Lunes en la Ciencia, 27 de agosto del 2001
Del esquema de los cuatro humores a las cuatro bases nucleótidas La evolución entre Empédocles y el genoma Ricardo Noguera Solano y Rosaura Ruiz Gutiérrez En el siglo III aC el filósofo Empédocles explicaba que había cuatro elementos fundamentales en el universo: tierra, agua, aire y fuego, y si se mezclaban en diferentes proporciones creaban distintas sustancias (huesos, rocas, etc.) También pensaba que en los organismos había cuatro fluidos básicos llamados humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Cuando los humores estaban en proporciones debidas, la persona gozaba de una buena salud, pero cuando los humores se desequilibraban la persona estaba enferma. Hipócrates, a quien se le atribuyen cerca de 60 tratados en su mayoría sobre materias médicas, conservó esta visión naturalista; en el texto hipocrático La naturaleza del hombre, atribuido a Polibo, yerno de Hipócrates, se encuentra la asociación entre los cuatro humores y las cualidades primarias. La obra hipocrática que enfatizaba la experimentación y los factores causales llegó a ser la base de la medicina occidental por más o menos 2 mil años gracias al médico de Asia menor Claudio Galeno, quien vivió en el siglo II dC.
Galeno, influenciado por las ideas de Platón y de Aristóteles, concebía al cuerpo humano dirigido por tres órganos: el hígado, el corazón y el cerebro, y consideraba que el organismo funcionaba como una máquina perfecta; a pesar de que basaba su investigación en disecciones humanas y vivisecciones de animales siguió conservando la teoría de los cuatro
El esquema humoral del mundo antiguo integrado al marco teórico de Galeno persistió hasta finales del siglo XIX; después de la segunda mitad de ese siglo, en forma paralela, surgió una nueva tradición de El triunfo de esta metodología de investigación, que sepultó al esquema de los cuatro humores, dio origen a la pretensión de crear un nuevo esquema médico, basado extrañamente en cuatro elementos, pero esta vez son cuatro bases nucleotídicas (Adenina, Citocina, Guanina y Timina) constituyentes del material de la herencia (ADN). La lenta construcción de esta nueva visión se puede ver en los distintos proyectos de investigación que se conocen en conjunto como el Proyecto Genoma Humano, cuyo objetivo es conocer la posición de más de 30 mil genes humanos dentro de los cromosomas (mapeo) y determinar la secuencia de bases de cada uno de ellos, con el fin de que esa información sea fundamental para la investigación médica. Conocimiento del genoma La información de los mapas podrá utilizarse para predecir el riesgo de heredar una enfermedad genética. También podrán identificarse genes y proteínas ligadas a esas enfermedades, posibilitando, por un lado, la creación de terapias efectivas, y por otro, la adecuación de medidas preventivas basadas en dietas o administración de sustancias que retarden o bloqueen los efectos de genes con daños genéticos. La detección de genes deletéreos o anormalidades cromosómicas en embriones de corta edad, abre la oportunidad de que los padres tomen la decisión de interrumpir el embarazo. Además de alteraciones cromosómicas como la trisomía 21 o el síndrome de Turner, se pueden detectar genes como el de Huntington, el gen que provoca la galactosemia, el gen causante de la acondroplasia y muchos más. En general esta información puede ser útil para conocer alrededor de 4 mil enfermedades que tienen un componente genético. En forma paralela a la importancia médica, ha surgido el planteamiento de posibles problemas sociales relacionados con el uso de la información genética, dado que puede ser utilizada para aumentar y justificar la discriminación racial. A pesar de que en las secuencias genéticas está la clave y está determinado que un ser humano pertenezca a la especie humana y no a otra; un ser humano es resultado de una fina interación entre un genoma determinado y un ambiente determinado. Así como habrá diferencias si cambia el genoma, habrá diferencias si cambia el ambiente, pero lo más importante es entender que a un ser humano no lo define solamente su estructura física; reedificada en parte por la información contenida en la secuencia de cuatro bases nucleotídicas, lo define, ante todo, su manera de pensar, su manera de actuar, su forma de ser humano. Si no se toma en cuenta esto, existe el riesgo de que surjan malentendidos y problemas sociales de graves consecuencias. ƑNuevo esquema?
Numerosas opiniones han señalado los beneficios y los posibles problemas en torno a las investigaciones del genoma humano. Aquí sólo queremos señalar que no es del conocimiento del que tenemos que cuidarnos. No atenta contra nuestra libertad ni contra nuestra dignidad, el hecho de conocer la naturaleza, organización, estructura y fisiología del material de nuestra herencia biológica; de lo que sí debemos tener cuidado, es de no caer en la tentación de crear o dejar crear y dogmatizar un nuevo esquema emanado de la autoridad del conocimiento científico. Las investigaciones sobre el genoma humano no deben conducir a la formación de un esquema, que sea una mezcla de ideas científicas, ideologías y fantasías, ya que puede conducir no sólo a dar una
Colaboraron: Arturo Argueta, Julieta Chacón, Cristina Hernández, Eduardo Corona, Graciela Zamudio, José Luis Meléndez y Carlos Pérez.
Los autores son integrantes del Seminario de Historia, Filosofía y Enseñanza de las Teorías Evolutivas, de la Facultad de Ciencias de la UNAM
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