MIERCOLES Ť 29 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Uso inadecuado de recursos, entre las causas: Coparmex
Educación superior de México, de las más deficientes de AL
Ť Sólo atiende a 17.7% de los jóvenes en edad de estudiar ese grado Ť Gigantismo de las universidades, otro mal del país, dice
DAVID ZUÑIGA
La educación superior en México es una de las más deficientes de América Latina debido al uso inadecuado de recursos y a la falta de instituciones externas e indicadores para evaluar su desempeño, aseguró la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
En un análisis elaborado por José Luis Almazán Ortega, responsable del área de educación del organismo empresarial, señala que la cobertura de las instituciones mexicanas de educación superior es insuficiente, pues sólo atienden a 17.7 por ciento de los jóvenes en edad de cursar ese nivel educativo, contra 36.2 por ciento en Argentina, 28.2 en Chile y 29.4 por ciento en Uruguay.
Sin embargo, las cifras globales ocultan una enorme disparidad entre las entidades, pues mientras en el Distrito Federal, Tamaulipas, Nayarit y Nuevo León la cobertura llega a 25 por ciento, en los estados de México, Guanajuato, Oaxaca, San Luis Potosí, Veracruz y Zacatecas apenas llega a 15 por ciento.
De acuerdo con cifras de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y de la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública, de cada 100 alumnos de licenciatura, únicamente 60 terminan el plan de estudios en cinco años y sólo 20 se titulan, pero 10 por ciento lo hace a los 24 o 25 años, y el resto lo consigue entre los 27 y los 60 años. Asimismo, únicamente siete de cada 100 llegan a cursar algún posgrado.
Además, mientras en Aguascalientes la eficiencia terminal en licenciatura es de 91 por ciento, en Baja California Sur, Sinaloa, Oaxaca y Quintana Roo es de 15 a 18 por ciento. En tanto, el promedio de eficiencia terminal de las universidades privadas es de 67.1 por ciento.
La ANUIES ha señalado que debido a insuficiente cobertura, el número de estudiantes que emigran a ciudades distintas a las de su entidad de origen para cursar su carrera va en aumento, debido a la falta de alternativas de educación superior. En el Distrito Federal hay 185 unidades, en Puebla 146 y en el estado de México 123, mientras que en Nayarit hay 13, en Baja California Sur 11 y en Colima 10.
Otro de los males de la educación superior en México, según la Coparmex, es el "gigantismo" de las instituciones públicas. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tiene 261 mil 441 alumnos; el Instituto Politécnico Nacional, 172 mil 469; la Universidad de Guadalajara, 146 mil 810, y la de Nuevo León 100 mil 136. El organismo patronal hace la comparación con algunas de las instituciones más prestigiadas del mundo: la Universidad de Harvard tiene 6 mil 704 alumnos; el Instituto Tecnológico de Massachusetts, 4 mil 372; Yale, 5 mil 440; Princeton, 4 mil 752; Stanford; 7 mil 146; Oxford, 20 mil 386; Cambridge, 19 mil 822, y la Sorbona de París, 30 mil 782.
Según el sindicato patronal, la idea de la universidad de masas sólo ha servido para minar la calidad académica de las instituciones y para que asumieran funciones que no les corresponden, como la de agencias de desarrollo; asimismo, ha desvinculado a las universidades de la sociedad y el aparato productivo con planes de estudio inadecuados sin formación práctica y se ha permitido la concentración de la matrícula en unas cuantas carreras.
El análisis señala que las instituciones de educación superior tendrán que recurrir a otros esquemas para ampliar su oferta, como el sistema abierto y la educación a distancia, pero estos y otros cambios se enfrentan con resistencias de grupos estudiantiles, de académicos y sindicales.
Una de las propuestas de la Coparmex consiste en otorgar un "bono educativo" a los estudiantes para que ellos elijan en qué institución pública o privada desean realizar sus estudios. Según el sindicato patronal, esta modalidad estimula la calidad de las escuelas y promueve una mejor administración de los recursos; sin embargo, los opositores a esta iniciativa señalan que en realidad se pretende subsidiar a planteles privados con recursos públicos, y que este esquema ya ha fracasado en algunos países de Europa y en varias entidades de Estados Unidos.