MIERCOLES Ť 29 Ť AGOSTO Ť 2001

Alejandro Nadal

Comida china

ƑPuede la agricultura china alimentar a la población de ese país? Si China deja de tener la capacidad de cubrir sus necesidades de granos básicos, productos hortícolas y frutícolas, y de productos cárnicos (en especial de aves y cerdos), las consecuencias económicas se dejarán sentir mucho más allá de sus fronteras. Para México los efectos pueden ser muy nocivos, sobre todo si se consideran las tendencias recientes en las importaciones de granos básicos, especialmente maíz.

En la actualidad la agricultura de la República Popular China es capaz de proporcionar alimentos a sus mil 260 millones de habitantes, así como insumos básicos para la industria. Este desempeño favorable del sector agropecuario ha contribuido a mantener la inflación bajo control y a generar 15 mil millones de dólares anuales por exportaciones.

Ese es un logro importante, sobre todo si se considera que la superficie cultivable representa apenas 10 por ciento del territorio chino. La inversión en proyectos de infraestructura hidroagrícola es uno de los factores que explican este resultado (es el país con la mayor superficie irrigada en el mundo). Las inversiones en investigación y desarrollo tecnológico sobre mecanización, semillas mejoradas e híbridos, manejo de suelos y recursos acuíferos, han sido otro factor fundamental. Pero en un futuro cercano todo esto puede cambiar.

En China subsiste un sistema de cuotas entregadas obligatoriamente a entidades del sector público a precios inferiores a los de mercado. Este sistema constituye un impuesto sobre los productores agrícolas, pero ha jugado un papel importante en el proceso de reformas. El gobierno ha mantenido el control sobre el sector agropecuario, operando una transición ordenada a un sistema de precios de mercado. Desde 1990, los precios internos de los principales productos agrícolas se han ido acercando a los precios internacionales como resultado de la reforma estructural y la apertura comercial.

En los últimos ocho años, mantuvo un superávit promedio en el saldo de su balanza comercial de aproximadamente 23 mil millones de dólares (mmdd), y sus reservas internacionales netas rebasan hoy en día 150 mmdd. Aunque la participación del sector agropecuario en el comercio exterior chino ha disminuido, las exportaciones de productos agrícolas y pecuarios han contribuido positivamente al saldo positivo de la balanza comercial. Entre 1983 y 1997, las exportaciones agropecuarias aumentaron 8 por ciento cada año; el superávit comercial de la balanza agropecuaria se mantuvo en 5 mmdd anuales durante la última década. Durante los últimos años, las exportaciones de productos agropecuarios rebasaron 15 mmdd en promedio. Pero las importaciones pasaron de 4 mmdd en 1985 a 11 mmdd el año pasado.

Según los arquitectos de la reforma económica, la apertura comercial deberá promover las exportaciones de productos en los que China cuenta con una ventaja comparativa. Se espera que las exportaciones de productos de la horticultura y fruticultura aumenten de manera significativa, mientras se incrementan las importaciones de granos básicos y otros cultivos intensivos en tierra y capital.

Debido al volumen de la demanda de productos agrícolas, los cambios en la estructura del comercio exterior chino tendrán efectos importantes sobre los precios internacionales. Estos efectos tendrán repercusiones serias sobre muchas economías. El ejemplo del maíz es uno de los más importantes. En la actualidad, China produce 150 millones de toneladas, pero ya no es autosuficiente en ese grano y sus importaciones crecerán constantemente.

Los principales modelos econométricos revelan que como resultado de su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC), importaría cerca de 47 millones de toneladas en el año 2010. Esa cantidad representa 9 por ciento de la producción mundial de maíz, así que el efecto sobre el precio internacional será significativo. Se calcula que dicho precio aumentará entre 70 y 100 por ciento. El incremento en el precio internacional del maíz puede ser aún mayor, porque una parte creciente del grano estadunidense se destinará a la producción de etanol para satisfacer requerimientos energéticos, presionando al alza los precios.

Para México el alza de precio internacional del maíz tendrá consecuencias negativas. En la actualidad se importan 5.5 millones de toneladas métricas, pero las importaciones podrían pasar a 9 millones de toneladas en 2008. De mantenerse los precios actuales, el costo ese año rebasaría 900 millones de dólares. Pero si los precios internacionales son 70-100 por ciento superiores, el costo será de mil 615-mil 800 millones de dólares, una fuerte contribución al déficit comercial mexicano. Esto muestra la necesidad urgente de revertir la actual política de abandono del sector agropecuario y reconsiderar la inclusión del maíz en el TLCAN.