaba mi tío Gonzalo Jaimes, padre de Zohelio. Nos llevaron a las canchas de basquetbol y nos fueron nombrando uno por uno, y quien era señalado lo apartaban del grupo. A mí me señaló mi padrino Salomón Gutiérrez. El estaba con los soldados y cuando me vio me señaló con su dedo. Por eso me me llevaron al cuartel''.
Agrega:
''Me acusaron de participar en los hechos armados del 25 de junio con Lucio Cabañas, y me llevaron al cuartel que estaba en la colonia Mártires. Ahí nos torturaron. Nos echaban cubetadas de agua. Mojada la ropa, nos bajaban los pantalones y nos daban toques en los testículos. Nos pegaban en el estómago y en todo el cuerpo. Yo tenía sed y pedí a los soldados agua. Estábamos vendados de los ojos y amarrados de las manos. Cuando pedí agua me quitaron la venda, se quitaron su casco y con él me golpearon en la cabeza. Me dieron un jolgote (golpe) que me sacó sangre de la nariz y boca. Me tiró ese golpe.
''Varias veces me golpearon en la cabeza con su casco de metal. A veces perdía el conocimiento y despertaba con sangre en boca y nariz. Ahí nos tuvieron unas semanas y nos mandaron a la cárcel de Acapulco. Desde allí empezaron mis molestias, mis dolores y ataques. Salí libre en 1976.''
Su madre se ha convertido en su sombra desde que salió de la cárcel, porque por los golpes recibidos ''a veces no conoce y no recuerda. Además, le dan ataques, se cae en la calle y me da miedo que le vaya a pasar algo. Mire, él se fue bien, era un niño, no debía nada y mire cómo me lo dejaron.''
Virginia Fuentes, de 65 años, bajita, no oculta su dolor: ''ƑPor qué tenían que llevarse a mi hijo? El estaba tiernito. No debía nada. Era un muchacho que no se metía con nadie.'' Los recuerdos de la tortura que padeció su hijo todavía la lastiman. ''ƑPor qué actuó así el gobierno con los campesinos?'', lamenta, y Enrique, con la cabeza baja y entrelazando sus manos asegura: ''Me patearon mucho, me pegaron en la espalda y en el estómago. Por todo el cuerpo. Ahora tengo dolor, mucho dolor. Todo me duele.''
En 1992, recuerdan quienes acompañaban a los investigadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cuando los funcionarios vieron a Enrique dijeron: ''Lo dejaron bien madreado. La tortura y los golpes lo dejaron así.'' Incluso, aseguran, ese órgano emitió un informe ese año en el que pedía se le brindara atención médica. Nadie atendió la petición.
Su madre relata que en el camino por buscar la liberación de Enrique fue a ver dos veces al entonces gobernador Rubén Figueroa Figueroa.
''Me acompañó otra señora que también buscaba a su hijo. Cuando nos recibió, le pedí clemencia para mi hijo. Le dije que él era inocente, que me lo devolviera por favor. Figueroa nos respondió: 'Yo cargo la lista de los que se enfrentaron con el Ejército. Señoras, šno busquen a sus hijos, que ya están muertos!' Pero yo sabía que no estaba muerto, porque a mi hijo lo agarraron allá arriba, en la sierra, en San Francisco del Tibor. Entonces, me fui a México a buscar al presidente Luis Echeverría; pude entregarle un papel y le pedí que me devolviera a mi hijo. El presidente me dijo que los iba a dejar libres.
''Y resulta que estando en la ciudad de México, como yo era partera, me mandaron a tomar cursos del IMSS-Coplamar. Aquí en el pueblo ayudo a sacar a los niños. Las señoras que me piden que las ayude, yo les digo que sí, que sí las ayudo si ellas son fuertes. Y a veces me pagan 10 pesos, otras no me dan nada, pues no tienen recursos. Yo de todos modos las ayudo, paƀeso está uno, pá ayudar.
