MIERCOLES Ť 29 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Podrían estar enterrados en la zona 184 desaparecidos
Encuentran restos de posibles contras en territorio hondureño
AP, DPA, REUTERS Y AFP
Tegucigalpa, 28 de agosto. Antropólogos forenses encontraron hoy restos humanos que podrían pertenecer a un ex contra nicaragüense en la antigua base aérea de El Aguacate, construida por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos para apoyar al grupo armado que combatió contra el gobierno sandinista de Nicaragua y en donde estarían los restos de varios militantes izquierdistas más.
Los restos hallados pertenecen seguramente a Francisco Javier Guzmán, un ex miembro de la contrarrevolución nicaragüense ejecutado en abril de 1983, indicó el portavoz del Ministerio Público de Honduras, Melvin Duarte.
Añadió que en tres sitios diferentes que excavaron los antropólogos guatemaltecos y estadunidenses también hallaron osamentas de otras dos personas, y junto con éstas un bote que contenía un papel con un nombre, al parecer el de una de las víctimas.
Las excavaciones durarán 20 días para posteriormente trabajar en las investigaciones de laboratorio en la morgue. Aunque se presume que en el lugar hay hasta 184 desaparecidos, la fiscalía de Honduras tiene alrededor de 80 fichas de personas que supuestamente fueron sepultadas en esa zona del departamento de Olancho, cuyos datos serán cotejados con los restos para tratar de identificar a quiénes pertenecieron.
Los fichas incluyen al sacerdote estadunidense James Francis Carney, más conocido como el padre Guadalupe, quien era un capellán de una columna guerrillera de 96 combatientes encabezada por el rebelde José María Yeres Mata que se filtró en julio de 1983 desde Nicaragua a las orientales montañas hondureñas de Patuca.
El ejercitó reportó la época que sus fuerzas liquidaron a la columna en combates, aunque organizaciones de defensa de los derechos humanos sostienen que la mayor parte de ellos se entregaron y fueron torturados y muertos posteriormente.
La base de El Aguacate fue construida por la CIA en enero de 1983 para abastecer a los contrarrevolucionarios que, con apoyo de Estados Unidos intentaron, desde posiciones fronterizas dentro de Honduras, derrocar al gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua en el periodo de 1979 a 1990.