JUEVES Ť 30 Ť AGOSTO Ť 2001
La carta de un soldado
Testimonio de Buenaventura Mesino Benítez sobre la desaparición de su esposo Juan Onofre Campos.
A mi esposo Juan Onofre Campos se lo llevaron de aquí, de la casa, en Atoyac. Fue el 1o. de septiembre de 1974. Ese día él estaba cosiendo, porque hacía pantalones de hombres, cuando llegaron sus hermanos Santiago y Abundio. Juan se paró y salió con ellos a ver la televisión con el vecino, en la casa de atrás.
Apenas se había ido a ver la tele cuando llegaron como ocho o quizá diez hombres. Cruzaron la puerta de la entrada y sacaron sus pistolas. Me preguntaron: "Ƒdónde está tu marido?". Les dije que viendo la televisión, con el vecino. ''Pues grítale'', ordenaron. Ni siquiera eso pude hacer. Me aventaron y ellos cruzaron por la casa y se pasaron a la del vecino.
Cuando vi, ya los traían a los tres. El delito fue que mi suegra, al morir su esposo, le regaló a mi marido la pistola de su papá. Su hermano Santiago no la quiso, dijo que no, porque habían dicho que quien tuviera un arma era sospechoso.
Se los llevaron al cuartel viejo, el que estaba ubicado en El Calvario, en lo que era el Instituto Nacional de Protección a la Infancia. Y de ahí no volví a saber de él. Me quedé con siete hijos. Junto con otras mujeres lo busqué entonces, pero los soldados nos amenazaban, nos decían que por andar de revoltosas nos iban a desaparecer. Me dio miedo y ya no seguí buscándolo.
Pero un día que venía yo en el camión, regresaba yo de Coyuca de Benítez, al pasar por el cuartel, lo vi. Vi a mi esposo. Era diciembre del 74. Lo tenían los militares. Me bajé, corrí al retén y le grité. Los soldados me dijeron: ''Ƒquién le dijo que estaba aquí?'' Nadie, pos yo lo vi. Venía yo en el camión, y lo vi... pero no me dejaron hablar con él.
Al día siguiente me llevé a mis siete hijos a verlo. Al llegar al cuartel, los soldados lo regañaron, le dijeron que ahí no era lugar para tener una familia y menos con tantos hijos. Después se lo llevaron al Cacao, luego a Tres Pasos...
Ahí, en Tres Pasos, un oficial que me dio permiso de hablar con mi marido, lo acercó a las rejas para que habláramos, para que yo lo viera. Fue rápido lo que dijimos. El preguntó cómo estaban sus hijos, yo le dije que me diera dinero, que le iba a decir a los soldados que lo pusieran a trabajar para que me ayudara.
El militar que me dejó hablar con mi esposo me pidió que a cambio de ello entregara yo una carta a su familia. Le dije que sí, y me dio una carta. Me dijo que la llevara al día siguiente a su mujer. Me llevé la carta, pero ya no pude entregarla. Al otro día agarraron a Lucio. Los soldados bajaban por montones de la sierra. Ya no llevé la carta..
Esa carta, de fecha 30 de noviembre de 1974, hace dos meses fue entregada a la PGR. Ahí se identifica el nombre del soldado que Buenaventura reconoce como el que tenía retenido a su marido, el agrupamiento y la columna. Se trata del sargento Daniel Avila Nájera, del agrupamiento Maxiliano, columna volante.