Sólo 12 líneas, en informe de la CNDH
''Ahora ya no vivimos en San Francisco del Tibor. Hace un año nos bajamos de la sierra porque mi hijo se puso muy mal, y yo allá arriba, sola, sin nadie que me ayude, Ƒpues qué hago? No puedo cargarlo pa' bajarlo, se pone muy mal. Por eso, allá arriba dejamos nuestras cosas, mi huertita, mi casita, todo allá está''.
En el Informe de la Investigación sobre Presuntos Desaparecidos en el Estado de Guerrero, elaborado por la CNDH en 1992, se dedican 12 líneas a la localización fortuita de Enrique Chávez Fuentes, a quien el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México reclamaba como desaparecido.
En la página 30 de ese informe sólo se apunta: ''Chávez Fuentes declaró por escrito a los investigadores de la CNDH que fue detenido por la fuerza pública el 18 de julio de 1972, siendo acusado de participar en los hechos armados atribuidos al grupo de Lucio Cabañas. Posteriormente fue trasladado al penal de Acapulco, en donde fue procesado y sentenciado, obteniendo su libertad en 1976. Desde entonces, vive y trabaja en San Francisco del Tibor, municipio de Atoyac de Alvarez, Guerrero''.
TESTIMONIO DE ZOHELIO JAIMES CHAVEZ
''Fui encarcelado y torturado en 1972. Me detuvieron el 18 de julio aquí, en Atoyac. Aunque soy de acá, en esos años yo estudiaba en el Instituto Politécnico Nacional, en el Distrito Federal, donde había participado en el movimiento estudiantil de 1968. Estaba yo en mi tierra de vacaciones; había venido porque se conmemoraban los 100 años de la fundación de Atoyac.
''Los soldados llegaron al municipio y agarraron a muchos. Es que días antes había ocurrido la primera emboscada al Ejército federal por parte de Lucio Cabañas, en Arroyo de las Piñas, el 25 de junio. Nos dimos cuenta porque como nuestro pueblo está en alto, hasta acá se oían las ráfagas.
Encuentro familiar forzoso
''Nos llevaron a la cancha. Ahí tenían a mi papá, Gonzalo Jaimes; a mi primo, Enrique Chávez Fuentes, a muchos. Eramos muchos los detenidos.
''Nos llevaron al cuartel, el viejo, el que estaba allá en la colonia Mártires. Ahí nos torturaron.''
Zohelio muestra las marcas que las torturas dejaron en sus muñecas.
''Fueron producto de que nos amarraban con alambre. Ahí nos tuvieron vendados de los ojos. Nos colgaban de los testículos, de los dedos de los pies, nos daban toques eléctricos. A unos les llenaban el estómago con agua y brincaban sobre de ellos, les metían la cabeza en un tambo de agua y les hacían quemaduras con cigarros.
Firmé para liberar a mi papá
''Me trabé con los soldados. Querían que confesara... ƑQué iba a confesar si yo no había hecho nada de lo que se me acusaba? A mi padre, que era comisariado ejidal, también lo torturaban. Les dije: Ƒpor qué lo tratan así? Me dijeron: 'sí lo dejamos libre, pero firma'. A los ocho días liberaron a mi papá.''
Zohelio, quien actualmente es dirigente de la Coalición de Ejidos de la Costa Grande de Guerrero, recuerda:
''Nos trasladaron al penal de Acapulco y ahí vi cómo la gente de Wilfrido Castro Contreras mató a golpes a Ignacio Sánchez, de la comunidad de El Quemado. Al principio éramos 20, luego 50 y llegamos a 70. Muchos siguen desaparecidos.
Movimiento de resistencia pacífica
''Hicimos cuatro huelgas de hambre en el penal. Fue un movimiento de resistencia para mejorar las condiciones de vida interna. En cada movimiento que hicimos logramos sacar a varios compas... los familiares nos apoyaban afuera; incluso, tomaron la radiodifusora XEKJ de Acapulco, y dieron a conocer las condiciones en que nos tenían...
''En noviembre de 1976 salimos por magnanimidad del presidente Luis Echeverría. Al salir del penal nos llevaron directo a la casa de Rubén Figueroa Figueroa. Nos dijo que nos iban a fusilar, que mejor fuéramos sus guaruras. No aceptamos''.