Ť Circula en México Introducción a la ciencia del lenguaje, estudios de diversas escuelas
Milner se adentra a zonas oscuras de la lingüística
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Aunque resulta una obviedad decir que la lingüística es la ciencia del lenguaje, existe en su ejercicio y teoría una zona oscura y confusa derivada principalmente de una multiplicidad de escuelas, con sus particulares métodos, enfoques e intereses académicos. Conciente de ello y en un intento por analizar y estructurar lo que tienen en común más allá de sus diferencias o inconsistencias, el lingüista francés Jean-Claude Milner escribió en 1989 el libro Introducción a una ciencia del lenguaje, que la editorial argentina Manantial acaba de publicar en español, en una edición que ya circula en México.
La lingüística -escribe Milner en el prefacio de su libro- "desea ser una ciencia. Fuera de este deseo, no posee ningún estatuto y no le queda sino confundirse con las prácticas, al fin y al cabo muy antiguas y muy valiosas, agrupadas bajo el nombre de gramática. Salta a la vista que el nombre de ciencia no reviste ninguna evidencia por sí mismo; se sabe que es tarea de la epistemología determinar su contenido, se sabe también que son diversas las doctrinas epistemológicas. De manera que la lingüística se encuentra afectada por todos los equívocos y vacilaciones que caracterizan la marcha de la lingüística tuvieron por causa parcial esos equívocos y esas vacilaciones".
Sin embargo -agrega el también autor de libros como Los nombres indistintos- "es posible y necesario ir más allá de la historia. Es posible y necesario interrogarse sobre la manera como la cuestión de la ciencia es pertinente para la lingüística. Más aún cuando, por razones que no será esencial explicar, la lingüística, como disciplina, revela una fuerte preocupación epistemológica. Más que ninguna otra generó proposiciones acerca de su método, acerca de la naturaleza de sus razonamientos, de sus datos, etcétera. Hasta el punto de que los clásicos de la lingüística son o deberían ser también los clásicos de la epistemología. Hasta el punto de que en la década de 1960 se llegó a pensar que la lingüística bastaba por sí sola para fundar un nuevo tipo de racionalidad y una figura específica de la cientificidad, independiente de la que trazan las ciencias de la naturaleza".
De acuerdo con Introducción a una ciencia del lenguaje, "se puede y se debe suponer" que más allá de las diferencias que separan a las distintas escuelas de lingüística, "existe un programa general: construir una ciencia del lenguaje. Falta exponer ese programa en detalle y presentar las proposiciones que lo hacen legítimo".
En ese sentido, "la primera tarea es retomar la pregunta desde su fundamento: si se entiende la ciencia en el sentido estricto que le da Galileo, ¿la lingüística puede referirse a ella, y distinguirse así de las prácticas muy antiguas que se reagrupan bajo el nombre de gramática? ¿Qué tipo de objeto se designa cuando se habla de lenguaje?"
Al final del prefacio, Jean-Claude Milner hace un señalamiento inquietante: "se barrunta ya lo que promete el futuro en lo concerniente a las doctrinas del lenguaje y de la lengua: por un lado, la apelación a las tecnicidades obtusas; por el otro, el resurgimiento de las chácharas novelescas. En cualquier caso, el hilo de la ciencia está muy próximo a romperse".