JUEVES Ť 30 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Firman convenio en el Senado para proteger al sector
Trabaja más de un millón de niños en el país; indígenas, la mayoría
ANDREA BECERRIL
Más de un millón de niños entre siete y 13 años labora en lugar de asistir a la escuela en todo el país, y la mayor parte se concentra en el campo y de manera particular en las comunidades indígenas; esto representa un gran desafío para el gobierno y la sociedad, porque una niñez sin instrucción sólo reproduce los esquemas de miseria, consideró el representante de la Unicef en México, Bernt Aasen.
Entrevistado después de la firma de un convenio entre el Senado de la República y Unicef-México, con miras a promover la protección integral de los derechos de los niños y adolescentes, Aasen precisó que un estudio reciente de ese organismo de Naciones Unidas para la infancia, realizada en las 100 ciudades más grandes del país, mostró que hay 100 mil menores que trabajan, en lugar de asistir a la enseñanza básica.
Sin embargo, insistió, el problema es más agudo en el sector rural, en aquellos estados con fuerte población indígena, como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, donde hay una fuerte deserción escolar, ya que niños se dedican a laborar en el campo.
"Estamos muy conscientes de los niños que abandonan la escuela en la ciudad porque los vemos en la esquina, pero no damos tanta atención a los del campo, y el gran reto está allá, donde debemos asegurar que todos los menores tengan la oportunidad de instruirse. El problema, de acuerdo con datos de Unicef, es muy grave en los estados más pobres del país y sobre todo entre los indígenas, que tienen dificultades muy serias para lograr que sus niños concluyan su educación básica". Hizo notar que el porcentaje de niños indígenas que logra concluir la primaria es más bajo que el promedio nacional.
Aasen resaltó que un menor que no ha terminado la primaria y que apenas sabe leer y escribir, seguirá reproduciendo la pobreza, porque no va a tener la oportunidad de encontrar un trabajo bien remunerado, ya que no cuenta con la instrucción que le permita ser un trabajador productivo.
Por ello, "nosotros realmente decimos en Unicef que sea cual sea el modelo económico que exista en el país, si los niños no van a la escuela, este modelo va a fracasar".
El problema, precisó el noruego, es que además de la intervención del gobierno federal, se requieren proyectos a nivel humanitario, similares a Progresa, que realmente lleguen a todas las familias, para que los padres puedan enviar a sus niños a la escuela en lugar de ponerlos a trabajar.
Antes, durante la firma del convenio con el Senado de la República, el presidente de la mesa directiva de esa Cámara, Enrique Jackson Ramírez, reconoció que es lamentable la situación de marginación, abandono y desnutrición en que se encuentra un sector de la población infantil, lo que obliga al Poder Legislativo a pasar de la mera comprensión del problema a buscar soluciones concretas.
Respecto al Senado, agregó, el compromiso es impulsar medidas legislativas, programas de trabajo y políticas públicas sobre la promoción de una cultura de respeto a los derechos de los niños y a la plena vigencia de sus espacios de desarrollo.
"Si algo puede darle sentido y una dimensión mucho más objetiva a lo que puede ser el trabajo legislativo es su repercusión en las tareas en beneficio de los mexicanos", agregó Jackson.
A su vez, el representante de Unicef en México dijo que el convenio establece las bases para la firma de un acuerdo específico de colaboración respecto a las reformas necesarias al sistema de responsabilidad penal de los adolescentes.