MIERCOLES Ť 29 Ť AGOSTO Ť 2001
Polémica en Rusia por la fiesta brava
En duda, la primera corrida en ese país; se alega "barbarie" y "violencia"
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 28 de agosto. Con amplia difusión desde mayo pasado, la primera corrida de toros en la historia de Rusia, programada para el próximo 8 de septiembre, podría cancelarse después de que el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, calificó la fiesta brava de "un evento que no se corresponde con las tradiciones rusas".
Los organizadores solicitaron el permiso medio año atrás y precisaron que la corrida sería a la usanza portuguesa. Tuvieron especial cuidado en subrayar que no se mataría a los astados, pero Luzhkov manejó como último argumento que es "inadmisible" la demostración de violencia en cualquier forma.
El riesgo de torear gatos
Para reforzar la posición de su jefe, el sectretario de prensa del alcalde, Serguei Tsoi, expuso: "No es claro de qué manera puede influir este espectáculo en los adolescentes; quién puede asegurar que no se van a poner a 'torear' gatos y perros en las calles."
Con la prohibición de esa corrida y la que se realizaría el día siguiente, lidiándose un total de doce toros, las autoridades capitalinas, se comenta aquí, hicieron eco de la petición que en ese sentido formuló el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Aleksi II, quien sumó su voz de protesta a la de muchas organizaciones y particulares que exigieron "detener la barbarie".
Para el máximo jerarca de la religión predominante en Rusia, la fiesta de toros "haría una contribución negativa a la insistente propaganda de la violencia que afecta a nuestra sociedad, educada durante siglos en los ideales del amor y la compasión".
Conmovedoras palabras, sin duda, pero al hablar de violencia, sostienen los partidarios de que se realice la corrida en Moscú, no sería un exceso pedir que Aleksi II muestre no menos preocupación por la guerra de Chechenia, que difícilmente sirve para afianzar los ideales que menciona. Aún no lo ha hecho, como tampoco parece preocuparle demasiado la prostitución infantil que florece en calles de Rusia, dijo este martes Andrei Agapov, director de la empresa organizadora del festejo taurino.
Hace unos días, la rejoneadora Lidia Artamonova, la única mujer rusa que vive de y para la fiesta brava y se ha enfrentado en un ruedo más de doscientas veces a un toro -pero nunca en su país-, convocó aquí a una conferencia de prensa para explicar en qué consiste el toreo a la portuguesa.
Sabedora de que la corrida causa polémica entre sus compatriotas, Artamonova enfatizó que en Moscú no se realizaría el tercio de varas, que las puntas de las banderillas y los rejones se cubrirían con trozos de caucho para no lastimar a los bureles y, al final de la faena, los animales, que tendrían los pitones embolados, serían devueltos a la ganadería para ser usados como sementales.
La rejoneadora, que se disponía a compartir cartel con el diestro portugués Vitor Mendes y su grupo de forcados, se mostró decepcionada, pero no pierde la esperanza de que se cumpla su sueño de torear en Moscú.
Desde Lisboa, Mendes dio a conocer su opinión: "Los antitaurinos han hecho tal presión que están consiguiendo que nos pongan trabas; si desde un principio se nos dijo que sí, hay que mantener la palabra. Lo que estamos montando no es un simple circo para sacar ganancias, sino una labor de mestizaje cultural. A nadie se le obliga a ir a los toros, si van sólo dos o tres personas a los toros, se suspende y ya está, pero la gente tiene que decidir ella misma."
El regreso de Brigitte Bardot
En la campaña contra la primera corrida en Rusia, que a falta de plaza está anunciada en un estadio olímpico cubierto que fue habilitado como ruedo taurino, callejón y corrales incluidos, en pleno centro de esta capital, también jugó un papel importante una de las antitaurinas más connotadas del mundo, la ex diva francesa Brigitte Bardot, que en fecha reciente publicó en la prensa local una carta abierta al alcalde Luzhkov.
Con su habitual estilo, la ex actriz de cine, entregada ya durante años a la protección de los animales, apuntó en su misiva: "La corrida de toros es una vergüenza para Europa. Es un espectáculo arcaico y cruel, que exalta los instintos más ruines y despreciables del ser humano. Le ruego impedir que Moscú sea escenario de esa barbarie."
La decisión de la alcaldía de Moscú sorprendió a la Academia Rusa del Espectáculo, empresa privada que ha invertido una fuerte suma de dinero en la organización de las dos corridas, aunque no ha dado marcha atrás en los preparativos, en espera de la notificación oficial sobre la prohibición.
El portavoz de la empresa, Boris Ustiugov, reiteró este martes que en ningún momento han violado la legislación rusa y dijo que es una arbitrariedad prohibir, así de repente, un espectáculo tan sólo por considerarlo contrario a las tradiciones locales.
Tras haber concertado importantes contratos de publicidad, rentado el estadio, traído de Portugal a los toros y vendido ya una tercera parte de los 34 mil boletos, en caso de no llevarse a cabo las corridas la empresa sufriría pérdidas por un millón y medio de dólares.
Por lo pronto, continúan los preparativos y la venta de boletos, con precio equivalente a mil pesos el más caro, como si nada hubiera sucedido y lo dicho por Luzhkov fuera sólo su opinión personal. En el momento en que ésta se concretara en un documento prohibitorio, adelantó Ustiugov, vamos a ir a juicio con la alcaldía.
Con apego a derecho, sería factible revocar la proscripción de las autoridades capitalinas. En Rusia, sin embargo, las resoluciones de los jueces no siempre se basan en ese criterio y, en este momento, la moneda está en el aire. Nadie puede afirmar que los festejos tendrán lugar y que muchos rusos no se quedarán con las ganas de ver una corrida de toros, aun a la usanza portuguesa.