JUVES Ť 30 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť El dato oficial de 5% de becarios que no regresan es irreal, por baja, dice
Desconoce el Conacyt cifras reales acerca de fuga de cerebros: experta
Ť Castaños-Lomnitz, del IIE, indica que de cada 800 científicos que estudian doctorado en el exterior sólo 120 se reintegran a la comunidad Ť Los fondos invertidos, sin repercusión, afirma
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Heriberta Castaños-Lomnitz, investigadora de la UNAM y coordinadora de un estudio sobre fuga de cerebros, consideró ayer que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ''maquilla'' datos sobre el tema, pues señaló que la cifra oficial de 5 por ciento de becarios en el extranjero que no han regresado al país es muy baja y no refleja un problema que se ha vuelto grave.
La doctora en sociología y académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM indicó que el Conacyt no tiene datos exactos sobre este fenómeno, porque al gobierno no le ha interesado rastrear información sobre los cerebros fugados. ''No les conviene decir que gente muy preparada se está yendo del país'', indicó.
En el seminario Economía-Ciencia-Tecnología, que se efectuó en el IIE, explicó que muchos becarios que hacen estudios en el extranjero no regresan al país porque no encuentran empleo, y refirió que cada año 800 personas obtienen su doctorado, pero sólo 120 investigadores se suman a la comunidad científica.
Indicó que en los últimos 30 años el Conacyt ha otorgado 100 mil becas, 24 mil de las cuales han sido para hacer estudios en el extranjero; sin embargo, son muy pocos los que se han incorporado a instituciones mexicanas, ya que sólo 21 por ciento de los becarios ingresó al Sistema Nacional de Investigadores.
Explicó que entre 1980 y 1998, mil 768 mexicanos obtuvieron grado de doctor en universidades de Estados Unidos, el principal país receptor de becarios, y en cada uno de ellos se invirtieron 300 mil dólares.
Consideró que los fondos invertidos en los becarios ''no están redituando'' a la sociedad mexicana, porque muchos de los graduados se han quedado a vivir en otras naciones, y en ocasiones trabajan en campos que no son relacionados con su profesión.
En tanto, dijo, en México se importan científicos y refirió, por ejemplo, que en Petróleos Mexicanos hay profesionales japoneses y de otros países que son investigadores de alto nivel, mientras los mexicanos ocupan puestos de menor rango.
Después, en entrevista, consideró ''poco realista'' la meta del Conacyt de que al final del sexenio deberá haber 80 mil investigadores, es decir, 55 mil más que ahora. Primero, señaló, nos debemos plantear para qué queremos esos 80 mil investigadores y si es que van a tener empleo.
Políticas erráticas y saldos negativos
El investigador Javier Valles, de la Facultad de Filosofía y Letras, dijo que la falta de información sobre la fuga de cerebros ha provocado políticas erráticas para atender este problema.
Señaló que ante el enorme gasto que representa para el país la manutención de becarios en el extranjero se debe estudiar la política de asignación de becas y tratar de aprovechar la presencia de científicos mexicanos en el extranjero para que trabajen en investigaciones en beneficio de México.
Alma Herrera, académica de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, aseguró que las políticas en materia de educación superior han dejado saldos negativos, y se refirió en particular a la falta de visión para formar una generación de remplazo de la comunidad académica y científica que ingresó a las universidades en los sesenta. Señaló que si en este momento los investigadores en edad de jubilarse lo hicieran, muchas universidades se quedarían desmanteladas, porque no existe una generación de remplazo.
Señaló que este problema se debe a que los investigadores de mayor edad no tienen asegurada una jubilación decorosa y prefieren continuar en su empleo, no hay plazas para los científicos jóvenes y hay quienes han decidido emigrar.