jueves Ť 30 Ť agosto Ť 2001
Gustavo Leal F.Ť
El fantasma de 2003
Según reciente encuesta de Latinbarómetro, difundida por The Economist (28 de julio) en 17 países de la región, las expectativas sobre la democracia se han erosionado severamente en los últimos cinco años. Cerca de 60 por ciento de los respondentes reconocen que la situación económica es "mala" o "muy mala" y crece también la insatisfacción con la manera en que opera la democracia. Se ha elevado, además, la desconfianza sobre los responsables políticos, mientras se desploma el crédito en los partidos políticos.
Es el caso del foxismo del que, ya constituido en gobierno, se aguardaba un pluralismo creíble, realmente comprometido con búsquedas efectivas capaces de ampliar las posibilidades de compartir el poder. Sin embargo, su práctica política consuetudinaria parece estar empeñada en regresar al "más de lo mismo", pero peor. ƑCómo se comportará el electorado frente a él en 2003? ƑConfirmará las tendencias regresivas sobre la situación democrática latinoamericana?
En materia de las políticas sociales es previsible que sea severamente penalizado. No sólo por la volatilidad del ciudadano elector que se esperanzó con la Alianza por el Cambio y que hoy atestigua el desencanto de una agenda política foxista que no concreta nada; no sólo por el impacto antipopular del reformón de Francisco Gil (IVA para los alimentos y las medicinas), la clara orientación proempresarial que ha buscado imprimirle a sus políticas duras (reforma eléctrica, trato a los campesinos, nombramientos de responsables políticos del todo insensibles en Pemex) y su incapacidad para conducir adecuadamente la cuestión indígena, como gustaba llamarla Molina Enriquez.
La factura social será también alta, porque la "gobernabilidad" del foxismo ha aplanado muy a la baja los ya mínimos sociales; basta revisar los escuálidos "seis grandes ejes" que José Sarukhán, comisionado para el Desarrollo Humano, calzó forzadamente en el poco afortunado Plan Nacional de Desarrollo (PND) y que, finalmente, lo han llevado a reconocer, tristemente, que en el PND pudo haberse utilizado un "término menos gastado", más feliz y menos ambicioso que el de "revolución educativa".
Y porque, tal como consigna oportunamente Latinbarómetro, la "gobernabilidad" del foxismo acontece en un ambiente de creciente desconfianza hacia los responsables políticos.
Genera desconfianza cuando, por ejemplo, elige a sus aliados: en ocasión de la clausura de la Asamblea de Asociados de la fundación privada Funsalud, el presidente Fox dijo textualmente: "me da muchísimo gusto recibirlos en una alianza estratégica -diría yo-, que es la existente entre Funsalud y las propias instituciones de salud del gobierno federal".
También cuando los funcionarios admiten errores, pero no son incluyentes: Rodolfo Elizondo, coordinador presidencial para la Alianza Ciudadana, ha reconocido que si "este país pudiera tener en cada municipio un consejo ciudadano, las perspectivas cambiarían en forma sustantiva, porque los ciudadanos podrían participar en el diseño de las políticas públicas y no desde arriba; sin este tipo de participación difícilmente se podrán solucionar los problemas", aunque, en una carta abierta, la red Democracia y Sexualidad, ya someta a la consideración de la señora de Fox, así como de Sarukhán, presidente del recién constituido Consejo Nacional para la Infancia y la Adolescencia (Coia), que "nuestra participación debe ser tomada en cuenta para la definición de las áreas estratégicas delineadas".
Sin duda contribuye a esa desconfianza que la señora de Fox declare alegremente que en su labor buscará el respaldo económico para los proyectos prioritarios que definan "la sociedad y Marta Sahagún de Fox".
O cuando secretarios de Estado, como Julio Frenk, convierten en frases de puro marketer algunas de las demandas sentidas: mientras el Mensaje del presidente Fox, incluido en el tecnocrático Programa Nacional de Salud, afirma que "en todos los rincones de México he escuchado el mismo reclamo: mejores servicios de salud, más médicos y enfermeras, mayor facilidad en el acceso a las consultas y los tratamientos", el mercadotécnico mensaje de Frenk sostiene: "México quiere y requiere un mejor sistema de salud. En salud siempre somos víctimas de nuestros éxitos". ƑExitos? Además del doctor Guillermo Soberón y Funsalud, el aliado "estratégico" de Fox, Ƒquién más fue requerido para manifestar ese "quiere"?
Como bien observa el Latinbarómetro, las expectativas que despertó la elección de Vicente Fox pueden ser del todo reversibles. Y su precio será enteramente pagado por la elite de la "alternancia"; esa elite que, usurpando el sentido del voto, ha terminado por traicionar el claro mandato del cambio manifestado el 2 de julio.
Ť Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco